Saizar, el portero pluriempleado del Amorebieta que busca el ascenso

Pero la palma se la lleva el veterano Saizar. Nadie en el equipo tiene el día tan ocupado. «Por las mañanas bajo a la pastelería familiar (Saizar, de su madre y él) en Tolosa». «Echo una mano en lo que puedo», resume.

Por la tarde llega el momento de entrenar con el Amorebieta. Las sesiones arrancan a las 16.30 para permitir que los jugadores atiendan sus otros empleos o estudios. El final de la sesión en Urritxe no supone que acaben sus tareas. Camino a Tolosa se detiene en Eibar, en donde a partir de las 19.30 arranca su labor como entrenador de porteras del Eibar femenino, equipo de la Liga Iberdrola. «Hay que pensar en el futuro y a mí me gustaría dedicarme a esto porque soy un friqui de la portería y tengo las titulaciones necesarias, pero por si acaso tengo la pastelería».

El miércoles, el día antes de viajar, Saizar llevó un paquete a Urritxe. «Algo de bollería, unas napolitanas y unos cruasanes. Para la merienda posterior al entrenamiento». En un club tan familiar como el Amorebieta sólo hay dos normas a cumplir: darlo todo en el campo y participar un día a la semana en la reunión posterior a la sesión de Urritxe. «Tomamos un par de cervezas y picamos algo. Yo llevo cosas de la pastelería, los de Ondarroa algo de atún... Nos reunimos todos los jugadores en el bar del campo».

El entrenador, Iñigo Vélez de Mendizabal, y el director deportivo, Asier Goiria, participan del ritual comunitario. Y muchas veces se une el presidente, Jon Larrea o algún directivo que pasa por allí, a los que se trata sin deferencias. «En ese momento se te quita todo lo malo porque hablamos con naturalidad y sin jerarquías. El mister, el director deportivo o el presidente son ahí uno más». Ese momento significa mucho. «Es clave en nuestro éxito».

El Amorebieta tiene a tiro la mayor proeza de su historia, trepar hasta Segunda A con el menor presupuesto (675.000 euros) y fichas de los 16 equipos que llegaron al play-off de Extremadura. Enfrente tendrán al gran portaaviones, el anfitrión Badajoz con sus cerca de cinco millones de presupuesto y que recibirá el aliento de casi 7.000 espectadores.

«Se puede pensar que vamos a una encerrona, pero al final es un partido que ellos juegan en su casa y que nosotros vamos a intentar ganar. Además, ellos son los que tienen más presión. Llevan toda la semana pensando que juegan en casa, con público, que les ha tocado el peor equipo, que tienen todo a favor para subir... Lo que tenemos que hacer es que todo ese se vuelva en su contra», advierte. «Vamos sin miedo y nos creemos capaces de todo». El bar de Urritxe les espera para celebrarlo con unas cervezas.