Zaragoza 0-1 Amorebieta

Morcillo hace estallar La Romareda

Esta victoria de los vizcaínos, que encadenan cuatro jornadas sumando, les acerca por fin un poco más a la ansiada permanencia. El Amorebieta suma 24 puntos, a siete de Cartagena y Albacete, ambos con 31 fuera de la zona roja.

Jandro apostó por recuperar la línea de cuatro atrás, dejando en el banquillo a Iker Seguín. Por delante, los mismos que la pasada jornada ante el Albacete, con Morán de nuevo a los mandos junto a Sibo en el eje, y con Jon Morcillo repitiendo titularidad tras su buen partido del pasado fin de semana. La gran novedad fue la presencia del autraliano-escocés Ryan Edwards.

El Amorebieta salió con una idea clara, dejar la posesión al Zaragoza y armarse bien en defensa, dejando pasar el tiempo para que el nerviosismo latente en La Romareda fuera apareciendo. Una jugada que no le salió del todo mal a los de Jandro. A los nueve minutos, afloraron los primeros pitos en la grada maña.

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En lo que al juego respecta, no hubo demasiado que contar. Hasta mediado el primer periodo, los porteros fueron meros espectadores. A partir de ese ecuador de primera mitad, el encuentro sí que ganó algo en ritmo, pero las ocasiones de peligro para uno y otro siguieron siendo escasas. Eso sí, fue el Amorebieta el que llegó más a las inmediaciones de Edgar Badía.

Dorrio lo intentó un par de veces. La primera aprovechando un balón suelto en la frontal y la sregunda en una falta de entendimiento entre el portero y su central. Aquí mandó el cabezazo por encima del travesaño, cuando quizá Unzueta estaba mejor posicionado para remachar. Jon Morcillo se volvió a mostrar igualmente incisivo e intentó sorprender en varias ocasiones con su zurda. Mandó un libre directo a las manos de Badía a la media hora, y poco después ensayó dos remates desde el vértice del área que se fueron muy cerca de la escuadra. El Zaragoza tuvo también la suya en un balón largo peinado para Germán Valera, que ganó la espalda de los centrales azules y se plantó ante Pablo Campos, que una vez más demostró sus grandes reflejos bajo palos.

La segunda mitad arrancó con un susto para el Amorebieta. Zedadka apareció de forma inadvertida en posiciones ofensivas y recogió el balón en la frontal. Con tiempo para pensare qué hacer, decidió pegarles desde ahí, pero de nuevo se topó con un Campos muy atento para desviar. A partir de ahí, el Zaragoza creció en el dominio del balón y obligó a recular a los de Urritxe. Aún así, apenas si sufrieron ante un rival que mostró una alarmante claridad de ideas en ataque, algo que enfadó mucho a su afición.

En otra segunda mitad que tampoco pasará al recuerdo, el miedo a perder pareció pesar más que la necesidad de ganar de ambos equipos. El cuadro maño tocaba y tocaba. Los azules esperaban y esperaban. Y así estuvieron hasta faltando un cuarto de hora, cuando se desperezaron levemente. Toni Moya trató de sorprender en un libre directo cercano a la frontal, tras una falta cometida por Félix. Su disparo superó la barrera, pero también se marchó muy alto.

La respuesta de los de Urritxe llegó de las botas de Morcillo. El zornotzarra, en una de las pocas veces que pudo aparecer en posiciones de peligro en el segundo periodo, sacó un centro chut con mucha intención que se estrelló en el larguero con Badía ya superado. El rechace lo cazó Sibo en la frontal, pero su remate blandito no generó peligro. Con el partido ya acabado, en el añadido del añadido, el colegiado pitó falta a favor del Amorebieta. Cerquita de la media luna, en una buena posición. Morcillo no dudó. Colocó la pelota con mimo y sacó un zurdazo inalcanzable que hizo estallar de alegría a su equipo al mismo tiempo que una pitada tremenda en la grada.