El PNV se impone a los puntos

Cuarenta años después, el PNV evitó el 'sorpasso' de EH Bildu. El combate con la izquierda abertzale acabó con un triunfo a los puntos para los jeltzales. La formación que preside Andoni Ortuzar ganó en votos -27.000 más que su rival- pero con una importante pérdida de escaños -cuatro menos que en 2020- y, lo que es peor para sus intereses, vio cómo Bildu ya les tutea en el Parlamento vasco con los mismos representantes (27). Sólo el apoyo prometido por los socialistas garantiza a Imanol Pradales retener Ajuria Enea. Así lo evidenció la celebración que el propio candidato escenificó en la sede bilbaína del PNV, al que incluso le cantaron el 'zorionak zuri' por aquello de que ayer era su cumpleaños (49).

No era para menos la alegría del cabeza de lista de los jeltzales y de la cúpula del partido. Porque el EBB llevaba meses barruntando un escenario mucho peor tras las elecciones. Las encuestas -tanto las elaboradas por el partido como las publicadas por los medios de comunicación- preveían el triunfo de EH Bildu. El temido 'sorpasso' se quedó en eso, en una posibilidad... pero una hipótesis muy cercana, casi tangible. Una preocupación que llevó al PNV a prescindir de Iñigo Urkullu como cartel electoral tras tres mandatos y a poner el futuro del partido en manos de un Imanol Pradales que hasta entonces ocupaba el puesto de diputado foral de Infraestructuras en Bizkaia, que no tenía experiencia parlamentaria ¡y que tampoco contaba con proyección fuera de su territorio. El político de Santurtzi logró ayer salvar los muebles del PNV y retener el Gobierno vasco tras una campaña en la que fue de menos a más y en la que, como si de una regata se tratase, dio velocidad a su trainera en el largo final, el de la última semana de mítines.

Ortuzar aseguró anoche que el EBB hará hoy un análisis más pormenorizado del resultado que ofrecieron las urnas. Los datos le permitirán ver la botella medio llena o medio vacía. En el platillo positivo de la balanza: que consiguen retener el poder, que no es poco, que suman 30.000 papeletas más que en los comicios de hace cuatro años -con un total de 370.554 votos-, gracias sobre todo a la mayor participación respecto de aquellas elecciones celebradas en plena pandemia, y que siguen teniendo un feudo muy consolidado en Bizkaia -con victorias holgadas en los grandes municipios como Bilbao, Getxo y Barakaldo-.

En el negativo queda la pérdida de un 4% en el porcentaje total de votos recibidos respecto al resultado de 2020, la bajada en cuatro escaños en el Legislativo, y que, como en las elecciones municipales y forales del año pasado, Bildu les haya ganado en Gipuzkoa -granero de votos para los independentistas-, pero también en Álava.

Porque en los cuatro años de legislatura el PNV ha sufrido un durísimo desgaste. En 2020, los jeltzales se impusieron en los tres territorios y en las tres capitales. Lo hicieron, además, con una notable ventaja sobre la izquierda abertzale. Sin embargo, el verde intenso que identifica a sus siglas se iba haciendo más suave en el mapa de Euskadi según se avanzaba hacia el Este en la geografía vasca. Porque Bildu sí consigue el sorpasso en Gipuzkoa y Álava. En el territorio guipuzcoano se invierten los papeles y mientras en las autonómicas anteriores los nacionalistas conseguían un escaño más que los independentistas -la relación era 10 a 9- anoche la ventaja fue para la izquierda abertzale -11 frente a 9-. En esta provincia, los peneuvistas se han dejado en una legislatura 3.000 papeletas menos.

En Álava, la radiografía es bastante similar. El PNV pierde 4.500 votos respecto a las anteriores autonómicas y ve cómo Bildu suma un escaño más (8 independentistas frente a 7 nacionalistas), cuando en la legislatura recién acabada los jeltzales aventajaban en tres parlamentarios por este territorio a Bildu (9 frente a 6). Además, en esta provincia la izquierda abertzale se hace con la victoria en municipios como Amurrio, donde el independentismo nunca se había anotado una victoria similar.

El retroceso de los peneuvistas también se ve en localidades significativas de Bizkaia como Gernika y Durango. En ambos casos, Bildu consolida el triunfo que ya obtuvo en las municipales de hace un año, aunque debido a diferentes pactos no gobierna en ninguno de los dos enclaves.

El resultado de los comicios de ayer abre ahora un tiempo de cambio, pese a que PNV y PSE vayan a gobernar. Por un lado, Pradales tiene que elaborar un Gobierno con rostros nuevos, frescos y que den cierta sensación de renovación. No le será complicado porque salen de escena algunos de los que han sido los puntales del Ejecutivo de Iñigo Urkullu. No estarán ni Josu Erkoreka, ni Arantza Tapia, ni Pedro Azpiazu, ni Bingen Zupiria ni Jokin Bildarratz, que han anunciado que dejan la política.

Y habrá que ver cómo efectan los registros conocidos anoche en el futuro del propio partido. Porque el EBB tiene pendiente también la renovación de sus estructuras y queda por saber cuál será la posición que adopte el propio presidente de los jeltzales, Andoni Ortuzar, que ha dejado entrever que también pasará a un segundo plano.