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Reducciones de jornada para conciliar, trabajos más precarizados o mayor dificultad a la hora de promocionar dentro de la empresa. Son tan solo algunos de los factores que hacen que las mujeres todavía cobren menos que los hombres y que se abordaron ayer en Vitoria durante el Foro por la Igualdad Salarial organizado por EL CORREO con el patrocinio del Departamento de Trabajo y Empleo del Gobierno vasco, la Diputación Foral de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria.
La cita, que coincidió con el Día Europeo por la Igualdad Salarial, puso el foco sobre las causas de este problema y sobre los últimos progresos en la materia. Entre ellos, el registro salarial obligatorio para todas las empresas o los planes de igualdad en las compañías con más de cincuenta trabajadores. Se habló también sobre el valor del empleo, porque no se trata de que ellos y ellas estén en los mismos puestos –«en ese caso sería muy fácil comprobar que cobran lo mismo», dijo la inspectora de trabajo Gabriela Beltrán–, sino de que ganen lo mismo por trabajos considerados de igual valor.
Los últimos datos, de 2020, indican que la brecha en el salario mensual entre hombres y mujeres es del 14% a pesar de que ellas tienen un nivel formativo superior. La diferencia «se debe fundamentalmente a que las mujeres trabajan muchas menos horas que los hombres», aclaró Lucía Gorjón, investigadora de la Fundación Iseak y una de las participantes en la mesa redonda que centró buena parte de la jornada celebrada en el Palacio Europa. Esa brecha se reduce al 3% en el salario por hora. «Una buena noticia», interpreta Gorjón, y que da pie a la esperanza. El camino para reducir estas diferencias es lento pero los avances son «constantes y evidentes». La viceconsejera de Trabajo del Gobierno vasco, Elena Pérez Barredo, lo resumió subrayando que se trata de una revolución «intensa».
idoia mendia, vicelehendakari
Idoia Mendia, vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo del Gobierno vasco, fue la encargada de inaugurar el foro con un discurso en el que destacó la reforma laboral y la subida del salario mínimo como herramientas fundamentales para ayudar a lograr la igualdad en los sueldos. Pero «no solo tenemos que cambiar las leyes, sino la actitud de toda la sociedad y de las empresas», subrayó. Mendia destacó además que «atajar la brecha salarial es atajar la dependencia económica de muchas mujeres y la violencia contra ellas».
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También hicieron referencia a la reforma laboral aprobada por el Congreso de los Diputados el pasado 3 de febrero la diputada foral de Fomento del Empleo, Comercio y Turismo, de Álava, Cristina González, y la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Vitoria y concejala de Promoción Económica, Maider Etxebarria. «Es una clara apuesta del Gobierno para combatir la brecha salarial», destacó González, que aseguró que esa brecha no solo afecta a la vida laboral, sino también a las jubilaciones, y que «se nutre de la falta de oportunidades».
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Por su parte, Etxebarria incidió en la importancia de que las mujeres lleguen «a todas las escalas de mando» y remarcó la necesidad de que esta cuestión esté presente en la agenda política, económica y mediática. Recordó además que el Plan de Empleo municipal de la capital alavesa beneficia las contrataciones femeninas. Como instituciones, concluyó. «no podemos bajar la guardia».
Las tres dirigentes políticas coincidieron en mostrarse, eso sí, optimistas de cara al futuro, aunque sin olvidar que el camino por recorrer es todavía largo. Compartía ese optimismo Lucía Gorjón, que percibe «un cambio de mentalidad importante» y avances también con la incorporación de los hombres a las tareas domésticas. Sin embargo, aún no existe paridad de género en las carreras universitarias y eso también afecta. Porque a pesar de tener mejores notas, muchas veces las niñas se creen menos capaces que sus compañeros.
cristina gonzález, diputada de fomento del empleo en álava
A juicio de la viceconsejera de Trabajo y Seguridad Social del Gobierno vasco, Elena Pérez Barredo, los avances en esta materia ya se están dejando ver aunque el ritmo es pausado. «En el mercado laboral se ha producido un cambio radical desde 2019. Desde entonces la igualdad se convierte en una obligación más para las empresas, como la seguridad o los horarios», reflexionó. Citó herramientas como la obligatoriedad de un registro salarial y de contar con planes de igualdad. Entre las cuestiones a cambiar, que la conciliación sea un asunto también masculino, ya que a día de hoy «el 90% de las excedencias para cuidados se las piden las mujeres». Barredo habló de la relevancia de una conciliación «corresponsable» para que no sean las madres las que mayoritariamente se quedan atrás. Y para concluir su intervención en este encuentro, arrojó un dato por si alguien pensaba que este problema no se da en el empleo público: en el Gobierno vasco la brecha salarial es del 12%.
Para el presidente del Consejo de Relaciones Laborales de Euskadi, Tomás Arrieta, una de las asignaturas pendientes son las empresas con menos de 50 trabajadores. En este caso, el reto para reducir la brecha salarial «debe ser asumido por la negociación sectorial, pero no es fácil». Y puso como buenos ejemplos el sector del metal en Bizkaia y en Gipuzkoa. Arrieta advirtió además, en la misma línea que Elena Pérez Barredo, de que la conciliación se interpreta como un gran avance «pero puede ser también una trampa para la mujer». En ese sentido, avanzar en correponsabilidad será lo que irá redudiendo la brecha. En su conjunto, el mensaje de Tomás Arrieta fue positivo, llegando a afirmar que la igualdad salarial ha experimentado «un importantísimo acelerón» en los últimos años, sobre todo tras aquel 8M de 2018 que supuso un despertar en tantos ámbitos.
maider etxebarria, concejala de promoción económica de vitoria
Negociación colectiva
También en opinión de María Gorrochategui, investigadora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en el grupo de investigación LanLaw la UPV/EHU, la negociación colectiva es «clave en la reducción de la brecha» ya que se erige como la herramienta para lograr la equiparación salarial real. «Se está avanzando en corresponsabilidad y en romper estereotipos de género, pero sigue habiendo sectores masculinizados y feminizados», advirtió.
Precisamente, la alta segregación ocupacional por sexos es uno de los factores más importantes de la brecha salarial en Euskadi ya que esa brecha aumenta a medida que la proporción de mujeres en un trabajo concreto crece. Para reducirla es fundamental que la vocación profesional de ellas «no siga estando condicionada por los estereotipos y roles de género», recoge un reciente estudio de Emakunde.
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