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Borja Mallo
Domingo, 6 de abril 2025
El conflicto laboral de Guardian Llodio parece que ha tocado a su fin después de que una mayoría de los trabajadores de la planta alavesa ... haya aceptado la última propuesta económica de la empresa de vidrio que encarrila el expediente de regulación de empleo ERE que supone la extinción de los 171 empleos. Los sindicatos ELA y LAB se oponían al acuerdo al considerar que no hay motivos para el cierre de la fábrica, pero los resultados de la votación llevada a cabo el viernes por la noche en asamblea hacen que se materialicen los despidos y las indemnizaciones ofrecidas por la empresa de un pago de 45 días por año trabajado con un máximo de 34 meses. Un acuerdo que dejaría en vía muerta la posibilidad de acudir a la Justicia, a la que parecía abocado el proceso hace solo unos días ante el desencuentro total entre la empresa y el comité.
El periodo de consultas del ERE había finalizado el pasado miércoles sin acuerdo entre la dirección y los sindicatos, que en todo momento han defendido que los «despidos no estaban justificados» porque «no existía un motivo de cierre» ajustado a la realidad. Pero una vez cerrado el proceso negociador, una parte de la plantilla reclamó que la última propuesta económica para los despidos fuese sometida a votación. En la asamblea, la oferta de la empresa fue aceptada por una diferencia mínima entre los operarios de producción de la planta (solo dos votos, 67 a 65), aunque el respaldo fue muy superior entre los mandos y entre el personal de oficinas, donde casi todas las papeletas fueron favorables a aceptar la indemnización (30 a 3).
Según fuentes consultadas por este periódico, en la decisión mayoritaria de los trabajadores alaveses ha pesado mucho el ejemplo de la vecina Glavista. La plantilla rechazó las condiciones del ERE y el proceso ha acabado en los tribunales. En ese conflicto, y una vez despedidos, los empleados se encontraron con muchos problemas para cobrar del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa). Un miedo que se ha trasladado a una mayoría de la plantilla de Guardian, que ha preferido acogerse a las indemnizaciones.
21 de enero. Guardian anuncia a la plantilla y al Gobierno vasco el cierre de su fábrica de Llodio y 171 despidos.
29 de enero. Apagado del horno de vidrio flotado; los sindicatos denuncian que ha quedado «inutilizado».
14 de febrero. El Gobierno vasco busca de comprador para Guardian y asegura que existe interés de «cuatro inversores».
2 de abril. Después de un mes de negociaciones, se cierra sin acuerdo el periodo de consultas del ERE, aunque el día 4 la mayoría de los trabajadores acepta la propuesta en votación.
Los operarios de Guardian, la antigua Villosa, han sido ya citados por la empresa para que a lo largo de los próximos días rubriquen el ERE de extinción, aunque alrededor de una treintena de trabajadores seguirá en activo hasta finales de abril para vaciar el almacén.
Mientras tanto, desde el Departamento de Industria del Gobierno vasco, que el mismo viernes tuvo conocimiento de la decisión de la plantilla, se mantiene la actividad para la llegada de «nuevos inversores». «Estamos centrados en que la empresa vuelva a funcionar y por eso estamos manteniendo reuniones con posibles compradores», señalan fuentes del departamento, que estaría dispuesto a invertir dinero público en el nuevo proyecto. Una operación de venta a otros inversores cada vez más encaminada a establecer varias fórmulas de producción a tenor de las últimas manifestaciones de Mikel Jauregi, consejero de Industria. Sería eso sí, con otra plantilla, ya que la actual queda extinguida.
Los sindicatos apostaban por mantener abierto el conflicto laboral desde la vertiente judicial –ya habían dado los primeros pasos en este sentido– porque en todo momento han sostenido que «no existe justificación al ERE» y, por ello, tampoco a los despidos. «Ha sido una operación para desmantelar la empresa de manera ilícita e ilegal porque el apagado del horno, al quedar inutilizado, comprometía el futuro de la planta», aseguran desde ELA. La central se dispone ahora a «analizar la situación» para realizar una «apuesta por el empleo industrial» en la comarca.
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