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Ocho de la mañana. Nada. Media hora de espera y no hay rastro. Los paneles muestran la escasa actividad en los campos de prácticas y en el recorrido del The Open. El tiempo ha cambiado a mal, como estaba anunciado, y los jugadores se lo ... toman con calma. O ni eso. Viendo el percal, Jon Rahm declinó arriesgarse a enfriarse. Entendió que era más lo que podía perder que ganar. Tiene muy claro ante el 'Major' que cierra la temporada que un estado mental perfecto es el salvoconducto al éxito. Completó los 18 hoyos el lunes, redujo el estudio a los siete primeros el martes y ayer iba a ponerse en marcha desde el 8, pero las trombas de agua y el viento irreconocible, imposible de aplicar cualquier enseñanza en lo que queda de semana, le llevaron a replantear su jornada. «Iba a estar calado y si esperaba no me iba a dar tiempo a calentar y salir». Porque a las dos, hora local, tenía un encuentro con los medios. Abarrotada la sala de prensa. Está señalado como claro aspirante a elevar la Jarra de Clarete, que el domingo podría llenar con un buen txakoli gorri vizcaíno.
Se le ve francamente relajado. Gesticula ante las preguntas que ve venir y se esfuerza por no comenzar a contestarlas antes de que concluya su enunciado. Y del roce surge la complicidad. «¿Has ido a ver 'Giants Causeway'?, dice su caddie, Adam Hayes. Contesto que aún no y Rahm mete baza. «No te lo pierdas, es una pasada. Está a veinte minutos en coche de aquí y cuando llegas tienes que andar otros veinte minutos, pero merece la pena». Olvida decir que no es apto el paseo hacia las 40.000 columnas basálticas, Patrimonio de la Humanidad, que llegan a perderse en el mar, para quienes padecen vértigo porque hay que superar un tramo de acantilado cruzando una pasarela. Huelga añadir que es una de las seis localizaciones irlandesas reconocibles en la saga 'Juego de Tronos'.
«Lo más importante en un 'Grande' es una competición muy mental», se arranca el de Barrika. Sabe que es una pieza muy cotizada por los apostantes y le ve sentido. «Vengo de ganar en Irlanda y también gané en Portstewart, el campo vecino. Pero son diferentes campos, el tiempo va a ser mucho más complicado, y espero acabar fuerte en el único 'Grande' que me falta jugar bien». Y se suma a la corriente mayoritaria a la que agrada que sea el The Open el que cierre el 'grand slam' anual. «Me parece correcto que sea el último, es el más antiguo y prestigioso».
Rechaza pensar que tiene «ninguna espina clavada» por ser el Abierto Británico el único en el que no ha logrado un buen resultado. «No he conseguido jugar mi mejor golf esta semana, así de simple. El swing, la técnica y la mente van y vienen». Como lo van a hacer las condiciones climatológicas esta semana. Ayer ya vimos la cara menos amable de la costa irlandesa y podría tratarse de un simple aperitivo. Los golfistas que salieron al campo coincidían en que en tales condiciones el campo gana. «Imposible no hay nada, pero sería muy difícil acabar así bajo par. Con viento más fuerte y si añades lluvia, ni te cuento. Pero siempre hay alguien al que le sale la vuelta soñada, como el 68 de Harrington en 2008 en Birkdale con un tiempo parecido a este. Con este tiempo cuatro días seguidos no se acaba bajo par, eso seguro».
Miedo nada. «Intimidan ciertos hoyos cuando hay bolas que están mucho tiempo en el aire y son complicadas de manejar. Es un campo diferente, hay menos búnquers, pero más cuestas y ondulaciones alrededor del green. Hay que ser certeros con los hierros más que en otros Open», resume para entregarse a la moraleja. «En un 'Grande' hay que hacerlo todo bien».
El mantra de su paciencia sale a escena. Y el deseo de seguir el percentil que le aproxima a Seve Ballesteros. «Sergio pudo ganar en el cumpleaños de Seve y me encantaría hacerlo a mí en el cuarenta aniversario de su primera victoria en el Open, sin que además lo haya ganado otro español».
Como en cada 'Major', TaylorMade customiza las bolsas de sus jugadores estrella. Para la ocasión, ha incluido unos hexágonos en relieve como homenaje a Giants Causeway, una orografía con 40.000 columnas de basalto que dan a la costa una imagen irreal. En el forro interior de la bolsa principal el tema elegido es el whiskey, cuya versión irlandesa procede de la cebada y la triple destilación.
Rory McIlroy, Irlanda del Norte
Brooks Koepka, Estados Unidos
Dustin Johnson, Estados Unidos
Justin Rose, Inglaterra
Tiger Woods, Estados Unidos
Xander Schauffele, Estados Unidos
Adam Scott, Australia
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