Han pasado cinco días desde que Jon Rahm entró en el Olimpo del golftras levantar el trofeo del US Open. Primer español en hacerlo en el torneo norteamericano y el cuarto en lograr un 'Major', tras su idolatrado Seve Ballesteros, Txema Olazabal y ... Sergio García. El de Barrika habla desde la serenidad de saberse ya entre los más grandes, reconoce la «paz» que le ha dado el nacimiento de su hijo y muestra su «ambición» por sumar nuevos Grandes, aunque relativiza el éxito: «Lo importante es la salud de mi familia».
Publicidad
Noticia Relacionada
– ¿Ha mirado muchas veces la copa estos días?
– Cada vez que paso por delante de ella. No me gusta tener todos los trofeos de golf fuera como si la casa fuera un escaparate, pero los primeros días cada vez que pasaba al lado tenía que cogerlo. Como si fuera un hijo más. No sé, ha sido un poco raro. Según transcurren los días me estoy acostumbrando a tenerlo.
– ¿Qué ha hecho estos días? ¿Ha cambiado sus rutinas?
– No te creas. Ayer (por el jueves) tuve que hacer un documental con Callaway (la marca de equipamiento que le patrocina), fui al campo de golf a las 5.30 de la mañana y me tuvieron ocupado hasta las tres de la tarde. Si hoy estoy cansado (por ayer) mucho tiene que ver con eso. Celebramos del domingo al martes (el lunes se trasladó de San Diego a su casa en Arizona) y quizá este fin de semana hagamos algo más tranquilo. De todas formas yo soy más de festejar a final de año, cuando acabe la temporada y hagamos un repaso de todo.
– ¿Ser ganador de un Grande le da cierta calma?
– Lo primero que pensé es que me había quitado un peso de encima. En el golf te meten en la categoría de mejor jugador muy muy rápido sin haber ganado un Grande. No es que te incomode, pero te mete cierta presión. Sabes que eres capaz y que la gente confía en ti... Ganar un Grande tan pronto te da cierto alivio. Phil (Mickelson, amigo y uno de los que más ha ayudado a Rahm) ha vencido en seis Grandes, pero el primero le llegó a los 34 años. Para mí hubieran sido siete años más de espera. No de decepciones, pero sí de oportunidades sin conseguirlo. Quieras que no... Es como un pedazo que te molesta en tu mente.
Publicidad
– ¿Notaba la presión de tener que ganar un Grande con solo cinco años en el circuito?
– La verdad es que no he tardado tanto. La gente se piensa que tienes que ganar en los dos o tres primeros años de tu carrera y la verdad es que este deporte es muy difícil. Vencer en un torneo del PGA Tour es muy complicado y en un Grande muchísimo más. Me hice profesional en el verano de 2017. Es cierto que he conseguido bastantes cosas en poco tiempo. Aquella primera victoria en 2017 (en Torrey Pines, el campo donde el fin de semana se disputó el US Open) y llevar ahora trece victorias a nivel mundial, tener un Grande, ser número uno del mundo, haber sido elegido mejor jugador europeo del año... Es increíble.
– Dicen que este triunfo le ha llegado en el mejor momento, con 26 años. Ni demasiado joven ni demasiado tarde.
– Ha llegado cuando tenía que llegar. Porque el domingo pasado podía haber ganado cualquiera. El último día, en los últimos nueve hoyos, había diez jugadores de gran calidad con opciones.
Publicidad
– ¿Ha alcanzado su madurez?
– Cada día maduramos todos un poco. Tampoco sé si es que un día alcanzas la madurez y el resto es que ganas en sabiduría. Sí que con el nacimiento de Kepa ha habido un cambio en mí. Cuando tienes a tu primer hijo, las prioridades varían, la perspectiva cambia mucho. Me ha ayudado bastante. ¿Es eso madurez? No lo sé. Pero he dado un salto muy grande.
– ¿Lo más difícil ahora es gestionar el éxito?
– Tengo los pies en el suelo. Lo importante es la familia, la salud de mi hijo Kepa, de mis padres... El golf es lo que hago. Todavía no he socializado mucho así que no sé la repercusión que esto ha tenido, pero yo sigo siendo el mismo. No creo que mi vida vaya a cambiar. Al final, es algo que he querido conseguir hace tanto tiempo...
Publicidad
– Se le ve muy seguro.
– Lo único que va a cambiar es que esta semana he mandado la dieta a tomar por saco y la tripa no está contenta. Pero lo demás sigue igual, tengo que cambiar pañales a la mañana... Haga lo que haga, a Kepa le da igual. Y eso te mantiene en el suelo.
– Todo el mundo coincide en que va a ser el primer Grande de muchos. ¿Eso le intimida, le presiona, le estimula?
– Me motiva. Pero vamos a pensar en el segundo y, si llega el segundo, ya pensaremos en lo demás. Ha habido gente que me recuerda que Txema (Olazabal) tiene dos, que Seve tiene cinco... es muy fácil meterte en ese mundo, pero poco a poco. Ojalá sea el primero de muchos, que es mi objetivo.
