Encontrar vivienda, sobre todo nueva, se ha convertido en un problema para la capital vizcaína. El Correo

Un Bilbao menguante ante el cambio total

Nuevo tiempo ·

Mientras la población se reduce y envejece cada año que pasa, la ciudad trata de avanzar hacia un futuro plagado de incertidumbres

Sábado, 13 de mayo 2023, 01:27

Como siempre, Bilbao encara un momento histórico fundamental. Puede que hasta un poco más fundamental que de costumbre porque el entorno está agitado; el mundo nunca se había movido tanto y tan rápido. Cambian las formas de consumir, de trabajar, de relacionarse. Cambian los equilibrios ... geoestratégicos y la percepción de la tecnología, que tan pronto es una oportunidad como una amenaza. Cambia el tejido productivo y las necesidades de la población. Hay bienestar y miedo a perderlo. También desigualdades crecientes y cierta comodidad.

Publicidad

Bilbao es un agente modesto en ese océano planetario zarandeado por las incertidumbres y las revoluciones silenciosas. Primer problema: la ciudad cada vez es más pequeña. Según los últimos datos del Instituto Vasco de Estadística (Eustat) en 2022 la población descendió hasta los 340.455 habitantes, el nivel más bajo de las últimas décadas (hay que remontarse a los años 60 del siglo pasado para encontrar una cifra similar). Somos 3.000 personas menos que en el arranque del último mandato, en 2019. Así, la ciudad ya ha perdido su posición en el 'Top 10' de las grandes urbes españolas. Ahora es la número 11.

Esto ocurre por razones de las que ya se ha hablado mucho. Baja la población porque, en primer lugar, cada vez nacen menos bebés. En 2022 las mujeres residentes en la capital dieron a luz a 2.106, según datos provisionales del Eustat. Poquísimos. Son casi 300 menos que hace solo cuatro años y la cifra más raquítica en décadas tras un descenso sostenido e imparable. Mientras, debido a que la población cada vez está más envejecida, los fallecimientos aumentan y son el doble que los alumbramientos, más de 4.000 (cifra que ya se rozaba incluso antes de la pandemia del covid).

Esta dinámica se mantiene y se recrudece desde hace más de una década. ¿Cómo es posible entonces que el desplome demográfico no sea aún más acusado del que sufrimos? Porque llegan extranjeros. En cuatro años han pasado de suponer el 11,3% de la población bilbaína al 14,1% de 2022. Y eso que durante la pandemia se contuvieron los flujos migratorios hasta casi paralizarse. Que venga gente de fuera es vital para la economía y la sociedad porque son ellos y, fundamentalmente, ellas, quienes cuidan a una población envejecida y nutren a los sectores pujantes, como aquellos vinculados al turismo (casi el 20% de los trabajadores y empresarios hosteleros son nacidos fuera de España).

Publicidad

Un desequilibrio

¿Y qué problema hay si cada vez somos menos? ¿Es eso tan importante? Si no hay gente para cubrir las demandas del mercado laboral, sí. Y si además cada vez hay más mayores y menos jóvenes, también. Porque se encoge la población en edad productiva y gana peso el colectivo de pensionistas. Lleva tiempo ocurriendo y en el último mandato se sigue apreciando muy bien. El 24,6% de la ciudadanía bilbaína tiene más de 65 años, proporción que aumenta año a año. En el otro extremo, sólo el 15,7% cuenta con menos de veinte años, colectivo que se encoge. La media de edad en la ciudad ya es de 47 años, lo que viene a ser más que la esperanza de vida que tenían los bilbaínos de hace un siglo, tiempo que en términos históricos es un suspiro pero que socialmente ha supuesto un cambio radical.

Por supuesto que es una noticia buenísima que la gente viva más tiempo porque es consecuencia de una mayor calidad de vida, de una mejor atención sanitaria y de unos mecanismos de solidaridad desconocidos hasta hace pocas décadas. El problema viene por el otro lado, es decir, por que no nazcan niños. Es cierto que, en parte, es porque cada vez hay más jóvenes que no quieren descendencia (el 15% de los vascos que tienen entre 18 y 30 años lo rechaza, un porcentaje que se ha triplicado en poco más de un lustro). Pero si no forman familias es, fundamentalmente, porque no pueden debido a las dificultades para independizarse.

Publicidad

Los datos

  • 340.455 personas viven en Bilbao, cifra que baja cada año. Hay que remontarse a la década de los 60 del siglo XX para encontrar una población tan escasa.

  • 2.106 bebés tuvieron las mujeres empadronadas en Bilbao el año pasado, la cifra más baja en décadas. Mientras, fallecieron más de 4.000 personas.

  • 48.049 personas nacidas en el extranjero residen en Bilbao, una cifra en ascenso que contiene la sangría demográfica. Ya son el 14,1% de la población.

  • 24,6% de la población en Bilbao tiene más de 65 años, y sólo el 15,7% tiene menos de veinte.

  • 21.302 personas hay en paro en Bilbao, una cifra mejor de la que había en el mismo momento de 2019, cuando eran 22.983.

  • 31.703 establecimientos empresariales hay en la ciudad.

Llega el momento de hablar de vivienda. En Bilbao este es un problema de primer orden y uno de los mayores lastres para el normal discurrir de la biología y el relevo generacional. Según las estadísticas de los grandes portales inmobiliarios donde se publicita la mayoría de los pisos, el precio del metro cuadrado en la ciudad ronda ahora los 3.200 euros (la vivienda nueva, tan escasa, se dispara hasta los 4.871, según datos municipales de 2022). Es cierto que no se llega al desquicie de la burbuja inmobiliaria de hace más de una década, cuando rozaba los 3.600 euros. Pero desde que en 2016 se tocó suelo en los 2.770 euros, no ha dejado de subir hasta la cota actual.

