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Si algo está demostrando la economía vasca es capacidad de resiliencia, lo que dicho en 'román paladino' no es otra cosa que aguante. Y ... es que a pesar de la desaceleración y la crisis industrial que arrastra Europa, que ha llevado a Alemania -uno de los principales compradores de la producción de Euskadi- a firmar dos años consecutivos de recesión, la economía vasca creció un 2% en el primer trimestre del año. Así lo atestiguó ayer el avance interanual del PIB que publicó el Instituto Vasco de Estadística (Eustat). Una dinámica que también reforzaron las haciendas vascas con una recaudación de impuestos hasta marzo que creció un 9%. Son 395 millones más que logran un nuevo techo histórico de 4.384, por encima incluso de las previsiones de ingresos de las diputaciones.
Todo esto llega en puertas de la guerra comercial abierta desde Estados Unidos por su presidente, Donald Trump. Todavía se desconoce cómo se concretará hasta que no finalice la negociación abierta tras la tregua de 90 días en los aranceles recíprocos. De momento, el Gobierno vasco estima un impacto directo de 400 millones sobre los 2.000 que representaron las exportaciones vascas a EE UU el pasado año. Además, el consejero de Industria, Mikel Jauregi, contabilizó la semana pasada en el Parlamento en 1.200 millones el daño que generaría la guerra comercial a la automoción vasca.
La duda está, por lo tanto, en saber hasta dónde aguantará la economía vasca en este escenario turbulento. De momento mantiene la línea plana frente a las adversidades con crecimientos interanuales en el entorno del 2%. Una tasa que, aunque positiva, confirma el proceso de enfriamiento económico que atraviesa el territorio desde mediados de 2023.
El avance difundido ayer apoya el crecimiento en el sector servicios, donde coinciden sector público y turismo. Pero el Eustat señala también que la industria ha experimentado una mejora en términos interanuales. El sector, que cerró 2024 con el primer retroceso en exportaciones desde la pandemia, muestra signos de resistencia. También se destaca un repunte en la construcción, impulsado por la fortaleza de la demanda interna, que mantiene a esta actividad en una senda de crecimiento, como atestiguan mes a mes los datos al alza de las compraventas de vivienda.
Pese a los nubarrones, entre enero y marzo, el PIB de Euskadi creció un 0,6% en comparación con el trimestre anterior. Se trata del mayor avance intertrimestral registrado en el último año.
Esta inercia permitió crear durante el primer trimestre más de 14.000 puestos de trabajo, lo que refleja una evolución positiva del mercado laboral vasco en un contexto de relativa estabilidad económica. La previsión del Ejecutivo autonómico es que, durante el conjunto del ejercicio, la tasa de paro se reduzca del 7% registrado al cierre de 2024 hasta el 6,7%, un diagnóstico que también comparte la patronal vasca, Confebask, en sus previsiones.
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Las cifras publicadas por Eustat se ajustan al anticipo de crecimiento del Gobierno vasco, que prevé un avance del PIB del 2,1% para el conjunto de 2025. Esta estimación, sin embargo, debe tomarse con cautela, ya que fue elaborada antes del despliegue de la nueva agenda proteccionista de Donald Trump, cuyo impacto podría alterar los equilibrios del comercio internacional. Además, lo cierto es que la brecha con el conjunto de España continúa ampliándose, y Euskadi sigue perdiendo peso relativo en el contexto económico general. Las previsiones apuntan a un mayor dinamismo en otras comunidades, lo que evidencia la menor capacidad de tracción del modelo productivo vasco en el actual escenario. Esta divergencia se explica por el fuerte impulso del turismo en otros territorios, un sector que en Euskadi tiene una presencia más reducida dentro de la estructura del PIB.
El mejor termómetro para medir la temperatura de una economía es la fiscalidad. Y, aunque el primer trimestre, según aseguran fuentes de las diputaciones vascas, «todavía es pronto para sacar conclusiones, ya que no se han realizado las primeras liquidaciones trimestrales de muchos impuestos», reconocen que el dato es «positivo» y «refleja un buen comportamiento de la actividad económica en estos primeros meses del año».
Con esos 4.384 millones ingresados por las haciendas se fija un nuevo techo histórico para los tres primeros meses del año y se eleva en casi 400 millones la recaudación. Las retenciones en las nóminas a cuenta del IRPF siguen siendo una de las principales fuentes de los ingresos fiscales. Suben una media del 7% con 130 millones más que representan más del 32% de todo el incremento de la recaudación en los tres territorios.
El IVA, que grava el consumo, es el impuesto que más ha variado en el primer trimestre. Después de un 2024 en el que su recaudación se redujo un 3,1% ha cambiado la tónica y refleja el tirón del sector servicios y la fortaleza de la demanda interna. Así, entre enero y marzo experimentó un fuerte incremento del 9,5% en las tres haciendas sumando un total de 1.321 millones, 110 más que en el mismo periodo del año pasado. Es una cantidad que representa el 27% de todo el aumento de la recaudación de las diputaciones.
Las haciendas se han beneficiado también de la recuperación el impuesto a la generación de energía. Una figura que se habían suspendido durante la crisis inflacionaria y que en Bizkaia, donde tiene especial incidencia, se ha incrementado un 174%.
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