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A sus 85 años, el emperador de Japón, Akihito, se ha despedido este martes de sus súbditos. Después de tres décadas como Jefe de Estado, y aquejado de problemas de salud, finalmente ha logrado hacer realidad el deseo de abdicar que dio a conocer ... en 2016. Es la primera vez en más de dos siglos que un monarca del país del Sol Naciente toma esa decisión, pero Akihito ya está acostumbrado a romper con las tradiciones: fue el primer emperador que se casó con una plebeya, el primero que se dirigió a la ciudadanía por televisión, y también el primero que se disculpó por el papel que Japón jugó en la Segunda Guerra Mundial.
Después de comunicar a sus antepasados la decisión de abandonar el Trono del Crisantemo en una ceremonia celebrada por la mañana en el Palacio Imperial de Tokio, Akihito ha cambiado la vestimenta tradicional que requería ese ritual por un esmoquin para pronunciar su último discurso como emperador. Acompañado por la emperatriz Michiko, vestida también con un conjunto de corte occidental, ha agradecido el «cariño y el apoyo de corazón» que los japoneses le han brindado durante su reinado, y ha recalcado las ideas que han marcado la era Heisei, que concluye hoy con su adiós.
«Mañana comienza la nueva era imperial Reiwa y, sinceramente, esperamos que sea pacífica y próspera. También rezamos para que Japón y el mundo disfruten de esa paz y prosperidad», ha dicho Akihito en la breve alocución con la que ha respondido al primer ministro Shinzo Abe. «El pueblo ha avanzado con su Majestad en los 30 años de la era Heisei, que ha triunfado en su objetivo de mantener la paz en casa y fuera de ella. Me reafirmo en mi gratitud hacia su Majestad y en mi promesa de que el país tomará nota de su ejemplo para avanzar en la creación de un futuro próspero», le ha dicho el político.
Tras la breve ceremonia, celebrada con la meticulosidad típica del país nipón en la sala que el Palacio reserva para las grandes ocasiones, se han retirado la réplica de los 'tesoros sagrados' de Japón y los sellos imperiales. Esta medianoche -17 horas en España- le serán entregados a su hijo, el príncipe heredero Naruhito, que será coronado emperador en otra ceremonia que los japoneses seguirán con gran interés. A pesar de la lluvia, muchos se han concentrado en los aledaños del Palacio para seguir de cerca lo que consideran un momento histórico.
Del nuevo monarca se espera que siga por el camino hacia la modernización de la corona abierta por Akihito. Naruhito ya ha confirmado que así lo hará, y su currículo no parece que despierte dudas al respecto, porque será el primer monarca nipón que se ha formado en el extranjero. «Tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos. Mi objetivo es compartir las alegrías y las penas del pueblo», dijo Naruhito durante la conferencia de prensa que dio en febrero con motivo de su cumpleaños.
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