Así que son muy caros. Y las dificultades para comprar se multiplican si se considera que hay que tener al menos un 20% del precio para la entrada, y que el coste de las hipotecas está disparado por los tipos de interés. Así que el alquiler cada vez es más demandado. Con la consecuencia evidente de que también se encarece muchísimo. Según la estadística elaborada con las fianzas depositadas en el Gobierno vasco, en 2016 la renta mensual media en la ciudad era de 705 euros, que en 2019 había subido a 768 y en último trimestre de 2022 se había ido a 824.

Publicidad

Por las nubes

Hay que fijarse en la evolución más que las cantidades concretas, que están muy por debajo de las que se ven en el mercado. Es porque se incluyen en esta estadística contratos que se cierran en círculos de confianza, sin salir en anuncios, donde se prima la tranquilidad de arrendar a conocidos antes que exprimir los precios. Pero hace unas semanas una información divulgada en este periódico demostraba que, para quien no tenga personas próximas con un piso a disposición, cualquier agujero apenas habitable en Bilbao no sale por menos de 900 euros al mes.

Si lo recomendable es que el gasto en vivienda no exceda un tercio de los ingresos familiares, esa cifra básica, los 900 euros, ya está por encima de lo admisible para el sueldo medio en Euskadi (2.452 euros según el último dato del Instituto Nacional de Estadística). Para los jóvenes la situación es aún más penosa porque los vizcaínos entre 18 y 34 años ganan, de media, 1.403 euros. Y en los últimos años el precio de la vivienda en Bilbao (tanto en propiedad como en alquiler) ha subido proporcionalmente muy por encima de las retribuciones laborales.

Publicidad

En este punto llega el momento de hablar de eso, del mercado laboral en la ciudad. ¿Va tan mal? En términos cuantitativos, no. La tasa de paro ha sido del 10% en el primer trimestre, y la situación ha mejorado bastante en los últimos años. El pasado mes de marzo, último dato publicado en el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe), había registradas en Bilbao 21.302 personas desempleadas, bastantes menos que en el mismo momento de 2019, cuando eran 22.983. Y la mejora afecta a todos los sectores (industria, construcción, servicios y hasta gente sin empleo anterior).

Pero hay un segmento de la población que no sale bien parado: precisamente, los menores de 25 años. Hace cuatro años eran 1.488 los que estaban en la cola de Lanbide, y ahora se han elevado a 1.763. Y eso que, como ya se ha dicho, cada vez hay menos jóvenes en Bilbao.

Noticia Patrocinada

Mercado laboral

Salvo por esto último, nos encontramos con unos datos de empleo buenos, pero, pese a ello, grandes dificultades para acceder a la vivienda. Es algo que ocurre por los precios disparados, pero también porque los sueldos no son altos, mientras que sí lo es la precariedad. Y eso, en parte, tiene que ver con el cada vez mayor protagonismo de los servicios, que tiene retribuciones generalmente más bajas. Pues bien, este sector ha crecido un 2% en la ciudad desde 2019. Mientras, la industria, con mejores convenios colectivos, ha caído un 1,2%.

Aunque hay que hacer un matiz. En el sector servicios se incluyen también aquellos especializados y vinculados a la industria, de gran valor añadido y entre los que Bilbao aspira a crecer. De los 31.703 establecimientos empresariales que hay en la ciudad la tercera parte son comercios, bares y restaurantes. Pero hay 7.792 de «servicios avanzados», según datos del Ayuntamiento de Bilbao de 2022, donde se incluyen desde ingenierías hasta asesorías; y otros 2.569 de «economía creativa». Eso es lo que se quiere potenciar, aunque ambos han caído en el último año, un 1,9% y un 0,9%, respectivamente.

Publicidad

Lo que nos falta

También es cierto que es normal que bajen los establecimientos porque se tiende a la concentración. Es decir, a que las empresas ganen en tamaño para ser más competitivas, sucumbiendo las más pequeñas. En tres años (de 2019 a 2022) se han reducido las firmas con menos de diez trabajadores un 4% en Bilbao, mientras las de más tamaño aumentaban un 5,3%. Es algo que afecta a todos los sectores pero que tiene una derivada perniciosa muy visible en el ámbito comercial: los pequeños negocios familiares son aniquilados por las franquicias y grandes cadenas, y eso penaliza a los barrios, donde cada vez se ven más persianas echadas, frente al centro de la ciudad, cotizadísimo. Esto ocurre, precisamente, ahora que se reivindica la importancia del comercio de proximidad, al que acecha otra amenaza: las plataformas digitales.

Con todo, la tecnología es también una oportunidad. Y lo que Bilbao quiere atraer son empresas con base tecnológica y servicios de gran valor añadido capaces de adaptar la sociedad a un mundo que cambia. No está habiendo mucha suerte en este sentido si se compara, por ejemplo, con Málaga, que ha tenido potentísimas implantaciones de firmas punteras. Claro, la ciudad andaluza ofrece bazas que tienen que ver con la conectividad muy apreciadas por este tipo de empresas: tiene tren de alta velocidad y un aeropuerto con muchas conexiones. Quizás en estos dos asuntos esté la clave para que Bilbao potencie su pujanza en el futuro: que logre crear empleos de calidad para atraer a jóvenes que puedan formar familias y así se mantenga girando esta parte del mundo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad