![Más alivio que fiesta en Sabin Etxea](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/04/22/fiesta-pnv-U200843778919QQH-U21021634959149GG-1200x840@El%20Correo.jpg)
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«Zorionak zuri, zorionak Imanol, zorionak lehendakari, zorionak beti». Los centenares de simpatizantes del PNV que se acercaron a Sabin Etxea, la sede del partido, felicitaron a Imanol Pradales -cumplía 49 años-, celebraron la ajustada victoria en votos y, sobre todo, se quitaron un peso ... de encima cuando se confirmó el empate a escaños con EH Bildu. En Sabin Etxea hubo más alivio que fiesta. Se ganó y, sobre todo, se evitó la derrota. Pradales, emocionado, con varias lágrimas a punto de salir, tuvo al final su regalo de cumpleaños: «¡Ari, ari, ari, Imanol lehendakari!».
Había sido una noche cardíaca. Antes del cierre de los colegios electorales se percibía cierto miedo escénico en Sabin Etxea, aunque se repetían los saludos, abrazos y ánimos. Las encuestas, esa bola de cristal que no garantiza nada, anunciaban una victoria de EH Bildu. Y eso hubiera supuesto el primer tropiezo del PNV en una cita electoral autonómica. Daba la sensación de que todo el mundo andaba allí como pisando cristales. Con tiento.
Entre el Palacio de Justicia y Jardines de Albia, apareció primero Andoni Ortuzar, presidente del Euzkadi buru batzar (EBB). Con traje pero sin corbata. Le acompañaban Itxaso Atutxa, presidenta del Bizkai buru batzar, y Aitor Esteban. Les detuvo un semáforo rojo. ¿Una señal? Luego les pararon en mitad de la carretera las impacientes cámaras de los medios de comunicación. «¡Cuidado!», alertó un miembro del séquito jeltzale. «La gente aún está votando», tranquilizó Ortuzar cuando faltaba un cuarto de hora para el cierre de las urnas. «Y parece que va mejor de participación. Nosotros hemos reclamado que se vote», se animó.
Justo cuando concluía el horario de votación, las ocho de la tarde, llegó a Sabin Etxea el candidato a lehendakari Imanol Pradales. Pantalón vaquero, plumífero azul, que hacía fresco, y camisa blanca. Desde la fachada del edificio le miraba un gigantesco cartel con su rostro y, al lado, su imagen vestido con la camiseta del Athletic. «Ahora a por otra final», rezaba el mensaje. «Estoy ilusionado», dijo. Los primeros sondeos retumbaron en todas la pantallas: anunciaban una victoria mínima en votos del PNV sobre EH Bildu y un empate en escaños. «Pues fiesta va a haber», se atrevía un simpatizante peneuvista, que parecía subido aún en la ola de la gabarra rojiblanca.
Desde el cierre de los colegios electorales hasta la difusión de los primeros datos los minutos son lentos. Y el pulso acelerado. Todo lo dicho hasta ese momento vale lo mismo que la danza de la lluvia. Al fin aparecen los primeros números. Es como mirar por el ojo de una cerradura para tratar de verlo todo. Aún era pronto, pero... con el 24% del escrutinio, EH Bildu obtenía 29 escaños, uno más que el PNV. Eran las nueve de la noche. A esa hora estaba prevista la llegada a Sabin Etxea del actual lehendakari, Iñigo Urkullu. Nadie le vio entrar. Al parecer, accedió a la sede por el garaje. ¿Otro síntoma?
Al personal del partido jeltzale le rechinaban los dientes. Tensión. Empate. Los comicios parecían ir a la tanda de penaltis. Con la banderas del Athletic aún en los balcones y la piel todavía erizada por la emoción del desfile triunfal de la gabarra, la campaña electoral ha pasado casi desapercibida. La nave jeltzale ha cambiado de capitán. Iñigo Urkullu deja el timón a Imanol Pradales, antiguo remero. Su misión es mantener a flote la nave nacionalista pese al augurio de las encuestas. Seguía el goteo de datos. Rítmica tortura. Doble ración de nervios porque se mantenía la igualdad.
¿Y si se hundía la gabarra jeltzale? Los datos finales hicieron de bomba de achique. Pradales, en su primera travesía electoral, pisaba tierra firme. La euforia, que se contuvo hasta el final en Sabin Etxea, iba saliendo a la superficie. «¡Ari, ari, ari, Imanol lehendakari». Al salir, ya en la calle, algún simpatizante ironizó recordando que la fiesta, como muchos decían, no estaba en el Ensanche (con Bildu), sino en Sabin Etxea.
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