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«La sociedad quiere saber quién es gay, quiere un jugador de primera línea para tener a un referente sobre qué va a pasar, cómo ... le vamos a tratar. De verdad, es mucho más difícil vivir siendo alguien que no eres, eso es una agonía, a decir quién eres y que te critiquen», subraya Amal Fashanu, periodista inglesa y presentadora de televisión, que ha venido a Bilbao con motivo del Thinking Football Film Festival de la Fundación Athletic, abierto desde el lunes con la proyección de 'The Last Taboo', un documental en el que interviene ella. Es una de las voces de este trabajo que aborda el tema de la libertad sexual a través de los testimonios de varios futbolistas homosexuales como Per Mertesacker, Marcus Urban, Collin Martin, Matt Morton, Justin Fashanu –su tío, que fue futbolista de élite en varios clubes ingleses y se suicidó en 1998– o Thomas Hitzlsperger, embajador del 125º aniversario del Athletic por su lucha en favor de un fútbol más diverso, justo y tolerante. Amal, activista contra la homofobia en el ámbito del deporte, también ha realizado el documental 'Britain's gay footballers'.
Cree Fashanu que si ahora saliera del armario una figura del fútbol «prendería la llama y lo que haría es enseñar un camino. El problema es que los jugadores que son gays ahora no ven caminos, porque si el camino es suicidarse como muchos lo asocian… Vale, Justin Fashanu salió y se suicidó, pero es que no es lo que le pasó. Justin tuvo una serie de problemas que tienen que ver con religión, con salud mental, con racismo... Hay que entender que él no se suicidó porque era gay. Cuando borras esa teoría, solo ves a un hombre que al final fue valiente –en 1990, cuando estaba en activo, se declaró homosexual– para intentar vivir siendo quién era de verdad. Por eso, como la sociedad no estaba preparada, le penalizaron. Eso era horrible. Añadió todo eso a su tensión y, por eso, se suicidó», relata.
Remarca Amal que «ahora no estamos en aquella época. Si alguien sale del armario, la sociedad no va a permitir que pasen cosas así. Una persona no va a querer suicidarse. Va a ser más un alivio. Y muchos de los jugadores que han salido lo llaman así. No solo los jugadores de fútbol, los de rugby, la NBA… Dicen que es como una sensación de libertad. Este es quien soy. Y si no me queréis como soy ¡que os den!», se rebela la directora de la Justin Fashanu Foundation. Su padre John, también exjugador de alto nivel, censuró públicamente a su hermano Justin cuando éste se declaró homosexual.
«Sé que hay futbolistas que son homosexuales y la mayoría de la sociedad lo sabe. Estadísticamente, que no haya un jugador gay en una Liga no tiene sentido. Pero, hasta que no salga alguien, ¿quién soy yo para decir nada? Para muchos que se han retirado y juegan en ligas inferiores la situación es más cómoda. El fútbol no ha avanzado como el resto de la sociedad. Sí, han salido Thomas –Hitzlsperger– y otros jugadores. El gran enigma es cuándo va a salir alguien significante, alguna figura que juegue en la Premier para un equipo importante. Va a llegar ese momento, aunque no creo que sea pronto», lamenta.
'The Last Taboo' intenta buscar el por qué no hay homosexuales abiertos en el fútbol y sacar el tema a la luz para que se produzca un cambio y reconozcan su condición cuando les apetezca. «Si sale uno ayudaría a los demás a entender qué pasaría, cuáles serían las consecuencias: ¿van a perder contratos?, ¿sus mánagers les van a dejar?, ¿van a perder dinero?, ¿no van a firmar para otros clubes? Ahora mismo sé que hay contratos preparados en Adidas, Nike y muchas empresas grandes para ofrecerlos al primer jugador que salga… Y puede pasar lo opuesto, que ganes más dinero y seas un icono para muchísima gente, y que además te sientas libre, feliz y a gusto sin proteger tu identidad», desarrolla Fashanu.
«Me pongo en los zapatos de cualquiera de estos jugadores y digo: tengo acceso a todo, tengo dinero, todo lo que he querido, puedo pagar a mi familia lo que quiera y ¿tengo que esconderme?, ¿entrar en un hotel y hacer como que este chico de aquí de al lado es mi mejor colega y que no me vean viviendo esa opresión? Eso no es manera de vivir. Me han contactado empresas diciéndome: mira, la Justin Foundation nos dice quiénes son los cinco o seis que conoces e intentamos ayudarles con millones», revela la sobrina de un futbolista que rompió este tabú aún difícil de comprender ya que «en las gradas la atmósfera no está preparada».
Amal Fashanu asegura que la historia de su tío –se ahorcó en mayo de 1998 en un garaje abandonado de Shoreditch (Londres)– «la vivo todos los días, afortunada y desafortunadamente. Es algo que me pasó de pequeña y es muy impactante. Durante unos minutos de todos los días te acuerdas. A esa edad no entiendes mucho lo que está pasando. Mucha gente piensa que ser hija o familiar de futbolista es increíble, que vaya vida tan guay que vives, es fantástica… pero muchas veces he soñado en nacer otra vez y no ser quien soy. Tener un padre y un tío famosos, con tantos episodios… no son cosas normales. Gracias a mi madre –la modelo española Marisol Acuña–, mi infancia ha sido mucho más normal, me ha salvado. El suicidio de mi tío Justin lo viví mal porque era muy público y no había escapatoria. No puedes tener un duelo en privado. Su foto estaba en los periódicos todas las mañanas durante siete días. Mi madre no me escondió, pero intentó protegerme. Yo iba a casa de amigos y no poníamos la tele porque cada vez que lo hacíamos salía en las noticias. Yo estaba esperándole aquel día para ir al estudio de su amigo Elton John… y nunca llegó. Para mí es un poco trauma».
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