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Wilkins, uno de los talentos más destacados de los últimos años, llega este jueves al Festival de Jazz de Vitoria. El Correo
Immanuel Wilkins: «Subestimamos el poder de la música para sanar»

Festival de Jazz de Vitoria 2023

Immanuel Wilkins: «Subestimamos el poder de la música para sanar»

El saxofonista estadounidense es una de las voces más aclamadas del género. Actúa hoy tras Brad Meldhau

Miércoles, 5 de julio 2023

Tiene 25 años, es ya una estrella del saxofón y cada vez que se le nombra en el círculo jazzístico alguien subraya convencido que es uno de los mayores talentos que ha surgido en los últimos años. Como ejemplo de su relevancia basta echar un vistazo al programa del Festival de Jazz de Vitoria. Se da la circunstancia de que comparte este jueves jornada con Brad Meldhau en el polideportivo Mendizorroza (20.30 horas, 40 euros) y es él, Immanuel Wilkins, quien oficia la segunda actuación, la que se identifica generalmente como el plato fuerte de la sesión.

Salvando las distancias. Sin necesidad de establecer comparaciones. Brad Meldhau es el artífice de una trilogía imprescindible del piano que pasará a la historia mientras el joven de Pensilvania, afincado en Brooklyn, ha firmado dos de los álbumes más destacados de los últimos años como son 'Omega' y '7th Hand'.

Con un discurso rebosante de espiritualidad, Wilkins logra con un simple movimiento de muñeca giros imprevisibles que pasan del divertimento al sentimiento de nostalgia, respiran góspel, soul y viaja por paisajes indudablemente jazzísticos. Su religiosidad recuerda a Coltrane, quien hablaba de su música como «una ofrenda a Dios». Algo parecido dice Wilkins, miembro de la Iglesia de Dios en Cristo, que afirma que su «forma de tocar está al servicio» de la deidad.

Al echar un vistazo a su árbol genealógico nos topamos con el origen de su pasión. Su padre tocaba el trombón y la flauta de manera amateur mientras que su madre era bailarina. «Y mi bisabuelo paterno tocaba el piano en los clubes del sur», cuenta el artista que ha colaborado en sesiones de grabación para Bob Dylan (aunque no coincidió en la sala con el Nobel) o su admirado Wynton Marsalis.

– Llama mucho la atención la portada de su álbum 'The 7th Hand'.

– La portada era una especie de remezcla de un viejo bautismo sureño. Siempre me han obsesionado las fotos de bautizos antiguos del sur, en lagos de Georgia o Alabama, etc. Y el fotógrafo que la hizo es Satchel Lee.

– Su música se identifica a menudo con lo espiritual. ¿Cuál es la relación con las creencias religiosas?

– Crecí tocando en la iglesia, siempre he sentido que mi forma de tocar está al servicio de Dios y que los momentos más especiales en el atril de la banda eran cuando trabajaba como un mensajero de Dios.

– ¿Cuáles son sus primeros recuerdos como jazzista?

– No me acuerdo. Empecé a tocar en conciertos cuando tenía unos 8 o 9 años, puede que fuera en el Philadelphia Clef Club of Jazz, también podría haber sido en una de las muchas residencias de ancianos de Filadelfia, hacíamos muchos conciertos por la ciudad para gente mayor.

El disco, '7th Hand'

Presenta el 6 de julio en Mendizorroza (20.30 horas, 40 euros) su aclamado segundo trabajo '7th Hand' (2022) junto al pianista Micah Thomas, el contrabajista Matt Brewer y el batería Kweku Sumbry. También en el repertorio caben temas de 'Omega' (2020), álbum de jazz más destacado aquel año según 'The New York Times'.

– Ya en marzo giró por España en una primera tanda de actuaciones. ¿Nota muchas diferencias entre el público europeo y el estadounidense?

– Los locales de Europa son muy bonitos y la gente es realmente fan incondicional de la música (algunos llevan años y años viendo tocar en directo a muchos de mis héroes), pero no hay suficiente gente de color, jóvenes y mujeres en los conciertos de Europa. Sólo en las principales ciudades como París, Londres, Amsterdam, etc. E incluso podría ser más diversa ahí. En Estados Unidos hay mucha más diversidad de público y a la gente le encanta la música, pero me parece que en general hay menos hospitalidad hacia los músicos, a veces los locales no son tan buenos, son más pequeños...

– ¿Qué es lo más emotivo que le ha dicho algo sobre su música?

– Muchas cosas... A menudo subestimamos el poder que tiene la música para curar, e intento tenerlo en cuenta y no darlo nunca por sentado. Se trata de elementos alquímicos importantes que realmente ayudan a la gente.

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– Con su debut 'Omega', también editado con el sello Blue Note, repitió como álbum más destacado en numerosas publicaciones. ¿Qué significó para su carrera? ¿Le ha abierto muchas puertas?

– Siempre estoy muy agradecido por los elogios. Creo que ayudó mucho porque fue mi primer álbum, publicado en medio de la pandemia, cuando no había oportunidades de hacer giras y promocionar el disco en vivo. Realmente fue un buen comienzo para mí y estoy muy agradecido de que la gente lo escuchara y escribiera tanto sobre él.

– ¿Hay algún disco importante en sus comienzos como músico?

– El álbum de Miles Davis 'Bags Groove' era algo que escuchaba a todas horas cuando empezaba a tocar.

– En la actualidad, ¿qué artistas suenan en su reproductor?

– Ahora estoy escuchando mucho a Charlie Parker, mucho a Brian Blade, Ornette Coleman y Amhad Jamal.

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