El Gobierno vasco eleva hasta un 3% su participación en CAF por ser estratégica para Euskadi

CAF es una compañía de referencia en el sector del ferrocarril que facturó el pasado año 2.943 millones de euros dejando un beneficio neto de 89 millones. La empresa, además, emplea en todas sus filiales a 13.000 personas, de las que 3.000 se encuentran en las plantas de Besain e Irún.

El peso estratégico de la constructora ferroviaria está fuera de toda duda en Euskadi, de ahí que el Gobierno vasco ya formara parte su accionariado con un 1,24% desde 2017. En aquel momento, el Ejecutivo decidió entrar una vez que Kutxabank vendió una parte importante de su accionariado. La entidad surgida de las antiguas cajas de ahorro del País Vasco estaba entonces abordando un proceso de desinversiones empresariales que todavía no ha terminado. De hecho, las nuevas normas de Basilea penalizan aún más estas participaciones en los ratios de los bancos a partir del próximo año, con lo que el actual 14,06% que tiene Kutxabank podría reducirse de nuevo.

La compañía guipuzcoana que cotiza en la Bolsa tiene un 25% de sus acciones en manos de sus trabajadores con lo que parece que no habría riesgo de una deslocalización dada la posición de control que queda en manos vascas. Eso sí, en los mercados y en los comentarios de analistas, la posición creciente en pedidos de CAF la ha hecho centro de numerosos rumores de OPAs y fusiones.

Y es que CAF mantiene ahora mismo una cartera de pedidos récord en su historia con más 10.700 millones de euros que ha ido engordando con importantes pedidos adjudicados en este arranque de curso, como los 811 millones para 102 trenes para Boston. La compañía ha ganado además un peso estratégico en Francia, donde además de su fábrica en Bagnères-de-Bigorre que emplea a más de 200 empleados, se hizo con la planta que Alstom tuvo que vender -tras fusionarse con Bombardier- en Alsacia. En el país galo, además, la guipuzcoana se ha hecho un hueco compitiendo de tú a tú con el gigante francés al que le ganó la adjudicación de un centenar de trenes de cercanías para París.

Con este movimiento el Gobierno vasco tiene, a través de Finkatuz, un 7% en Kaiku y este 3% de CAF. Sobre un total de 300 millones de euros con los que ha ido dotando esa herramienta en los últimos dos años, la cantidad de dinero disponible todavía es más de un 90%. Precisamente esa capacidad de fuego no empleada fue reprochada por la oposición en otras operaciones corporativas que han perdido para Euskadi marcas emblemáticas, como el fue caso de Euskaltel el pasado año cuando fue adquirida por MásMóvil por 2.000 millones de euros.

Otra de las operaciones que centra las miradas sobre Finkatuz es la posible entrada en la aeronáutica ITP Aero que el departamento de Economía del Ejecutivo negocia con sus nuevos dueños, el fondo inversor norteamericano Bain Capital. La operación supondría comprar un 5% de la empresa por alrededor de 70 millones a cambio de tener un consejero y una serie de derechos políticos que refuercen el proyecto de la empresa en Euskadi y su dimensión industrial.