Publicidad
– Ambición no le falta.
– Si algo he demostrado es que, si consigo algo grande, tengo más ambición aún. Me motiva saber de lo que soy capaz, el trabajo que he hecho y que estoy mejorando.
– ¿Qué ha ocurrido? Al principio de la temporada alternaba actuaciones malas con exhibiciones.
– He de decir que en los primeros meses del año cambié todos mis palos y la bola. Pasé a usar otra marca y tuve muchos cabos que atar. Poco a poco he ido puliendo detalles. Ya en abril había aprendido a manejar la bola nueva, había modificado algún golpe y añadido otros nuevos a mi arsenal.
Noticia Patrocinada
– ¿Y qué más ha cambiado?
– Ha sido la llegada de Kepa. Terminé mal la tercera vuelta en el PGA, con un par de bogeys. Fue una buena vuelta pero estaba muy lejos del líder y... no supe lidiar con ello de la mejor manera. Cuando llegué a casa no estaba muy contento y como muchas veces en el campo he hecho cosas de las que no estoy muy orgulloso... Cuando vi a Kepa aquella tarde me prometí que eso tenía que cambiar.
– ¿En qué sentido?
– Antes era alguien al que muchos niños admiraban, pero no me daba cuenta. No me veo como una figura deportiva, sigo siendo el mismo. Pero cuando vi a Kepa, me di cuenta de que él va a aprender de lo que yo hago, y decidí que tenía que cambiar.
Publicidad
– ¿Fue todo de repente?
– Al día siguiente, cuando fui a jugar, noté esa diferencia. Seguía teniendo ese punto de rabia y competitividad, pero los fallos o la mala fortuna del golf no me molestaron tanto. Lo acepté y pasé de ello algo más rápido. Si ves mis vueltas desde ese domingo hasta el US Open he jugado increíble.
– ¿Cuál es la diferencia entonces?
– No es que le esté pegando mejor o peor. Ese pequeño cambio ha sido Kepa. Hay veces que hace falta vernos a nosotros mismos en otra persona.
– ¿O sea, que su hijo le ha ayudado a relativizar los errores?
Publicidad
– No sé si a relativizarlo, pero sí los veo de otra manera. Habrá momentos malos en el futuro, tendré mejores y peores días, pero me da la sensación de que todo fluye diferente. Si pego un golpe malo, no pienso tanto en el golpe sino en seguir adelante. Me perdono un poco más el fallar. Antes quería ser perfecto. Entiendo que no es el fin del mundo.
– En EE UU le consideran una especie de superhéroe por ganar el US Open tras el Covid.
– La gente cree que estaba cabreado por no haber podido jugar el último día del Memorial. Una vez que te dicen que has dado positivo por Covid y tienes un hijo de dos meses y una mujer y una suegra con asma... Mis padres venían a verme dos días después... El golf pasa a un segundo plano. No pude jugar, iba ganando con seis golpes de ventaja y podía haberme llevado el Memorial, pero decidí acordarme de lo bien que había jugado. ¿Qué me preocupaba? Que Kepa no lo tuviera, que Kelly no lo tuviera, que no iba a ver a mis padres...
Publicidad
– ¿Fue duro?
– Intenté ser lo más positivo posible. Le dije a Kelly: 'Todo pasa por algo. No sé qué va a venir, pero algo bueno viene'. Tuve que hacer cuarentena, pero esa positividad hizo que todo fuera más rápido. Apenas tardé cinco días en dar dos negativos seguidos y me permitió entrenar un poco, estar con aita y ama... Me perdí la primera vez que ellos vieron a Kepa, pero dentro de lo que cabe y sabiendo las historias que ha habido con esta enfermedad, todo ha ido bien. Kepa está sano, Kelly está sana, mis aitas están sanos y yo apenas tuve síntomas.
– Al final todo salió bien.
– Muchos pensaban que yo estaba más tocado de lo que estaba. Fui a Torrey Pines con menos estrés porque pensaba que, si me iba mal, siempre tenía la excusa del confinamiento. La positividad con la que afronté todo me dio ese poder que tiene la mente.Muchos creen que lo del US Open ha sido muy duro, pero lo fue sobre todo en el plano mental. Ahí sí que acabé cansado. Lo importante es saber que hay veces que de las decepciones más grandes surgen los mayores éxitos.
– ¿Le sorprendió cómo le animaban? Daba la sensación de que el público quería que ganara usted.
– Torrey Pines es un campo en el que he jugado muy bien y ya me querían. Pero el apoyo de esa semana es lo más cercano a lo que tengo en España. Que en un US Open apoyen a un europeo como yo fue increíble. Me dio la sensación de que todos los que estaban allí el domingo querían que ganara yo. No sé si por venganza o por el karma respecto a lo que había pasado dos semanas antes.
– Las miradas van a estar puestas en usted a mediados de julio en el Open Británico.
– En mí y en muchos otros. El US Open y el Open británico son muy diferentes. Tengo ganas de ir a jugar y encontrarme con opciones de victoria el último día.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.