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Fernando Romero
Lunes, 4 de septiembre 2023, 19:39
En el fútbol, los errores se pagan. Y cuanto mayor es la categoría en la que se juega, más aún. Eso es lo que le está sucediendo al Amorebieta en este retorno a Segunda División. Los azules son un equipo rocoso, sólido, que práctica buen ... fútbol y es capaz de someter a rivales otrora impensables con un estilo de juego que ha evolucionado de forma exponencial desde su primera incursión en el fútbol de plata.
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El paso adelante dado por los de Urritxe es enorme, tanto como encomiable es el trabajo del club para llevarle hasta donde está. El exigente calendario les propició un inicio de curso que era toda una reválida: el Levante, que no ascendió por un penalti; el Albacete, que se coló en el play-off de ascenso; el Andorra, una de las sorpresas de la campaña pasada, acabando séptimo; y el Espanyol, el gigantesco club periquito, máximo aspirante a volver a Primera.
Ante todos ellos ha dado la talla de forma más que sobrada. El Amorebieta ha mostrado buenos planteamientos, buen juego, soltura y descaro. En definitiva, una valentía que les ha llevado a estar muy cerca de poder incluso ganar todos sus encuentros, aunque solo cuenten con un triunfo en su casillero. Los zornotzarras han demostrado una efectividad enorme que les mantiene como el equipo más anotador de Segunda con ocho tantos en cuatro partidos.
La contraparte está en la relativa facilidad con la que los rivales les marcan goles. Porque los azules son también uno de los equipos que más tantos recibe, con 6. Solo por detrás de Eibar (8) y Alcorcón (7). La firmeza y el gran trabajo colectivo que despliegan los de Urritxe a la hora de defender es enorme, de una exigencia física y mental muy alta. Pero todo esa labor se resquebraja por fallos puntuales que están costando unos valiosos puntos en estas primeras semanas.
El último ejemplo está en ese duelo del domingo ante el Espanyol, en el que el Amorebieta volvió a colocarse con una valiosa renta de dos goles que no fue capaz de sostener, como en Albacete. El conjunto periquito tiró de empuje, pero ni aún así fue capaz de generar ocasiones verdaderamente claras en la portería defendida por el nuevo portero internacional de la sub21 Pablo Campos. Sí que supieron explotar las facilidades que concedió el cuadro azul, con fallos inexplicables en las marcas que acabaron echando por tierra lo logrado en un primer tiempo sensacional.
El problema está más que diagnosticado por Haritz Mujka y los suyos, que deben exigirse más en acciones de estrategia, no perder la concentración ni confiarse. El curso pasado, el técnico de Pasajes tenía claro que «con la portería a cero, ya tienes un punto asegurado». Una forma de pensar y actuar que les llevó a protagonizar una campaña histórica. Obviamente, un peldaño más arriba el nivel de exigencia es sensiblemente mayor, lo que complica seguir a pies juntillas ese 'mantra'. Pero dar facilidades a unos rivales que no van a perdonar los regalos es pegarse un tiro en el pie.
«Hemos hecho muchas cosas bien, pero los detalles contra un equipo ante el que sabíamos que íbamos a sufrir nos han matado», reconocía Mujika al término del duelo en el Stage Front Stadium. «El balón parado, esos detalles hay que mejorar y corregir, porque es por donde se nos ha ido el partido». Un tipo de acciones en las que «el talento no tiene tanta repercusión, pero en las que debemos estar atentos y ser fuertes», recriminaba.
«Estamos haciendo un buen inicio pero no nos podemos quedar en eso. Tenemos que seguir mejorando, tenemos que seguir poco a poco puliendo cosas para que este Amorebieta vaya más arriba», exigía.
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