«Solo aceptaríamos una fusión de Kutxabank si hay un buen proyecto para Euskadi»

Cumplido el objetivo, Xabier Sagredo centra los siguientes retos en garantizar fuentes alternativas de ingresos para BBK para que la obra social no corra peligro en los momentos en que -la economía es cíclica y la lógica indica que los buenos tiempos se alternan con los malos- la entidad financiera flaquee en la obtención de beneficios y en el pago de dividendos. No se cierra en banda a una operación corporativa en torno a Kutxabank -uno de esos tópicos 'guadiana' que surgen también de forma cíclica en el escenario financiero-, pero pone algunas condiciones. No son muchas en cuanto a número, pero sí difíciles de cumplir al mismo tiempo.

- Sería bueno ponerle cifras a algunas cosas. Al margen del patrimonio que tiene BBK con sus acciones de Kutxabank, ¿cuánto dinero tienen ustedes destinado a inversión?

- En una cifra redonda, en torno a los 400 millones de euros. De ahí, 231 corresponden al fondo de reserva que nos obligaba la normativa y 170 del fondo de estabilización que creamos para obtener rendimientos adicionales.

- ¿Cuál es la estrategia para invertir ese dinero?

- Nuestro apetito al riesgo es bajo o medio. En el fondo de reserva, además, la propia normativa obliga a que esté en activos líquidos y nuestra idea es mantener una cartera equilibrada entre renta fija y variable. Pero todo con máxima prudencia. La idea es que esas inversiones tengan también una vertiente social y estratégica.

- Por lógica, esas inversiones van a ir creciendo cada año. ¿Cuál es la fotografía de la fundación a medio plazo?

- La idea es que a medio plazo, en la próxima década, las acciones de Kutxabank representen el 50% de nuestro patrimonio y la otra mitad esté radicada en otras inversiones. Queremos que también en esa década el presupuesto de la obra social esté garantizado por esa cartera de inversiones al margen de Kutxabank. También queremos que nuestra obra social sea creciente y ya hemos definido la trayectoria hasta 2026 con crecimientos del 5% anual en el gasto. Y este año lo hemos aumentado el 14%.

- ¿Cree usted que con 231 millones llega para cubrir las necesidades de recapitalización del banco si las cosas se ponen realmente feas?

- Hasta ahora no ha sido necesario ampliar el capital y no parece que haya indicios de que Kutxabank pueda entrar en problemas. Tiene un alto nivel de solvencia y también de liquidez, que ahora es un aspecto que está de moda. Pero eso no significa que estemos dormidos. La capacidad de BBK para reaccionar no va a estar asentada solo en esos 231 millones de euros sino también en el resto de inversiones a las que me refería. Y, por cierto, no solo ante dificultades sino también ante una operación corporativa en la que BBK no quiera diluirse.

- Ya que saca usted el asunto de las operaciones corporativas, ¿están abiertos a escuchar propuestas de fusión de Kutxabank?

- En su día apostamos por la estabilidad del banco. Pero solo si es bueno para todos, si hay un buen proyecto para el banco, también para el país y para los accionistas estamos dispuestos a escucharlo. No seremos nosotros quienes nos opongamos.

- Pone usted tantas condiciones que, se intuye, implican no perder el control accionarial y garantías de mantenimiento del cuartel general aquí. Suena a muy difícil, por no decir imposible. No se me ocurren muchas opciones. Si me apura, una fusión con Laboral Kutxa o Caja Rural de Navarra...

- Nunca se sabe, el mundo está lleno de incertidumbres. Pero cuando gestionas bien puedes estar visitando escaparates y no ser tú quien estás expuesto para la venta.

- Tampoco parece el momento para operaciones corporativas de cierta enjundia. El beneficio de los bancos está en alza y las fusiones suelen desatarse en épocas de debilidad, porque en muchas ocasiones esconden un rescate encubierto.

- Es cierto. Pero tenemos la tranquilidad de haber hecho las cosas bien y nuestra autonomía está fuera de toda duda. A partir de ahí, el tiempo dirá lo que tenga que decir.

- ¿Alguna vez han pensado en una sociedad de inversión conjunta con Kutxa y Vital?

- La verdad es que no y preferimos ser independientes. Esa opción probablemente generaría otros problemas como la existencia de una concertación de los accionistas del banco.

- Es verdad que a los bancos se les penaliza ahora si tienen participaciones en empresas. Pero penalizar no significa prohibir. Dadas las características que tiene este banco, ¿no merece la pena aceptar alguna penalización para que siga actuando como inversor en empresas?

- Bueno, el presidente del banco ya ha hecho recientemente unas declaraciones en las que daba a entender que no se va a desprender de la actual cartera de inversiones. En lo que respecta al banco prefiero que sean sus órganos de gobierno quienes definan la estrategia. En BBK está claro que el arraigo de las empresas es un tema que nos preocupa y una parte importante de nuestras inversiones van a destinarse al crecimiento económico y el empleo en Bizkaia. Y eso puede hacerse también invirtiendo en empresas que no son vascas.

- Imagino que no es ajeno a un sentimiento de agravio que desde la fusión se ha generado y ha crecido en Álava y Gipuzkoa, donde se considera que Kutxabank es un banco vizcaíno, controlado por vizcaínos y con todos los centros de decisión en Bizkaia. Vamos, un problema de arraigo pero 'intravasco'.

- Es cierto, pero creo que responde más a etiquetas que se cuelgan, que están ahí pero que no responden a la realidad. Pero dicho esto también le aseguro que el presidente, Antón Arriola, está preocupado y ocupado en cambiar esa visión. Los clientes tienen que sentir cercano al banco en todos los sitios. No solo en Euskadi, también en las zonas de expansión.

- Pero al margen de cuestiones emocionales o de pugnas territoriales, hay hechos que son objetivos. Muchos empresarios alaveses y guipuzcoanos, por ejemplo, se quejan de lo mismo. Antes trataban directamente las operaciones con los altos directivos de Vital y Kutxa. Ahora lo hacen con empleados de rango medio y siempre escuchan una frase que les impacta: «Las decisiones finales se adoptan en Bilbao».

- Bueno, a esto me refería cuando señalaba que Antón Arriola está preocupado y ocupado con este tipo de riesgos reputacionales. Sé que tanto él como el consejero delegado están empeñados en limar estas sensaciones. También hay que asumir que algunas etiquetas no te las quitas de encima hagas lo que hagas.

- En unas recientes declaraciones usted se mostró contrario al recurso judicial contra el nuevo impuesto a la banca y las energéticas. ¿El socio mayoritario está en contra de una decisión del consejo de Kutxabank?

- No dije que estaba en contra, dije que prefería no opinar. En todo caso debe ser Kutxabank quien responda a esta cuestión.

- Analizado desde otra óptica tampoco estaría del todo mal que la Fundación BBK estuviese en contra del recurso judicial. Sería una prueba de que el consejo de administración del banco actúa con independencia, que es lo que les exige el Banco Central Europeo.

- Llevamos mucho tiempo tratando de transmitir que esa independencia existe.

- Usted es consejero independiente en Iberdrola, que también está afectada por este impuesto. ¿En la compañía eléctrica se ha opuesto o no ha opinado?

- (Risas) Ya sabe... las deliberaciones de los consejos de administración son secretas...