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Por si no fueran suficientes su ensalada de aranceles a los productos de medio mundo en una guerra comercial sin precedentes, el conflicto en Gaza ... sin visos de resolverse a corto plazo o la invasión de Ucrania por parte de Rusia, Donald Trump acaba de abrir otro frente con Europa por una cuestión de huevos. Así, como suena. Y ninguna bromita con ello. Los graves problemas de suministro de este artículo de primera necesidad a los que se enfrenta EE UU por culpa de un virulento brote de la gripe aviar se ha convertido ya en una cuestión nacional.
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¿El motivo? Su precio se ha disparado a un 59% interanual en febrero (casi cinco dólares la docena) y, para intentar remediarlo, el presidente estadounidense no ha tenido otra ocurrencia que pedir a los países que integran la UE que exporten parte de su producción al nuevo mundo. Sí, a esas mismas naciones a las que está machacando con todo tipo de tasas, como las del acero, y a las que amenaza con imponer otras muchas más, como las de bebidas alcohólicas, tras considerar que la organización del viejo continente es claramente hostil con su país en términos económicos.
¿Y cómo ha reaccionado Europa a esta petición de Trump para que sea solidaria con EE UU? De momento, el primer país de la UE en responder a esta desesperada llamada de auxilio del inquilino de la Casa Blanca, que prometió bajar los precios de los huevos en su primer día de mandato ha sido Dinamarca. Y ha lanzado un 'no' de lo más rotundo. Algo que era de esperar, teniendo en cuenta que el presidente nortemericano había exigido al Gobierno nórdico el pasado mes de diciembre que entregue a su país el control de Groelandia si no quería enfrentarse a fuertes sanciones económicas hasta dejarla totalmente arruinada.
De momento, se desconocen qué decidirán el resto de países europeos productores de huevos que han recibido una carta del representante del Departamento de Agricultura de EE UU a finales de febrero. En la misiva, dada a conocer por Dinamarca, se sondeaba la capacidad de estas naciones de exportar este producto básico al mercado del gigante norteamericano: «Todavía estamos esperando recibir más orientación de Washington sobre los próximos pasos, pero ¿tienen una estimación del número de huevos que podrían suministrarse a los Estados Unidos (suponiendo que cumplan con todos los requisitos de importación)».
Ante la demanda de una «estimación de la cantidad que podrían obtener», la asociación Danesa del Huevo dijo que lo investigarían pero que no hay excedente de este artículo alimentario en Europa. «Hay escasez de huevos en todas partes a escala mundial porque el consumo está aumentando y muchos están afectados por la gripe aviar», añadió. Como se puede comprobar, ni una mención al conflicto diplomático por Groelandia. Eso sí, se recuerda las exportaciones de esta mercancía a EE UU eran «desafiantes debido a las regulaciones relacionadas con la higiene y otros factores.
Mientras Trump espera que su demanda sea atendida por otros países, ha encontrado en Turquía su mayor aliado. El Gobierno otomano anunció en febrero que había comenzado a exportar alrededor de 15.000 toneladas de huevos a los Estados Unidos. Es, de momento, el único éxito del plan de la Secretaria del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, para buscar productos importados con un presupuesto de mil millones de dólares para combatir la gripe aviar que ha conllevado el sacrificio de 166 millones de aves en lo que ya es el peor brote de esta enfermedad de la última década.
El caso es que el alza de los precios de los huevos, un 10% más el pasado mes de febrero, ha provocado el repunte de la inflación de EE UU con un 2,8% interanual, alejándose del objetivo de estabilidad de precios de la Reserva Federal (Fed), establecido en el 2%. Los alimentos que conforman la cesta de la compra avanzaron algo más del 0,4% en el primer mes del año, y los precios de los huevos supusieron dos tercios de ese aumento mensual total. De ahí que Donald Trump busque una salida a esta inesperada crisis económica. Aunque sea en países considerados por el presidente norteamericano claramente contrarios a los intereses económicos de su nación.
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