Espanyol - Amorebieta

Los errores dejan sin premio al Amorebieta

Al Amorebieta le sobraron los últimos quince minutos del encuentro que este domingo le enfrentó al Espanyol, un choque en el que logró ponerse con dos goles de ventaja en la primera mitad pero del que acabó saliendo derrotado por el empuje periquito pero, sobre todo, por los errores propios, que volvieron a castigar a los de Haritz Mujika. Un doloroso primer tropiezo de la temporada de los zornotzarras, para quienes la buena imagen ofrecida en muchas fases del encuentro servirá de poco consuelo.

Decía Haritz Mujika en la previa del choque que sus jugadores debían «sufrir y disfrutar» en el Stage Front Stadium, y el mensaje caló hondo en el vestuario de Urritxe. Los azules saltaron sin complejo alguno al feudo periquito. Tanto es así que su puesta en escena fue brillante, arrebatando la posesión a un Espanyol sorprendido por la valiente actitud de los zornotzarras.

Los de Luis García, no obstante, fueron quienes generaron mayor peligro una vez superado el cuarto de hora. Puado perdonó en segundo palo y a renglón seguido el colegiado anuló un tanto a los blanquiazules por fuera de juego. No se amilanó un Amorebieta que buscó una y otra vez las bandas, como suele ser habitual. A la media hora, Dorrio puso un centro chut muy tenso que Eraso peinó lo justo y que se perdió por centímetros junto al palo.

El enorme trabajo colectivo de los de Haritz Mujika complicó sobremanera las cosas a un Espanyol que tiró de individualidades para generar ocasiones. Pablo Campos sacó una mano salvadora abajo a disparo de Melamed y Etxeita taponó otro potente disparo punto de penalti. La primera mitad parecía que iba a terminar en tablas, pero entonces apareció Rayco para recuperar el balón en las inmediaciones de la frontal y tocar lo justo para que Eraso, de forma sutil, enviase el cuero al fondo de las mallas. Ya en el largo añadido, Álvaro Núñez se sacó de la chistera un golazo. Cargó por banda diestra, se coló entre dos defensas para pisar área y fusiló a Pacheco por la escuadra del primer palo.

La pitada con la que despidió la afición periquita a los suyos hacía prever una salida en tromba del Espanyol en la segunda mitad. Y así fue. Pere Milla estuvo a punto de anotar prácticamente en la primera jugada y Pablo Campos evitó con otra mano providencial el tanto de Keidi Bare. Pero en el cincuenta, Calero mandó al fondo de la portería un saque de esquina peinado en primer palo y que rebotó en las piernas de Garreta. Tocaba sufrir.

Cerraron filas los vizcaínos y lograron llevar el partido a una fase de juego en la que ocurrió más bien poco, con los locales enfrascados en un quiero y no puedo y los azules sudando la gota gorda para mantener su exigua renta. Un agónico guion que podía resquebrajarse en cualquier lance aislado. Y así fue.

En el 78', Salvi le sacó los colores a Garreta para rematar totalmente solo de cabeza ante Campos e igualar la contienda. Y unos minutos después, tras la revisión del VAR, el colegiado dio validez al tanto que anotó Calero tras el saque de una falta lateral. Una acción en la que Sibo se confió en exceso y perdió la marca del central blanquiazul, que anotó a bocajarro en el área pequeña.

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