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El 9 de julio de 2009 arrancaba la cuarta edición del BBK Live. Eran cabezas de aquel cartel los Depeche Mode, que debutaban en un festival al que volverían en dos ocasiones. A sus pies, 18.000 personas entregadas a la banda británica y entre ... ellos, Jorge Cervantes y Marimar García, un matrimonio de la localidad navarra de Villaba. Desde entonces solo han faltado a dos ediciones, sin contar las robadas por la pandemia. Este año regresan con más ganas si cabe porque sus dos hijos, Martín e Irene, se subirán el viernes al escenario junto al resto de los componentes de Chill Mafia.
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«Cogimos entrada de un día porque los críos eran pequeños y los dejamos en casa de unos amigos», cuenta Marimar, que recuerda que también disfrutaron con Vetusta Morla, Editors y Ting Tings. Aquella única jornada fue suficiente porque el 'gusanillo' de Kobetamendi se quedó ya para siempre con la pareja. «Nos dijimos, 'estoy hay que repetirlo más veces'», apunta Jorge. Regresaron dos años después, «el año de Coldplay», y ya no se han perdido ninguna cita.
Cuando los peques crecieron, la entrada de día dio paso al bono y a esa misión casi imposible de encontrar alojamiento en Bilbao durante esas jornadas. «Lo reservamos con un año de antelación», confiesan. No guardan un mal recuerdo y se declaran fans absolutos del ambiente y del formato. «Siempre me ha gustado que sea pequeño. En los que se celebran en recintos mayores, desplazarte de un escenario a otro hace que te pierdas la mitad de las actuaciones», argumenta Jesús, que destaca «la dimensión humana y el buen ambiente del BBK Live». Su mujer lo certifica.
«Buscas tu zona en cada escenario y, como la repites, te vas encontrando con la misma gente todos los días y eso es muy agradable», elogia Marimar. Caras conocidas que en algunos casos aparecen todas las ediciones creando anécdotas. «Solemos ver siempre a Jon Kortajarena, así que la broma es '¿dónde vamos a ver a Jon este año?'... y sí, le encontramos jajajaja».
Entre las mejoras, ella destaca la gestión de los baños. Cualquiera que haya acudido a eventos festivos de esta magnitud sabe que la ubicación de los wc y su capacidad marca una diferencia muy importante. «Ahora ya no te pierdes la mitad de las actuaciones principales haciendo cola».
Martín e Irene escuchan una vez más las aventuras de sus 'aitas'. Han crecido escuchándolas, aunque para ellos los recuerdos de estos días van ligados a la libertad que les daba que los adultos les dejasen unos días solos. «Lo mejor del BBK Live era quedarnos con la casa libre y que ellos no estuviesen en Sanferfimes», admite pícaro el mayor de los hermanos. A sus 22 años, produce, pone autotune y efectos en Chill Mafia, una cuadrilla 'multitarea' que aúna cantantes, graffiteros, productores, DJs y diseñadores. El grupo se ha hecho viral con 'Ezorregatik x berpizkundea', un trabajo que mezcla rural-trap, en castellano y euskera, entre bases hip-hop, rap, trap, reggae o techno.
Irene es una de las voces de este colectivo, que se subirá al escenario 'Txiki' el viernes a partir de las 23.05 horas. Pese a lo que ha oído en casa, no tiene idealizada la cita bilbaína, y menos este año «que vamos a trabajar». «Solo vamos el viernes porque no podemos perder el tiempo, además son Sanfermines», explica con cierta desafección. Entre el público estarán sus fans número uno, Jesús y Marimar, que este año, además, disfrutan del privilegio de tener una entrada vip por ser padres de artistas. A sus 52 años, para los BBK Live futuros solo piden una cosa: «Tener 10 años menos».
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