jorge murcia
Miércoles, 25 de mayo 2022
El autoconsumo eléctrico suele estar asociado a la instalación de paneles solares en los tejados de las viviendas, lo que supone un hándicap para aquellas comunidades de vecinos que no disponen de ese tipo de superficie. O que, simplemente, no llegan a un acuerdo para ... producir de forma conjunta la energía que necesitan.
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Estos obstáculos se pueden sortear gracias al desarrollo tecnológico de la energía solar fotovoltaica, capaz de fabricar paneles muy ligeros y flexibles adaptables a un mayor número de ubicaciones. Sólo es necesario contar con un balcón, terraza, pared o pérgola donde colocarlos.
Se trata de placas solares comercializadas en kits -incluyen desde una hasta diez unidades- fáciles de colocar y retirar. Estos paneles de última generación están fabricados un tipo de plástico llamado EFTE (Etileno TetraFluoroEtileno), suelen pesar alrededor de 3 kilos y dejan pasar más luz que el vidrio. Además, no requieren ningún tipo de mantenimiento.
Los módulos se conectan a un microinversor que convierte la corriente continua generada en alterna y, de ahí, a cualquier enchufe de la casa.
Una de las ventajas de esta tecnología de paneles es que no requiere ningún tipo de permiso o certificación. Siempre, eso sí, que el propietario no se acoja a la modalidad de autoconsumo con excedentes. Es decir, que quiera verter a la red la energía generada y no consumida.
En este caso sería necesaria la certificación por parte de un instalador autorizado, además del registro en un organismo público y la comunicación pertinente a la compañía eléctrica. De esta manera el propietario también podría optar a subvenciones públicas.
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Sin embargo, es poco probable -y esta es una de las desventajas de este tipo de paneles frente a los tradicionales- que se puedan generar excedentes. Si se produjera esta circunstancia, la electricidad sobrante se inyectará directamente en la red pública y el usuario no recibirá ninguna remuneración por ello.
Aunque evidentemente cada hogar tiene un consumo distinto, en SolarLab -empresa que comercializa este tipo de paneles- estiman que es posible ahorrar hasta un 40% del consumo de electricidad.
Y ponen el ejemplo de uno de sus kits -compuesto por cuatro paneles con una potencia de 800 vatios- que pueden producir «más de 1.100 kilovatios hora de electricidad sostenible al año», lo que se corresponde con el consumo anual de un frigorífico, un lavavajillas, una lavadora y un televisor.
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Si se consume el 100% de la energía producida, la empresa calcula que la factura de la luz podría reducirse en más de 400 euros al año.
Para garantizar un mayor rendimiento, los paneles deben instalarse en zonas en las que dé el sol en algún momento del día, preferentemente orientados al sur. También pueden mirar al este u oeste, pero nunca al norte, ya que su eficiencia se vería mermada considerablemente.
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