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Visitar estos días la página de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) donde las grandes compañías cotizadas dan a conocer sus 'hechos relevantes' es lo más parecido a acercarse al Muro de las Lamentaciones. Se ha convertido en un auténtico reguero de malas ... noticias, proyectos que entran en fase de congelación por la amenaza del coronavirus y previsiones hechas que ya no se van a cumplir, por lo menos en el corto y medio plazo.
Ayer mismo dos compañías vascas, Siemens Gamesa y Gestamp, lanzaban señales de advertencia al mercado financiero. La primera porque los problemas de logística y las interrupciones de la cadena de suministro le están complicando la vida. La segunda, porque ha puesto en marcha un plan para proteger la tesorería -el cáncer de las empresas es la caja-, lo que implica un recorte de inversiones que la propia sociedad, sin ofrecer más detalles, calificó como «drástico».
No son éstos los únicos anuncios negativos. Ha habido más, y todos ellos tienen un claro hilo conductor. Explicado en términos sencillos, las empresas vienen a advertir algo así como que 'nada de lo dicho hasta ahora se puede sostener ya, porque ha cambiado por completo el panorama. Nuestros planes estratégicos, nuestras estimaciones para el próximo año, son papel mojado. Tampoco somos capaces de dibujar ahora nuevos planes ni cifras concretas. El mundo se mueve bajo nuestros pies y los temblores se suceden cada 24 horas'.
Gestamp remitió ayer una nota oficial en la que daba cuenta de un conjunto genérico de medidas que ha adoptado para evitar que la actual situación se convierta en un problema estructural, mientras la compañía observa cómo su producción en China vuelve poco a poco a recuperar una cierta normalidad.
Pero el escenario en el que se mueve, la industria del automóvil, pende de un hilo. No sólo porque los fabricantes europeos estén aún parados a la espera de arrancar de nuevo o porque los concesionarios estén cerrados -si no hay ventas para qué fabricar-, sino también porque la demanda puede contraerse en los próximos dos años. «Comprar un coche no parece que vaya a estar entre las prioridades de la gente cuando las cosas comiencen a normalizarse», apunta un industrial del sector. La empresa ha anunciado que va a mantener las inversiones necesarias para atender los compromisos ya adquiridos con sus clientes, pero también que pone en marcha un proceso de ajuste de costes.
Algo similar ocurre en la industria aeronáutica -con una importante implantación en el País Vasco-, que previsiblemente en los próximos días dará a conocer sus planes de ajuste de la mano de expedientes temporales, ante la caída del tráfico aéreo y la paralización de nuevas órdenes.
Siemens Gamesa, por su parte, advirtió ayer que retiraba sus 'guías', que no es otra cosa que las estimaciones lanzadas al mercado sobre su evolución previsible en el año. La división de generación terrestre atraviesa serios problemas, debido a las dificultades para seguir produciendo, a la ralentización en la construcción de algunos parques eólicos en el norte de Europa y también a la paralización del mercado en India, que es uno de sus principales soportes. Los problemas en la generación marina -previsiblemente demora de proyectos- llegarán en los próximos meses, advirtió también la compañía.
También hay miedo a lo desconocido, que se refleja en los anuncios de congelación de dividendos -la parte del beneficio que se distribuye entre los accionistas-, que ya habían sido aprobados. Gestamp también se sumó ayer a esta medida de precaución para proteger los fondos propios, siguiendo así la estela de bancos como el Santander y Sabadell o compañías como IAG y Repsol.
Mientras tanto, Iberdrola ha suspendido su 'día del inversor' previsto para mayo, en el que estaba previsto presentar una actualización de su plan estratégico que abarca hasta el año 2022, pero cuyo cumplimiento se ha anticipado mucho. Nada hace pensar que peligre el anticipo lanzado en la junta de accionistas por su presidente, Ignacio Galán -Iberdrola es la única gran compañía que ha transmitido un mensaje positivo en el curso del último mes-, en el sentido de que este año invertirá 10.000 millones de euros, al tiempo que anticipaba compromisos con sus proveedores.
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Juan Carlos Berdonces
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