Alcaraz, el verdadero rey de Inglaterra

Alcaraz repite el triunfo del pasado año y se suma a la lista de 13 tenistas que han ganado en Roland Garros y en Wimbledon el mismo año. Fue el más joven número 1 de la historia del tenis, pero la victoria de este domingo no altera su posición en el ranking, que encabeza Jannik Sinner. El gran tenista de El Palmar será este lunes tercero, por detrás también de Djokovic.

El serbio dio «una enorme felicitación a Carlos». «Hoy ha merecido ganar. Ha jugado mejor desde el principio hasta el final. Intenté luchar a mi manera en el tercer set, evité tres puntos de partido, pero imagino que era inevitable que él ganase porque entró en la pista con un tenis de más calidad. Es tan simple como eso», recoconió tras el partido.

El primer juego creó el tono. Con el primer servicio de Djokovic, Alcaraz fijó un ritmo que desbordó al ganador de siete finales de Wimbledon. No se recordaba en la Pista Central la estampa del gran campeón defendiéndose así en siete empates. El juego se fue del lado del murciano cuando su rival tiró demasiado largo con la derecha. 1-0 en 14 minutos. Cuando el reloj marcaba que llevaban 28 minutos de juego, el resultado era de 4-1.

Djokovic tuvo que operarse de la rodilla tras Roland Garros, su preparación para la hierba fue breve y la lista de sus rivales no le había forzado a pruebas extremas. En la evolución de menos a más durante las rondas consecutivas, Alcaraz estuvo en las pistas 17 horas y 6 minutos, adaptándose al juego en la hierba. El serbio, 12 horas y 54 minutos, contra rivales que no le plantearon retos graves.

Ese contexto y el afán de Djokovic de someterse a un tratamiento 'híbrido' para estar en los Juegos Olímpicos y el Abierto de Estados Unidos puede poner en duda el sentimiento que produjo la continuación del primer set y la totalidad del segundo. Alcaraz fue superior en todos los golpes. Su rival no respondía a su velocidad en los golpes desde la línea de fondo ni al juego de cortadas y 'passings'.

Tras aquel épico partido entre Roger Federer y Rafael Nadal en 2008, el público salió convencido de que había visto un cambio profundo en la historia del tenis de hierba. El suizo había ganado cinco títulos consecutivos en Wimbledon. Quería superar a Bjorn Borg, que compartía ese récord. La fuerza atlética y el talento de Nadal le rompieron el sueño y la seguridad de que tenía un camino libre para mantener el monopolio de victorias.

La final de ayer, culminando el torneo con más partidos a cinco sets en la historia, tuvo tres y duró 2 horas y 27 minutos, la mitad de tiempo que aquella contienda nocturna y con clima ventoso en una pista descubierta y en obras. Federer selló la velada con lágrimas por haber perdido y porque, según declaró abatido, no sabía si Nadal le dejaría ganar otro.

A sus 37 años, Djokovic tendrá dificultades para vencer otra vez a un tenista tan versátil como Alcaraz, que ha ganado sus primeros Grand Slam en los tres tipos de pista del circuito. El serbio ya dijo esta semana que el del español le parece un estilo de juego similar al suyo por la variedad de golpes y en diversas superficies. El murciano mostró ayer el avance en su servicio, con el que ha tenido un número sorprendente de doble faltas, 27 en todo el torneo. En la final lanzó regularmente servicios de 210 kilómetros por hora.

Un público que aplaudió con cariñoso entusiasmo la entrada en la Pista Central de la princesa de Gales, Catalina, que esta siguiendo un tratamiento de cáncer, se alborotó en el tercer set y quizás incluso impidió que el partido terminase antes, por el grito de una espectadora cuando Alcaraz remataba una volea que se fue fuera. Alcaraz dijo después con orgullo que pudo calmarse para batir a Djokovic. Con una cortada sublime. Para convertirse en el verdadero ey de Inglaterra.