Remontada histórica del Barakaldo para ascender a Primera Federación

Este Barakaldo sigue haciendo historia. Los de Imanol de la Sota hicieron gala una vez más de su carácter y voracidad venciendo por 2-0 al Orihuela en un partido ya inolvidable para el club, con prórroga incluida. El 3-1 encajado en el encuentro de ida de la final del play-off de ascenso no hizo mella en la fe y la convicción que siempre han mostrado los gualdinegros. Todo lo contrario. Pareció ser un motivo más para salir con el cuchillo entre los dientes para lograr su segundo ascenso consecutivo de manera totalmente heroica, apelando a la épica.

Lasesarre, abarrotado, rozando el lleno absoluto, fue testigo de un auténtico hito. Una de las mayores alegrías de la centenaria entidad en los últimos tiempos. Por lo tanto, irradiaba una felicidad absoluta y conjunta la localidad de la Margen Izquierda, viendo como su equipo regresa de lleno al panorama futbolístico nacional por la puerta grande. Todos los calificativos se le quedaban pequeños a la tremenda gesta lograda por el cuadro fabril.

'A fuego' rezaba el enorme tifo de la grada sur de Lasesarre emulando el lema que ha implantado Imanol de la Sota en el club. Los fabriles parecen tener ese mensaje grabado a fuego y es cómo salieron al terreno de juego. Desde el pitido inicial, fueron muy intensos con y sin balón, dándolo todo y con la portería contraria entre ceja y ceja. De este modo, el encuentro tuvo un ritmo vertiginoso en los primeros lances. Una tesitura en la que los locales se sienten como pez en el agua. Lo volvieron a demostrar en esta final. Además, al contrario que en la ida, la eficacia de cara a puerta sí les acompañó.

En el minuto seis, Iker Pedernales realizó el primer intento de marcar culminando una gran jugada asociativa por banda derecha. En cuanto le llegó el esférico a los pies, el lateral derecho no dudó en armar el disparo y logró batir a Arias con un auténtico misil que perforó las redes. Estallaba la locura en Lasesarre y crecía la confianza que ya de por sí tenían los aficionados pese al resultado adverso de la ida. Subían los decibelios y los locales apretaban en busca del segundo tanto que, de anotarlo, significaría ir a la prórroga con la seguridad de que, con sólo conservar esa diferencia de dos goles, ascenderían por su mejor clasificación liguera. Todo se ponía mucho más de cara.

Con el paso del tiempo, fue bajando la intensidad del encuentro. Como era evidente, el Orihuela trataba de pausar el juego y a los fabriles les costaba cada vez más acelerarlo y crear peligro. Todo lo que generaba salía de las botas de Endika Buján, muy desequilibrante en banda derecha y siendo una pesadilla para la zaga rival, en el que era su último partido con el Barakaldo antes de partir al Bilbao Athletic. Mientras, el Orihuela amenazaba por medio de Hamza Bellari, que ya fue el mejor en el choque de la ida en Los Arcos y volvió a hacer de las suyas en Lasesarre. No hubo otra ocasión clara para marcar por parte de ninguna de las dos escuadras en lo que restó de primera mitad.

Tras el descanso, el Barakaldo siguió llevando la batuta del juego, siendo dominante, controlando la posesión e intentando por todos los medios marcar el gol que les pusiera el ascenso en bandeja. Sin embargo, no conseguía derribar el gran muro defensivo que había armado el Orihuela, con las líneas muy juntas y defendiendo a la perfección su propia área. Así fue hasta que, pasada la hora de choque, una falta lateral botada por Pablo Santiago supuso una jugada embarullada con muchos rebotes en el área. El último en tocar el balón fue Borja García y el balón se coló en la portería generando un absoluto éxtasis en Lasesarre. Habían logrado el segundo gol, que podía darles el ascenso.

Todavía quedaba mucho tiempo, pero la labor de resistencia durante la media hora restante y la prórroga fue encomiable. Los fabriles no se encerraron, sino que siguieron en la misma línea hasta conseguir obrar la épica remontada que les lleva a tocar la gloria en forma de ascenso a Primera Federación. El campo se llenó de gente en cuanto el árbitro pitó el final con gente incluso llorando de la emoción.

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