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Rodolfo Ares (Orense, 25 de junio de 1954) falleció anoche a los 68 años tras agravarse una dolencia que padecía desde hace un tiempo. Destacado socialista, ejerció como timón del PSE-EE durante más de una década al frente de la Secretaría de Organización del ... partido y fue pieza fundamental para la llegada de Patxi López a Ajuria Enea. En esa etapa fue consejero de Interior. Cumplió dos de sus principales sueños: ver un lehendakari socialista y disfrutar de una Euskadi sin violencia tras la derrota de ETA. Y en ambos logros tuvo un papel destacado. Viajero empedernido, durante sus últimos años estaba centrado en la Fundación Ramón Rubial, a quien siempre consideró un referente.
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La trayectoria del PSE durante las últimas décadas no se puede entender sin la figura de este político nacido en Galicia pero que desde muy joven se trasladó a Bilbao, a Otxarkoaga. Socialista hasta la médula, Ares fue considerado durante muchos años el principal interlocutor de su partido con el resto de formaciones. Tejió relaciones con todo el arco parlamentario, desde el PNV al PP e incluso la izquierda abertzale. La lista de contactos era incontable. Dentro del partido formó un tridente con Patxi López y Jesús Eguiguren que diseñó una estrategia clara para llegar a Ajuria Enea. Para sus compañeros del PSE era tan temido como respetado.
Su papel también fue clave en la derrota de ETA y en la deslegitimación del terrorismo. Asistió a incontables funerales de compañeros asesinados por la banda terrorista y fue uno de los impulsores de la política de 'tolerancia cero' con el entorno de la organización. Llegó a participar en Suiza en las reuniones que mantuvo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con ETA. Su narración de cómo fue aquel viaje en coche a Ginebra desde Euskadi con Eguiguren y cómo se desarrollaron aquellas negociaciones formaba parte de su historia privada. También acudió al caserío Txillarre de Elgoibar, fue clave en las posteriores conversaciones que se realizaron con Batasuna en Loiola... Ansiaba la paz, mientras ETA intentaba matarlo. Fue uno de sus objetivos prioritarios y llegó a tener las llaves del portal de su casa.
Su vida fue de la mano del PSE. Sin haber cumplido 30 años ya ejercía como teniente de alcalde del Ayuntamiento de Bilbao. Fue uno de los que puso en marcha la sociedad Bilbao Ría 2000 y fue fundamental para la regeneración de la capital vizcaína. A mediados de los noventa dio el salto al Parlamento vasco, y ahí se empezó a convertir en uno de los hombres fuertes del PSE. Formó parte de las ejecutivas de Ramón Jáuregui, Nicolás Redondo Terreros y Patxi López. Pero fue con el último con el que formó un dúo que marcó la historia reciente del socialismo vasco. Ambos lanzaron una apuesta arriesgada. Tratar de ser alternativa al PNV, no su socio 'menor'.
López era el candidato y Ares el que se encargaba de manejar la sala de máquinas, de establecer relaciones, de desbrozar el camino... Era un secretario de Organización en todos los sentidos. Llevaba la estrategia y designaba candidatos al mismo tiempo que en los mítines encolerizaba si veía mal colocada una silla. Los mismos compañeros a los que a veces sacaba de sus casillas con su obsesión por controlarlo todo no tardaban en reconocer que su figura era imprescindible dentro de la estructura del PSE.
La oportunidad llegó en 2009. Ahí se cumplió uno de primeros sueños: situar a un socialista en Ajuria Enea. Un paso que se dio tras sortear numerosas presiones tanto internas como externas. Ares fue el encargado de diseñar el Gobierno y se convirtió en su hombre fuerte desde la cartera de Interior. Un departamento al que llegó por 'orden' de Alfredo Pérez Rubalcaba, su otro 'hermano' político. Ahí vivió el ocaso de ETA, pero también otro de los momentos más amargos de su trayectoria: la muerte de Iñigo Cabacas tras una carga de la Ertzaintza.
La vuelta al poder del PNV y la llegada de Idoia Mendia a la Secretaría General del PSE no le apartaron de la primera línea política. Todo lo contrario. Intentó llevar a la práctica otro sueño. Llevar a López a La Moncloa. La idea de que un socialista vasco lograse ser presidente del Gobierno se convirtió en su meta. Pero fue imposible alcanzarla. Tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias de 2017, optó por pasar a un segundo plano y centrarse en su familia.
Fiel seguidor del Bilbao Basket, era en Miribilla donde se desfogaba, donde soltaba presión y estrés. El baloncesto era su pasión y su refugio. Lo mismo que su Galicia natal. En la aldea familiar, en Pena do Souto, allí era donde buscaba la paz y la calma. Era de los pocos momentos en los que se alejaba del móvil, donde cogía la caña, se adentraba en el río y trataba de olvidarse un poco de todo. Apenas eran unos días, pero siempre volvía. Padre de dos hijos, enviudó en 2013. Se fue Rosa y aquello rompió otro sueño, el de jubilarse junto a su mujer en Lanzarote. En los últimos años estaba centrado en cuidar de su madre.
Las condolencias no se han hecho esperar. A toda la familia socialista, con Pedro Sánchez a la cabeza, se han unido Iñigo Urkullu, Carlos Iturgaiz, Arnaldo Otegi... «Hoy es uno de esos días en los que el dolor lo invade todo. Desolado por la muerte de mi amigo Rodolfo Ares. Pienso en su familia y pienso en la vida que nos regaló. Un resistente insustituible. Euskadi y España estarán siempre en deuda contigo», ha resumido Patxi López.
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