Carlos Alcaraz, que cumplió 20 años en mayo, hijo de una familia tenista de El Palmar, en Murcia, se convirtió este domingo en uno de los jugadores más jóvenes que han ganado el Campeonato de Wimbledon. Destronó en Londres al serbio Novak Djokovic, que no ... había perdido un partido en la Pista Central desde 2013, en un gran partido -1-6, 7-6 (8-6), 6-1, 3-6 y 6-4- de casi cinco horas.
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Silvia Cantera
Amador Gómez e Ignacio Tylko
El duelo se jugó en la gran Pista Central del club All England, que en cada campeonato parece más rico y también deseoso de integrar a mayores audiencias. Estaban en el palco el rey de España, Felipe VI, los herederos de la corona británica, Guillermo y Catalina, con dos de sus hijos. También la viuda de Manuel Santana, el primer español en ganar en Wimbledon.
El escenario era glorioso, el viento no era tan desapacible como la víspera y la final era la más deseada. El superviviente de un triunvirato que ha dominado el tenis durante más de una década se enfrentaba al mejor de la generación juvenil. Algunos comentaristas británicos se han quejado de la pobreza de un Wimbledon sin Federer ni Nadal, pero las gradas mostraron pasión en favor de Nole o de Carlitos.
El primer set les heló el alma. Quizás hubo demasiado empeño en el equipo de Alcaraz, y en el propio tenista, para lograr la calma y que no tuviese la ansiedad y los calambres de la semifinal en Roland Garros contra el serbio. En cualquier caso no funcionó. En 34 minutos Djokovic deshizo con facilidad a un Alcaraz exagerado o tímido en sus golpes. El público le aplaudió con entusiasmo cuando logró el 1-5 con un gran passing.
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El Alcaraz del segundo set fue distinto desde el inicio, más suelto y agresivo. Rompió el primer servicio a Djokovic. Perdió a continuación el suyo con una cadena de golpes excesivos. El 2-2 fue consecuencia de una cortada pésima del número 1 del mundo. Había errores y nervios, pero ahora se repartían. Los padres del español cerraron puños de júbilo o cabecearon a su hijo para que persistiera en ganar el juego, con 5-4.
Se rindieron finalmente con él en ese punto, pero el desempate mostró a un Alcaraz dominante. El partido se había abierto a un horizonte más lejano. Y las gradas del All England se adaptaban a la realidad: el joven español jugaba tan bien como Novak Djokoviv, el mejor tenista de la historia. En el tercer set, el gran campeón se enredó con el juez de silla, se encaró con la grada que le abucheaba. Su dura mente competitiva se agrietaba en quejas.
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Todos han sucumbido en este campeonato ante la variedad táctica del murciano, a su atletismo y a la brutalidad y sutileza de sus golpes. Y Djokovic se vio desbordado en el tercer set. Batallaron en dos puntos largos en los que se repetían deuce y ventaja, pero el aspirante a ganar su quinto campeonato consecutivo e igualar también el récord de Roger Federer de victorias en el torneo no pudo con el español.
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La mente aplastante de Djokovic en las finales de Gran Slam se había quebrado, disputaba ahora continuamente con su equipo y sobre el campeonato quedaba la incógnita sobre la posibilidad de que Alcaraz padeciese un vértigo ante la victoria como el que le había trastornado el inicio del partido. Se temió que ocurriera en el cuarto set.
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Alcaraz corría más y de vez en cuando flexionaba su rodilla derecha. El tanteador siguió inicialmente la tendencia del tercer set. Deuces y ventajas frecuentes avanzando hacia un desempate, hasta que Dojokovic logró romper, 2-3, en un juego que pareció más errático. El murciano sufrió un resbalón peligroso con 2-4, en la esquina. El 3-5 y el set llegaron rápido.
Un quinto set en un partido jugado con tal intensidad y con tanto en juego tiene siempre un tono agónico, pero fue más breve que los anteriores. Djokovic se quejaba ahora del viento. A diferencia de lo que hicieron en la final de mujeres, los organizadores mantuvieron el techo abierto. El debate decía que Djokovic sería favorecido por un cierre de la cubierta.
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Iñigo Gurruchaga
Si era una petición encubierta, no prosperó. El último juego fue igualado, pero tras cuatro horas y 38 minutos de partido, el joven prodigio Alcaraz estaba más entero mental y físicamente. «Tras el primer set, o aumento mi nivel o todo el mundo se decepciona», dijo después del partido. Era «un sueño cumplido». La repercusión en el ancho mundo será registrada, pero nada se equipara con la felicidad visible de una familia de tenistas en Murcia.
Djokovic les dio la enhorabuena en castellano. Dijo que «es asombroso lo que habéis hecho». Y a Alcaraz le dijo directamente: «Yo creía que me ibas a dar problemas en la tierra y en cemento, pero no en la hierba. Asombroso».
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Con 20 años y 72 días, Alcaraz se convirtió ayer en el tercer tenista más joven en alzar el trofeo en el All England Club, sólo por detrás de Boris Becker, ganador en 1985 a los 17 años y 227 días, y Bjorn Borg, campeón en 1976 con 20 años y 27 días. Asimismo, el tenista murciano es el primero en colarse el selecto club formado por Federer, Djokovic, Nadal y Andy Murray, que desde 2003 habían levantado, sin excepción, todas las copas en la Central londinense.
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