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El regulador europeo de los mercados de valores (ESMA) decidió ayer investigar el movimiento de Skoda cuando ofreció una fusión a Talgo. La cuestión es que esta propuesta se hizo llegar al fabricante español de trenes de alta velocidad en mitad de la tramitación de ... la opa que Magyar Vagon tiene lanzada sobre la compañía.
La investigación se ha iniciado tras una denuncia presentada por la Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas (Aemec). Los pequeños inversores denuncian que el movimiento de Skoda podría suponer «un caso de abuso o incluso de manipulación del mercado».
Según la normativa que afecta a las compañías que cotizan en Bolsa, cuando se publica una oferta de adquisición (opa), la empresa sobre la que se hace la propuesta -en este caso Talgo- tiene el deber de pasividad. Es decir, no puede tomar ninguna decisión que afecte a su valor para que los accionistas puedan determinar de forma neutra lo apropiado o no del importe recogido en la propuesta. De ahí que solo haya dos vías para rechazar una opa: o bien que los accionistas desistan de vender sus acciones, o que aparezca una segunda oferta mejor que convenza a los propietarios.
En este caso Skoda no planteó una 'contraopa', sino que remitió una carta privada a Talgo ofreciendo esa integración. Un movimiento que para los pequeños accionistas podía ser un modo desnaturalizar por la puerta de atrás la oferta de 5 euros por acción (617 millones de euros por el conjunto de la empresa) planteada por Magyar Vagon.
En cualquier caso, Talgo rechazó el planteamiento del grupo checo. La principal razón fue, precisamente, que su propuesta no era una opa alternativa o una acción sobre el 100% de los títulos de Talgo.
Skoda fue una de la vías que el Gobierno de España trató de poner en marcha para ofrecer una alternativa a la compra de Talgo por parte de Magyar Vagon. Moncloa no ve con buenos ojos que una compañía con fuerte respaldo de la Administración del presidente de Hungría, Viktor Orbán -próximo a Putin-, se haga con el control del único fabricante de trenes de alta velocidad español.
A pesar de que Orbán sea actualmente el presidente de turno de la Unión Europea, ha incomodado a sus socios de Bruselas con sus primeros movimientos: entrevistas con el presidente ruso o con el candidato republicano a la presidencia de EE UU, Donald Trump.
Talgo defiende la adquisición de Magyar Vagon porque da salida a su socio principal, el fondo Trilantic que lleva tiempo deseando vender sus acciones. Y además porque aporta ocho factorías con las que podría reforzar su capacidad de fabricación, actualmente ahogada con una cartera de pedidos de más de 4.000 millones.
De todos modos, la semana pasada, y según adelantó EL CORREO, una delegación del Gobierno y Renfe visitaron las fábricas de Magyar Vagon en Hungría. Un movimiento que podría cambiar la disposición del Ejecutivo ante la operación.
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