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Juan Mari Aburto y Garazi Perea, edil de EH Bildu que ofició de vocal, durante el recuento de votos. IGNACIO PÉREZ

Trece 'debutantes', la lágrima «fácil» de Aburto y las inesperadas de José Luis Bilbao... Así fue el pleno

Familiares y amigos arroparon este sábado al regidor y a los 28 ediles en el pleno de investidura del Ayuntamiento de Bilbao

Solange Vázquez

Sábado, 17 de junio 2023, 18:52

Esa expresión algo viejuna de 'fiesta de la democracia' que a los periodistas nos vale para casi todos los eventos relacionados con las elecciones ha tenido este sábado algo de literal, al menos en Bilbao, donde el pleno de constitución del Ayuntamiento –el broche a ... los comicios locales del pasado 28 de mayo– discurrió sin sobresaltos, en un ambiente distendido, emotivo y, a ratos, una vez finalizada la parte más institucional, hasta festivalero. Es decir, se vio a mucha gente de tiros largos dándose abrazos y palmadas en la espalda, sacándose fotos con el móvil y abanicándose sonriente (¡todo a la vez, qué exhibición de habilidad manual!).

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La ocasión merecía este prodigio de prestidigitación y mucho más: este es uno de los escasos actos municipales en los que el regidor y sus concejales entreabren la puerta y dejan que su ámbito familiar se mezcle (un poco) con el profesional. Y este binomio tan poco habitual dejó estampas exóticas, claro: emocionados abuelos y abuelas siguiendo el pleno con la lagrimilla colgando, peques jaleando a sus aitas y amatxus concejales, adolescentes despistados por el Salón Árabe con cara de 'qué diablos hago yo aquí si no hay ni un DJ'... Es decir, como una comida de domingo en casa de ama, pero a lo grande. Ambiente 'casero' al 100%.

La socialista Nora Abete, en el centro, con Goyo Zurro, y sus compañeras de partido Yolanda Díez y Eider Bilbao. IGNACIO PÉREZ

Bueno, al 99%, porque en los primeros compases del pleno de investidura la solemnidad del acto se impuso a todo lo demás. Los ediles siguieron la rígida coreografía del evento a la perfección. Y eso que había un montón de concejales que se estrenaban en el cargo, 13 de los 29 que componen la Corporación, y olía a novato en el salón de plenos... Quizá por eso se les indicó a todos que, cuando votasen, «por favor, pusiesen en la papeleta el nombre y también el apellido». ¿Realmente hacía falta recordar a unos señores y señoras concejalas que no pueden poner un nombre de pila en un papelito y salir pitando? Qué no habrá visto la persona que revisa las papeletas... El caso es que Juan Mari Aburto no pudo evitar sonreírse un poco al oír esta advertencia (¿sabrá por quién iba ese enigmático aviso?).Sea como sea, y gracias a este recordatorio (o no), lo hicieron todos bien.

La bancada del peligro

Seguramente toda la corporación venía de casa con el acto ensayado mentalmente... Todo menos el movimiento más arriesgado del pleno: levantarse y sentarse en la bancada, unos asientos antiguos y preciosos pero poco prácticos, que pusieron en algún apuro a los concejales. Imposible moverse entre ellos con elegancia. «Uff, menos mal que tengo la cadera bien y he podido meterme así de lado...», bromeaba al terminar el acto Xabier Jiménez, edil de Podemos, que hizo gala de una flexibilidad y una capacidad para salir de apuros que le va a venir genial en política. «Todo ha salido bien, hoy es un día muy feliz. Ser concejal supone una gran responsabilidad», subrayaba. A Unai, su sobrinito de dos meses –el asistente más joven al acto– no le parecían sus palabras ni bien ni mal. Dormía, para envidia de algunos jovenzuelos que bostezaban con poco disimulo. ¿Demasiada intensidad democrática para ellos?

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Juan Mari Atutxa, ex consejero de Interior del Gobierno vasco y ex presidente del Parlamento Vasco, saluda a Gotzone Sagardui, consejera de Sanidad. IGNACIO PÉREZ

Bueno, había excepciones. Isabel, la hija de la concejala del PP Esther Martínez, estaba encantada y atenta a todo: 18 años y nada de desgana juvenil. Decía que los 'outfits' de ambas eran «labor de equipo» y se mostraba orgullosa de su madre. «Y yo de ella», respondía Martínez.

Al edil socialista Álvaro Pérez también se le caía la baba con su retoño, Oier, de ocho meses. No es para menos, el bebé rompió a aplaudir al oír cómo nombraban a su padre en el pleno. Un fan pequeñito pero entregado. «Lo que son las cosas, hace cuatro años, cuando me estrené como concejal, vine aquí sin hijo y casi sin pareja», comentaba. ¿Y ese 'casi'? Como buen político, sale airoso del asunto. «Aintzane y yo nos estábamos conociendo. ¡Lo que cambian las cosas en cuatro años!», insistía. Y tanto. Cuando llegó al Ayuntamiento no tenía ni un traje, «solo pantalones cortos y pantalones anchos», y ayer iba hecho un pincel con un modelo azul marino. «Con el primer sueldo me compré uno... y ya tengo tres», desvela. Trajeado y con familia, ahora le toca conocer a los ediles 'nuevos', a quienes les lanza un consejo-advertencia: «Que vengan a aportar, no con espíritu de confrontación». Sonaba a premonición.

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La popular Esther Martínez y el edil de su partido Ángel Rodrigo se hacen un 'selfie' justo antes del inicio del pleno. Ignacio Pérez IGNACIO PÉREZ

Aunque ayer costaba creer que en los próximos cuatro años vaya a haber desencuentros. Parecían todos tan amigables... María del Río, edil de EH Bildu, estaba con las pilas a mil y deseando ponerse a trabajar. ¿Vacaciones? «Tenemos en julio lo de las tasas, elecciones... Poquito descanso va a haber este verano». Miren Itxaso Erroteta, concejala del PNV, también era todo entusiasmo, como en el primer día de cole. «Que los que nos quieren vengan aquí y nos vean hoy... Es un día muy, muy especial –afirmaba–. Tienes la ilusión de que estás ante el comienzo de algo».

Sí, la palabra del día era emoción. Joseba Solozabal, presentador de Telebilbao, decía que la constitución del Ayuntamiento –que en principio no parece un evento muy apasionante– es uno de sus actos favoritos, precisamente por esa «emoción que se ve en la gente». También en el alcalde: «No entiendo la vida sin emoción y soy de lágrima fácil», se justificaba el regidor, que logró no llorar en su discurso... y el más difícil todavía: que sí lo hiciese el mismísimo ex diputado general José Luis Bilbao, fan de AC/DC y político implacable, que acudió junto a Juan Mari Atutxa y acabó con los ojos llenos de lágrimas. «¿Extraño que se emocione José Luis? No, es entrañable», decía Aburto en voz baja. Quizá en otra ocasión no hubiese hecho esta confidencia. Pero es que este sábado no ha sido un día más.

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