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Del regreso a la actividad en la planta alavesa de Mercedes-Benz está pendiente mucha industria auxiliar de Euskadi. La principal factoría vasca y la única que fabrica vehículos en serie está en su sexta semana de parada industrial. Y en teoría, debería ser la ... última. La dirección de la compañía mantiene la fecha del próximo lunes como la del regreso a la producción mes y medio después. Así volvió a trasladárselo al comité de empresa en su reunión de ayer, al tiempo que también reiteró su deseo de acordar con los representantes sindicales un plan de medidas de seguridad, salud e higiene para el arranque de este 27 de abril.
Pero a cuatro días de esa fecha, cerrar un protocolo de actuación parece lejano, puesto que sigue habiendo importantes discrepancias entre la firma y la parte social. La decisión de recuperar la producción «la puede tomar Mercedes de manera unilateral, siempre que las autoridades lo permitan», recuerda el comité, pero es el escenario al que no se quiere llegar. Hay otros dos posibles: un arranque al ralentí también este lunes, pero con una actividad productiva muy paulatina; o directamente esperar una semana más. La decisión definitiva, en principios, se tomaría hoy.
Los sindicatos volvieron a insistir ayer en la necesidad de hacer cambios en las líneas de producción para intentar mantener las distancias de dos metros entra cada trabajador. Y si no es posible –asumen esa dificultad en determinados puestos de la cadena de montaje–, «que se busquen alternativas como ampliar los tiempos para realizar determinadas tareas y así no tienen por qué estar tantos trabajadores juntos», explican portavoces oficiales del comité.
Mandos intermedios y jefes de equipo ya estuvieron analizando ayer a pie de línea cómo introducir mejoras para desdoblar esos más de 200 puestos 'conflictivos'. Hoy serán los delegados sindicales quienes comprueben in situ cómo se podría realizar esa labor minimizando el contacto entre trabajadores. Ahí verán si los cambios introducidos les convencen en materia de prevención de riesgos laborales.
El aumento del tiempo para hacer determinadas tareas en la cadena de montaje y las mayores rotaciones en los puestos –para combatir el estrés que generará entre la plantilla trabajar con mascarillas o pantallas faciales– implicarán también un menor ritmo en la producción. «Y hay que saber si la empresa está dispuesta a aceptarlo», plantean en el comité. Le han propuesto a la multinacional esa posibilidad de volver al ralentí al menos las dos primeras semanas –hasta el final del actual estado de alarma–, en las que está previsto que solo trabaje un turno. «Así la gente puede ir cogiendo confianza y quitando el miedo», añaden.
Hay una tercera vía: demorar la vuelta una semana más, hasta el 4 de mayo, al igual que han hecho otras grandes factorías automovilísticas en España como Ford en Valencia o Iveco en Valladolid. Es la alternativa que menos convence a Mercedes en Vitoria, porque considera que esperar más tiempo supone retrasar los plazos p ara empezar a producir a pleno rendimiento y suministrar a los clientes los vehículos comprometidos antes del parón.
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