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Tubacex ha anunciado hoy el despido de 500 trabajadores de su plantilla, lo que supone en torno al 20% de sus empleados declarados en la última memoria de la compañía, un total de 2.553, de ellos 1.103 en España. La empresa ha indicado que las salidas de personal afectarán a todo el grupo, que tiene importantes ramificaciones internacionales, sin detallar qué parte de ese excedente de plantilla corresponderá a sus instalaciones en el País Vasco: principalmente las plantas de producción de Llodio y Amurrio, así como las oficinas que tiene la firma en el Parque Tecnológico de Bizkaia. El objetivo de esta y otras medidas de ajuste pretenden conseguir una reducción de 25 millones de euros en 2021, cifra en la que se incluye el recorte en los salarios del equipo directivo que ya se ha realizado al inicio de esta crisis.
El consejero delegado de la compañía, Jesús Esmorís, ya anunció hace apenas unas semanas que la empresa se vería obligada a realizar un ajuste importante si se consolidaba la crisis en la que ha entrado, como consecuencia de la caída registrada en sus mercados. Una crisis que, indican, se ha agravado con el Covid-19 hasta generar un panorama de estancamiento en las ventas para varios años. «No se puede vivir permanentemente en un ERTE», señalaba el primer ejecutivo de la empresa. El 50% de la plantilla se encuentra en la actualidad en esa situación de suspensión temporal del empleo y los sindicatos no dudaron en calificar como «una salida de tono» las declaraciones del consejero delegado. En las plantas de producción situadas en Álava, en las localidades de Llodio y Amurrio, trabajan unos 800 empleados de la compañía y por el momento se desconoce el detalle del ajuste laboral que se plantea para ellas.
Tubacex produce tubos sin soldadura en acero inoxidable, principalmente dirigidos al mercado de la extracción del petróleo y también en las plantas de producción de energía y de procesamiento de productos químicos. «En los últimos años TUBACEX ha desempeñado su actividad en un contexto marcado por la incertidumbre y la alta presión competitiva. La negativa evolución del mercado con una caída mayor al 50% y en plena crisis del petróleo, así como la posterior irrupción del coronavirus han motivado el despliegue urgente de una serie de medidas generales de reorganización industrial y reducción de costes», indica la empresa en una comunicación oficial remitida hoy. El ajuste, apunta la empresa, «pretende salvar la mayor parte del empleo».
La empresa finalizó el primer trimestre con unas pérdidas de 1,6 millones de euros y Esmorís ya anticipó que la previsión era cerrar el ejercicio con números rojos, ya que no se espera una recuperación del mercado a corto plazo. La empresa ha reiterado que va a seguir una estrategia de internacionalización que en parte esta forzada por las propias exigencias de los clientes. Algunos países exigen que haya producción nacional para adjudicar los pedidos de tubos, lo que puede llevar a la empresa a incrementar sus centros de producción en nuevos mercados. La firma ha indicado hoy que mantendrá su hoja de ruta de apostar «por la concentración de los productos de alto valor añadido en las plantas de alto coste, particularmente de España, Italia y Austria, derivando el producto estándar a las plantas más competitivas en costes ubicadas en Asia». En los últimos meses Tubacex ha abierto una factoría nueva en Estados Unidos y ha integrado tres nuevas plantas en Arabia Saudí, Dubai y Noruega.
En este contexto cobra sentido la frase que pronunció el diputado general de Álava, Ramiro González, al indicar en plena campaña electoral que la economía de ese territorio está en una situación de «extrema dificultad». Álava cuenta con apenas un puñado de grandes empresas que, como desvela ahora Tubacex, pueden estar en dificultades y necesitan hacer ajustes laborales para sobrevivir.
La consejera de Desarrollo Económico del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, ha mostrado su comprensión con la necesidad de ajuste de Tubacex, al tiempo que lo ha calificado como «una mala noticia». La consejera ha reconocido que conocía las dificultades de la empresa desde hace tiempo, como consecuencia de los cambios que se están produciendo en su mercado, y que «la pandemia no ha hecho sino acentuar». Tapia ha hecho un llamamiento a «ser realistas», con lo que ha querido transmitir la idea de que hay que prepararse para un proceso de crisis que va a tener consecuencias inevitables en muchos sectores productivos. «Es una mala noticia pero desgraciadamente habrá más malas noticias en las próximas semanas y meses», ha anticipado la consejera que, se supone, dispone de información sobre la situación y los planes de muchas empresas vascas. Tapia ha dado a entender que hay cosas que son inevitables en algunas empresas y sectores, lo que lleva a «poner el acento en la generación de nuevas oportunidades y en hacer un esfuerzo por la mejora de la competitividad».
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