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carlos benito, silvia cantera, oscar cubillo y josu olarte
Lunes, 11 de julio 2022, 00:42
Carlos Benito
En realidad es un poco injusto hacer balance de un festival que uno ha estado cubriendo para un diario, porque las obligaciones laborales obligan a ver cosas que a uno no le interesan, a perderse otras que le entusiasman (a lo mejor en ... ese momento hay que escribir contra reloj una crónica) y a vivir el conjunto de manera un poco fragmentaria. Con esa disculpa por delante, tengo claro que mi concierto del Bilbao BBK Live ha sido el de Pet Shop Boys: el repertorio mayúsculo, con tantas canciones tan importantes para tantas personas, se alió con una escenografía portentosa que dio lugar a momentos casi mágicos. En cuanto a mi mayor decepción, va ligada a las altas expectativas: esperaba mucho de Phoebe Bridgers y me pareció que sus canciones, delicadas pero cargadas de fuerza, se desactivaban en el barullo festivalero.
Por lo demás, me gustaría reivindicar lo pequeño, ese festival alternativo que uno puede organizarse ignorando los dos escenarios principales. Se me han grabado en la memoria el nuevo folclore de los asturianos L-R, la energía marciana de Lynks y sus bailarinas, el viaje electrónico de la sacerdotisa Kelly Lee Owens, la efervescencia y adolescencia perpetuas de Axolotes Mexicanos o el descaro de Chill Mafia y su loca fiesta de bajera. Los navarros extrajeron diversión y también belleza de su esencial anarquía: lo que aún no tengo claro es si me hicieron sentir más joven o más viejo.
Silvia Cantera
En diez años seguiremos hablando del conciertazo de Stromae en el Bilbao BBK Live. El show del artista belga fue uno de los mejores de la historia del festival. Sonido impecable, audiovisuales alucinantes y un carisma al alcance de muy pocos. Perfecto en el baile, pendiente del público y delicado siempre que el momento lo requería. El final a capela con los coristas fue pura delicatessen.
No fue la única joya en Kobetamendi. Pet Shop Boys hicieron un nostálgico repaso por su gloriosa carrera. Emotivos casi sin pretenderlo y con una genial puesta en escena. Y lo mejor del jueves fue la rave vespertina de Zahara. Una explosión de energía pasando por todos los estados de ánimo. Fue el primer gran concierto de la edición más necesaria de todas. Imposible no destacar también el poderío de Nathy Peluso y la frescura de bandas jóvenes como Ginebras y Cariño.
Aunque habrá quien acabara entusiasmado, el concierto de J Balvin me pareció lo peor que he visto hasta el momento en el escenario principal del BBK Live. Un cabeza de cartel al que le costó conectar con el público y con una voz muy justa. Dio un concierto intermitente. Se quedó muy lejos de conseguir su principal objetivo: dar espectáculo. Un desembarco injusto para el reguetón, que tiene figuras más acertadas en directo como el mito Daddy Yankee o Bad Bunny, confirmado para aquel 2020 que no fue.
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Isabel Urrutia Cabrera
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Oscar Cubillo
El mejor concierto de los 36 que pude ver en tres jornadas del BBK Live de la vuelta a lo grande, el festival BBK más esperado como rezaba la promoción, tuvo lugar el viernes a media tarde en el escenario Nagusia, el principal, donde actuaron los granadinos Lori Meyers ajenos a la luz solar, con las pantallas contrastadas y brillando como si fuera de noche, y con el sonido colosal y claro atrapando a una campa llena de gente entregada a su repertorio.
Los de Loja irradiaron pop generacional con gancho y letras con mensajes pero sin tratar al escuchante como si sufriera alienación, cosa que sucede con Vetusta Morla, madrileños a quienes Lori Meyers remitieron en al menos tres de las 14 canciones que tocaron en 64 minutos sin desperdicio. Un pódium personal estaría formado por Lori Meyers, los ingleses Pet Shop Boys en segundo lugar por espectacularidad visual y sonido, y los madrileños Carolina Durante como representantes de la angustia juvenil.
Y aunque hubo conciertos peores (por ejemplo el de la huera, sintética y artificial M.I.A. el sábado noche), la mayor decepción la aportaron el viernes los Supergrass de Oxford, cuyo brit-pop sonó desinflado, con ellos cuatro incapaces de llenar el espacio del escenario San Miguel, el segundo más grande, desgranando su set-list con desgana y despertando al respetable sólo el final con su hit 'Alright'.
Josu Olarte
El afrobelga Stromae en su esperado retorno y la banda neoyorquina LCD Soundsystem celebrando su vigésimo aniversario destacaron con creces en el escenario central. Despejando angustias vitales, Stromae ofreció el concierto más espectacular del festival, dramatizando su eurodance exótico global con una alucinante escenografía que integró animación digital, fashionismo y cierta herencia de la varieté francófona. Anticipó cómo serán los directos estelares de un futuro que ya está aquí. Y en su único festival europeo, James Murphy y su imponente banda híbrida defendieron con solvencia su estatus de influyentes clásicos modernos desatando una febril energía bailable con guitarras, sintes análógicos y percusivos ritmos tribales. Mención especial para Bomba Stéreo, que agitaron con solidez instrumental y tropical psicodelia atávica, electrocumbia y reguetón.
La decepción: Planningtorock. Que ser músico o productor no significa ser artista es algo que no siempre se tiene presente. Ocurre además que la militancia en cuestiones de género suele ayudar a amparar carencias. Es el caso de la británica Jam Rahuoja, alias Planningtorock, que puede dar el pego grabada o remezclando a Lady Gaga pero verla en un desnudo escenario apretando la intro de un laptop para cantar con voz autotuneada temas enlatados de disco queer en plan Cher tuvo trazas de directo por zoom.
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