Así vivió Mendilibar el penalti que dio la Europa League al Sevilla y la irónica felicitación de Mourinho

Durante una tanda de penaltis, máxime en toda una final de Europa League, hay gente de todo tipo. Está el que no quiere mirar y se da la vuelta, el que suplica a los dioses que ese balón entre, el que no puede quedarse quieto... Y luego están tipos como José Luis Mendilibar. «¿Si metemos ganamos?», llegó a preguntar anoche el entrenador del Sevilla antes del último lanzamiento que transformó Montiel y dio la Europa League al club andaluz frente a la Roma.

Puede que al míster de Zaldibar le fallasen las cuentas de los lanzamientos que coronaron por séptima vez al Sevilla en su competición fetiche, o tal vez fuera una técnica para rebajar la tensión de su cuerpo técnico y jugadores suplentes, abrazados todos y formados en fila delante del banquillo. Las cámaras de Movistar captaron todo lo que pasó en los segundos previos a un delirio que vino precedido de ataques de nervios.

Porque Montiel, que ya anotó en diciembre el definitivo gol que coronó a la Argentina de Messi ante la Francia de Mbappé en Qatar, falló su chut. Con una brutal estirada al estilo Bono, Rui Patricio adivinó sus intenciones y prolongó el hilillo de vida con el que seguía la Roma en el césped del Puskas Arena de Budapest después de que los italianos errasen dos penaltis. Pero el VAR avisó al árbitro, el inglés Anthony Taylor, que el guardameta portugués se había adelantado demasiado y ninguno de sus pies se encontraba sobre la línea.

Se tuvo que repetir y ahí entró en juego el inigualable José Mourinho. Como si quisiera meterse en la cabeza de Montiel a través de la de Mendilibar, el extécnico del Real Madrid felicitó por adelantado a su homólogo sevillista por el triunfo, en un ejercicio de ironía como protesta por la repetición del penalti. Mendilibar le tendió la mano pero su equipo técnico no se tomó tan bien el gesto del luso, que cargó contra los árbitros. «¡A tu casa!», le espeta uno de los ayudantes del vizcaíno. «Tonto», soltó Óliver Torres. «¿Qué hablas?», exclamó el Papu Gómez. Y Montiel, ahora sí, engañó a Rui Patricio.

Mendilibar se coronó campeón de la segunda competición del continente, su primer título europeo, dos meses después de encomendársele la salvación del Sevilla tras una primera vuelta para el olvido. La Europa League parecía un estorbo y los andaluces se deshicieron de Manchester United y Juventus cuando la prioridad era la Liga. Tras ser despedido del Alavés antes de encandenar seis meses sin entrenar -en esta entrevista repasa ese periplo de incertidumbre-, el vizcaíno ha hecho historia.

En su historial apenas había cuatro títulos (Preferente con el Arratia en 1996, Tercera División con el Basconia en 1998, Segunda B con el Lanzarote en 2004 y Segunda con el Valladolid en 2007, además de ser nombrado mejor entrenador de la Liga 2016-17, cuando dirigía al Eibar. La afición sevillista y varios jugadores se han pronunciado a favor de su continuidad, pero Mendilibar todavía no sabe si dirigirá a un conjunto que será cabeza de serie en el próximo sorteo de la Champions. «Sería la leche no poder seguir», lanzó sin titubeos en el césped tras proclamarse campeón.

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