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Fue sin duda el momento más emotivo de la segunda jornada. Tiger Woods llegó al legendario green del hoyo 18 del Old Course de St. Andrews después de cruzar su icónico puente de piedra y las miles de personas que aguardaban en el anfiteatro se ... pusieron en pie para recibirle con una ovación que debió escucharse desde Edimburgo. Y el dios del golf se hizo humano. El californiano se quitó la visera para saludar y expresar su gratitud a los aficionados pero se la puso enseguida porque no pudo contener las lágrimas. Su resultado, más nueve, era lo de menos, aunque fue una pena que no aprovechara la opción de birdie para redondear su despedida. Quién sabe si fue la última vez que recorrió como profesional la alfombra verde en la que nació este deporte en su versión moderna.Jon Rahm tuvo palabras de elogio para el estadounidense por su profesionalidad y por lo que supone su legado para relanzar el golf. «Ojalá no sea la última vez que ha jugado aquí», expresó. El próximo Abierto Británico que se dispute en St. Andrews será en 2030. Tiger tendrá 54 años.
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