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Donald Trump aprieta aún más en la aplicación con puño de hierro de sus políticas. Prometió que iba a adelgazar el peso de la Administración y este miércoles ordenó el inicio de la dieta. Dos millones de funcionarios estadounidenses recibieron un correo electrónico con una ... propuesta para renunciar a su puesto. Tienen hasta el 6 de febrero para rellenar la casilla. Si lo hacen, recibirán el sueldo que les correspondería hasta septiembre a modo de indemnización. Los asesores del presidente confían en que entre el 5% y el 10% de los afectados se decanten por esta opción. Eso supondría, calculan, un ahorro de cerca de 100.000 millones de euros. El magnate aplica la misma medida que ejecutó su hombre de confianza, Elon Musk, cuando adquirió la red social Twitter, ahora denominada X. Quiere dirigir Estados Unidos como si fuera una empresa.
La Oficina de Administración de Personal no ha perdido el tiempo. Tiene prisa. Distribuyó su propuesta a través del correo electrónico y facilitó el trámite: basta con escribir la palabra 'renuncia' y enviar la respuesta apretando un botón del teclado. En su comunicación, este organismo anuncia que la mayoría de las agencias federales va a reducir el tamaño de sus plantillas. Es una amenaza velada: deja entrever que es mejor desde el punto de vista económico aceptar ahora esta oferta que verse luego envuelto en una ola de despidos de personal que no conlleve apenas compensaciones. «No podemos garantizar su puesto en el futuro», advierte la entidad.
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En el mensaje, como recoge el diario 'The New York Times', la Oficina de Personal defiende su derecho a garantizar que los empleados que permanezcan tras esta fase sean «leales y dignos de confianza». Trump arremete así contra la burocracia que tanto ha criticado durante la campaña electoral. Busca eliminar a los opositores dentro de su propia Administración y hacerla más rentable. Este recorte supondría, como advierten los demócratas y los sindicatos, dejar desprotegidos a los ciudadanos. Además, hay que esperar a la respuesta de la Justicia, que puede paralizar la medida como ha hecho, de momento, con los recortes de las subvenciones y los préstamos federales.
Pueden verse afectadas tareas como la declaración de impuestos, la renovación de permisos, el funcionamiento de parques naturales y museos y la tramitación tanto de los servicios del seguro médico público como de las ayudas sociales. «Hay más estadounidenses que nunca que dependen del Gobierno», recordó en la publicación neoyorquina Everett Kelley, portavoz de la Federación de Trabajadores Gubernamentales de EE UU.
En principio, quedan exentos de este plan el personal militar, los empleados de los servicios postales y los funcionarios de Inmigración y de Seguridad Nacional. Son departamentos que la Administración Trump considera intocables. En cambio, sí pueden 'jubilarse' anticipadamente algunos miembros del FBI y la DEA, dedicada al control de drogas. En opinión de Kelley, esta «purga» generará un «caos» entre la ciudadanía. El senador demócrata de Virginia Tim Kaine dice que el magnate «no tiene autoridad» para adoptar esta medida. Y pide a los trabajadores que no se dejen «engañar por ese tipo». «Si aceptas la oferta y renuncias -avisa-, te va a dejar sin dinero».
Según la ley, ningún empleado puede cobrar sin trabajar durante más de diez días al año. Trump propone ahora que ese plazo se prolongue ocho meses. Además, la normativa de Seguridad Nacional contempla que todas las agencias bajo su órbita puedan reducir su personal con indemnizaciones de hasta 24.000 euros a cambio de la renuncia al puesto. Ahora el líder republicano ofrece mucho más para buena parte de esos trabajadores: el sueldo de ocho meses.
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La mano de Elon Musk mece estos recortes. El multimillonario dirige el Departamento de Eficiencia Gubernamental y ha colocado a una estrecha colaboradora, Amanda Scales, al frente de esta revolución administrativa. A finales de 2022, el magnate sudafricano envió un correo electrónico a miles de trabajadores de Twitter para comunicarles su despido a cambio de una indemnización de tres meses de sueldo. Trump pisa esa huella, aunque este miércoles tuvo que volver sobre sus pasos para retirar la orden que suspendía de golpe subvenciones y préstamos por cientos de miles de millones. Una jueza federal de Washington paralizó el martes el plan apenas unas horas después de que el magnate firmara el decreto. Un día después fue el propio presidente quien renunció a la idea.
Los venezolanos se quedaron este miércoles sin el amparo migratorio que hasta ahora tenían en territorio estadounidense. El presidente, Donald Trump, revocó la medida aprobada por Joe Biden poco antes de dejar la Casa Blanca que permitía a más de 600.000 personas procedentes del país caribeño vivir y trabajar en EE UU.
La encargada de anunciar el fin de esta iniciativa fue la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, durante una entrevista para Fox News: «Los habitantes de este país quieren esta basura fuera. Quieren que sus comunidades estén seguras». El estatus de protección temporal, como se denomina a la fórmula ahora suspendida, buscaba amparar sobre todo al exilio venezolano.
De hecho, Biden dio luz verde a la prolongación de este estatus el mismo día (10 de enero) en que Nicolás Maduro tomaba de nuevo posesión como presidente ante «la grave emergencia» en Venezuela. La idea era que la medida estuviera en vigor durante 18 meses, hasta octubre de 2026.
De forma paralela, Trump afirmó este miércoles que entre sus objetivos para combatir la inmigración ilegal se encuentra que la prisión militar de Guantánamo, normalmente reservada para presos acusados de terrorismo, esté lista para albergar a hasta 30.000 migrantes en situación irregular.
«Firmaré hoy un decreto ordenando a los Departamentos de Defensa y Seguridad Interior que comiencen a preparar las instalaciones para 30.000 migrantes en la bahía de Guantánamo», sentenció.
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