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Pello Otxandiano (Otxandio, 1983) apela a la «prudencia» ante la posibilidad de que EH Bildu gane las elecciones del 21-A. Pero está convencido de que, pase lo que pase, se va a abrir un «inédito» escenario en Euskadi en el que «la configuración de ... la gobernabilidad puede ser muy diversa y novedosa». No descarta nada. «Es verdad que el PSE insiste en que no va a hacer lehendakari a nadie de EH Bildu. ¿Pero hasta cuándo se puede sostener eso?».
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David Guadilla
- ¿Con quién pactará para ser lehendakari, con el PNV o el PSE?
- Tenemos que superar la lógica partidista. Plantearíamos un diálogo sobre un modelo de país que responda a un mandato popular para progresar en más soberanía y en políticas públicas más avanzadas, y convocaríamos a ese diálogo al PNV, al PSE y a la izquierda confederal
- Pero la aritmética es la aritmética, y usted tendrá que elegir un socio.
- O no. La configuración de la gobernabilidad puede ser muy diversa y novedosa. Seguramente tendría que ser un Gobierno de coalición, pero puede ser uno en minoría. Pero también puede haber una relación de cooperación con la oposición. Ha habido antecedentes. Hubo un Ejecutivo del PNV, EA e Izquierda Unida a finales de los noventa que tuvo un acuerdo de legislatura con Euskal Herritarrok.
- Siguiendo ese ejemplo, Ibarretxe se apoyó en EH para superar la minoría parlamentaria, pero antes había pactado un Gobierno con Javier Madrazo. ¿Usted elegiría a Imanol Pradales o a Eneko Andueza?
- Bueno, ya veremos. Primero veamos cuáles son los resultados. Todos vamos a tener que hacer un ejercicio para interiorizar el nuevo rol que nos va a dar la sociedad vasca.
- ¿No se pueden cansar sus bases de tanta «paciencia estratégica»? ¿De tener buenos resultados pero no gobernar?
- Vamos a ver qué pasa en Gipuzkoa en estas elecciones y cómo ve la sociedad que el PNV hiciese un gobierno excluyente. No se pueden poner puertas al campo ni ir en contra del signo de los tiempos.
- Otegi hizo este jueves un llamamiento a la movilización, pero da la sensación de que es a ustedes a los que les viene mejor una campaña de perfil bajo. Hasta ironizó diciendo que parece que se están «convirtiendo al budismo».
- (Risas). Bueno, estamos poniendo el mismo empeño que en todas las campañas. Estamos interesados en que haya una gran movilización para que haya una pulsión de cambio. Ese relato de que no queremos campaña obedece a que hay algunos partidos que tienen problemas para movilizar a los suyos. Aquí siempre se ha apelado a un debate tranquilo y sosegado, y cuando lo planteamos nosotros parece que alguien hecha en falta la crispación que antes se denostaba. Algunos echan de menos un determinado clima del pasado y vernos en otro sitio.
- ¿Esa calculada ambigüedad es porque en realidad dan por perdida Ajuria Enea y asumen que habrá acuerdo entre jeltzales y socialistas?
- No lo daría por hecho porque el contexto va a ser inédito. Nada está escrito. Es verdad que el PSE insiste en que no va a hacer lehendakari a nadie de EH Bildu. ¿Pero hasta cuándo se puede sostener eso?
- Dadas las encuestas, ¿sería un fracaso no ganar al PNV?
- No. Estamos tranquilos, tenemos una mirada más amplia, más a largo plazo. Un avance sustancial en apoyo electoral es un paso cualitativo que cambia el escenario político y que nos sitúa en un tiempo nuevo. A partir de ahí, hay que ser prudente.
- Apuestan por reactivar la ponencia de autogobierno en tres meses y en un año tener un nuevo texto basado en la «letra y el espíritu» de las bases acordadas con el PNV en 2018. Pero los jeltzales ya optaron por dejar atrás ese documento.
- Yo diría que no porque ese proceso quedó en 'stand by'. El PNV no renuncia a esas bases, luego llegó a un acuerdo con el PSE, pero tampoco esta claro en qué quedó. A esto se le añade que en el Estado hay un presidente que plantea abrir el debate de la plurinacionalidad. Y si el Estado es plurinacional, será porque dentro hay varias naciones, ¿no?
- En aquel texto ustedes abogaban por diferenciar entre «ciudadanía y nacionalidad» ¿Lo mantienen?
- Todos tenemos una identidad nacional, y aquí también, pero está en construcción. Lo que tiene que garantizar un nuevo estatus es que todas las identidades estén en igualdad de condiciones. Y la que está supeditada y amenazada en un contexto de globalización y porque España no ha cuidado a sus naciones es la nación vasca.
- ¿Sostener esa apuesta no es dar un portazo a la transversalidad?
- El siguiente Parlamento puede tener 60 representantes que apuestan por plantear la necesidad de reconocer a este país como nación y sus derechos, incluyendo al PNV, EH Bildu y la izquierda confederal. ¡Qué mayor transversalidad hay! Ojo, y también es una oportunidad para España de modernizarse y plantear un Estado acorde al siglo XXI.
- Pero corre el riesgo de sufrir el mismo recorrido que el plan Ibarretxe.
- Bueno, hay un bloque que sustenta a este Gobierno y que aboga por una modernización del Estado español. Incluso diría que la Constitución española tiene resortes para ello. Claro, depende de cómo se interprete. Pero si se hace una lectura mucho más abierta y moderna de esa Constitución, hay vías para hacer un Estado más democrático y respetuoso con las naciones que hay dentro. Y, además, se facilitaría la gobernabilidad.
- ¿Ha renunciado EH Bildu a la independencia?
- Siempre hemos hablado de un camino progresivo, un proceso gradual. El acuerdo de bases pactado con el PNV ya hablaba de una relación de tipo confederal, que para un independentista sería un punto intermedio. Dentro de EH Bildu hay independentistas y gente que no lo es, pero todos coincidimos en el respeto al derecho a decidir.
- ¿Les perjudica que se recuerde el pasado de la izquierda abertzale y sus vínculos con ETA?
- No, creo que no se puede construir el futuro borrando el pasado y tenemos que hacer un ejercicio de memoria plural de una sociedad en construcción.
- Un futuro en construcción en el que ustedes se niegan a condenar a ETA.
- Yo estoy muy orgulloso de la trayectoria que Bildu ha mantenido en este ámbito en los últimos años. Ahí está la Declaración de Aiete. Me gustaría escuchar al resto de partidos cosas similares sobre la guerra sucia o las torturas, porque algunas responsabilidades no se han asumido.
- La diferencia con otros partidos es que ellos sí condenan la violencia y que en Sortu hay unos cuantos dirigentes que militaron en ETA de forma activa.
- Bueno, hay militantes de ETA político militar que están en el PNV o en el PSE. La diferencia, seguramente, es que los de Bildu cumplieron largas condenas por su militancia. Pero mas allá del reproche, hay oportunidades para dar pasos adelante.
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