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Jon Rahm declinó ayer salir al campo por la lluvia y el viento y limitó su actividad en Royal Portrush a una rueda de prensa. reuters
EL CORREO con Jon Rahm en The Open

El The Open avanza su cara menos amable la víspera de su arranque

Jon Rahm, muy relajado, declina salir al campo ante las trombas de agua y viento que se prolongaron hasta pasado el mediodía

Jueves, 18 de julio 2019, 00:19

Ocho de la mañana. Nada. Media hora de espera y no hay rastro. Los paneles muestran la escasa actividad en los campos de prácticas y en el recorrido del The Open. El tiempo ha cambiado a mal, como estaba anunciado, y los jugadores se lo ... toman con calma. O ni eso. Viendo el percal, Jon Rahm declinó arriesgarse a enfriarse. Entendió que era más lo que podía perder que ganar. Tiene muy claro ante el 'Major' que cierra la temporada que un estado mental perfecto es el salvoconducto al éxito. Completó los 18 hoyos el lunes, redujo el estudio a los siete primeros el martes y ayer iba a ponerse en marcha desde el 8, pero las trombas de agua y el viento irreconocible, imposible de aplicar cualquier enseñanza en lo que queda de semana, le llevaron a replantear su jornada. «Iba a estar calado y si esperaba no me iba a dar tiempo a calentar y salir». Porque a las dos, hora local, tenía un encuentro con los medios. Abarrotada la sala de prensa. Está señalado como claro aspirante a elevar la Jarra de Clarete, que el domingo podría llenar con un buen txakoli gorri vizcaíno.

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