La siderurgia vasca advierte de que la situación que vive es un «verdadero drama»

El coste de la luz sigue en escalada arrastrado por el gas que, como recuerda San Millán, «está en máximos históricos, con lo que está claro que el tope al gas no ha demostrado el efecto deseado». Así que uno de los sectores electrointensivos por excelencia llega al otoño con la sombra de los paros y la obligación de «adaptar su producción a las circunstancias». Agosto es un mes que se ha aprovechado para realizar paradas de mantenimiento un poco más largas de lo habitual. Pero ya antes de estrenar septiembre, los problemas están apareciendo para retomar la actividad. Es el caso de compañías como Arcelor Mittal en sus instalaciones de Sestao. La ACB no arrancó ayer como estaba previsto y seguirá parada sin fecha de reactivación.

Sidenor, sin actividad programada estos días, tiene previsto volver a producir el próximo lunes. Desde la compañía aseguraron ayer que se mantiene el plan de trabajo y fuentes sindicales señalan que en los próximos días se mantendrán reuniones para analizar el plan de producción en estas circunstancias.

Otra de las acereras históricas vasca, Olarra, mantiene la actividad suspendida para realizar labores de mantenimiento y prevé la vuelta al funcionamiento también el lunes.

Según explicó el director general de Unesid (Asociación Española de Empresas Siderúrgicas), Andrés Barceló, «estamos cerca del punto en el que las empresas pierden menos dinero parando que trabajando».

Pero es que además, a un escenario muy complejo en costes energéticos que la siderurgia viene sufriendo desde hace un año, se ha añadido el enfriamiento de la demanda. Barceló destaca la «incertidumbre» que viven los mercados y que ha repercutido directamente en un «enfriamiento de la demanda de acero». Según explica, las compras se han ralentizado por las dudas de la evolución económica, «con subidas de tipos de interés que encarecen la financiación» y que han generado una expectativa de bajada de precios que ha frenado los pedidos.

Clientes habituales del sector como la automoción están notando una caída de producción que afecta ya a otras marcas con plantas en Euskadi, como Michelin que frenará la actividad de casi el 40% de su plantilla de 3.500 trabajadores durante una semana. Además, la obra pública también está afectando a la siderurgia. Las condiciones de adjudicación de las administraciones no recogen del todo el incremento de costes y las empresas están desechando contratos públicos con el consecuente descenso en sus compras.

A esto se suma un tercer factor ,que es el peso de los constructores de acero asiáticos que llegan al mercado bajando los precios. El cierre a Rusia por la invasión de Ucrania obligó a la Unión Europea a dar más juego a las importaciones de países extracomunitarios, especialmente India, Japón, Corea o Turquía. Las exigencias de fabricación medioambiental en estos casos no operan, con lo que se genera un agravio de competencia, recuerda el responsable del clúster vasco del sector, Asier San Millán.

2.000millones de euros fue la facturación conjunta de las empresas asociadas al clúster vasco de la siderurgia en 2021.

Para poner remedio a esa situación la Eurocámara debate la fijación de un arancel bajo el nombre de 'Mecanismo de ajuste de carbono en frontera', una penalización al producto que llega a Europa sin certificaciones medioambientales. Como explica la europarlamentaria socialista, Eider Gardeazabal, tras su aprobación inicial en junio entrará en vigor de forma transitoria en 2023, aunque no será hasta entre 2027 y 2032 cuando lo esté plenamente. Unos plazos que son demasiado largos para este momento.

Para analizar esta situación, fuentes del sector han confirmado que se reunirán el próximo lunes con la vicepresidenta tercera y Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Un encuentro en el que también estarán las empresas electrointensivas, cuyo representante es el presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga.