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A más de medio año del inicio de la Eurocopa, el debate sobre la presencia de la selección española en Bilbao y en San Mamés ... no deja de echar leña al fuego. Si el jueves este asunto fue uno de los temas estrella en el pleno del Ayuntamiento de la capital vizcaína, también estuvo este viernes sobre la mesa del Parlamento vasco. Iñigo Urkullu se sumó a la defensa de la estancia de la Eurocopa en La Catedral como antes habían hecho tanto Ejecutivo que preside como el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, y el alcalde de Bilbao, Juan María Aburto. El lehendakari considera como ellos que albergar la Eurocopa es una «oportunidad» para la ciudad que sería «malo» desaprovechar por los beneficios económicos y la visibilidad que aporta un acontecimiento de esta magnitud.
Urkullu respondió así en el pleno de control a Jasone Agirre. A la parlamentaria de EH Bildu, el hecho de ver a La Roja jugar en San Mamés con Urkullu en el palco escuchando el himno español le pondría la «carne de gallina» y le «revolvería las tripas». Agirre hizo un paralelismo entre el fútbol y la política. «Si no tenemos derecho a contar con una selección propia, no vamos a tener derecho a decidir», recalcó. Y pidió al lehendakari que elija entre estar con la «mayoría de la gente de este país» o sentarse en el palco de autoridades «detrás de Manolo el del bombo».
En su respuesta, el lehendakari subrayó el gran eco internacional de la Eurocopa y recordó los beneficios que se extrajeron de otros eventos como la Final Four en Vitoria, el Mundial de baloncesto, el Mundial de Rugby en Bilbao y, «esperemos», el Tour de Francia (Bilbao aspira a ser la gran salida de la ronda gala en 2023). El campeonato europeo de fútbol traerá «miles de visitantes» y difundirá «la imagen y la cultura» de Euskadi. El Gobierno vasco, añadió Urkullu, va a defender el «respeto», la «libertad», la «convivencia» y las «expresiones de los sentimientos de la gente». Urkullu recordó que su Ejecutivo trabaja con las federaciones deportivas para conseguir el reconocimiento internacional de las selecciones vascas.
España volverá a San Mamés en junio de 2020, 53 años después de aquel partido frente a Turquía, clasificatorio para la Eurocopa de 1968 (2-0, goles de Grosso y Gento) y tras haber disputado antes otros cinco encuentros entre 1921 y 1963. Tras medio siglo de ausencia y desde que la capital vizcaína fue elegida en 2014 como sede del torneo europeo a petición de las instituciones vascas, hay polémica.
Primero fue el entonces diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, el que vaticinó que habría que sacar la tanquetas a la calles para cortar los incidentes ante la avalancha de banderas españolas. Luego, el dirigente del PNV dio marcha atrás. Ahora, el Ejecutivo vasco ve «con normalidad» que San Mamés acoja la Eurocopa y que España juegue en Bilbao los tres partidos de la primera fase. Hay opciones incluso de que La Roja también esté en La Catedral si se clasifica para los octavos de final. Hoy se celebra en Bucarest el sorteo del torneo y se conocerán dos de los tres rivales que se medirán a España en Bilbao.
Ninguno de ellos será Inglaterra, que por ser cabeza de serie no jugará en San Mamés. Precisamente, la selección inglesa es «futbolísticamente» la preferida de Unai Rementeria. En una encuesta realizada la pasada semana por este periódico, el diputado general se decantó por el combinado británico, que ya pasó por San Mamés en el Mundial de 1982, y lanzó hacia el futuro el deseo de que La Catedral acoja algún día un partido entre Euskadi e Inglaterra, «las dos selecciones que mejor se adaptan a un campo cercano, vibrante e intenso» como el bilbaíno.
Mientras se dan las condiciones para que eso sea posible, Rementeria, en la línea de Urkullu y Aburto, cree que la Eurocopa «es otro paso adelante en la conexión y la presencia internacional de Bizkaia y Bilbao». «No solo compiten –agregó– los equipos o las selecciones de fútbol. Los territorios y las ciudades jugamos nuestra particular Eurocopa con otras capitales y regiones. Y es una competición igual de dura».
Aun así, la presencia de España en San Samés no deja de encender el debate político. Se comprobó el jueves en el pleno del Ayuntamiento de Bilbao. El PP propuso la elaboración de una campaña de promoción de la ciudad como sede de la selección española durante la Eurocopa. Al final se aprobó, con los votos del PNV y el PSE, una propuesta para «desarrollar todas la acciones de promoción de Bilbao con el objetivo de generar impacto económico y para la proyección internacional de la villa... sin tener en cuenta qué equipos van a jugar». Para Jone Goirizelaia, portavoz de EH Bildu, el paso de La Roja por «nuestro San Mamés» forma parte de un «proceso de colonización».
Este viernes en el Parlamento vasco, Urkullu hizo frente común con Rementeria y Aburto para recalcar la repercusión económica y turística que tendrá albergar un acontecimiento deportivo que llegará a las pantallas de las cuatro esquinas del planeta. El lehendakari quiso dar la misma imagen de «normalidad» que hace diez días transmitió el consejero de Cultura, Bingen Zupiria, para quien la Eurocopa es una «oportunidad» para la «proyección internacional» de Euskadi y para demostrar su «capacidad» como organizador de eventos de primer nivel. Más que en el interés deportivo de la Eurocopa, las instituciones vascas se centran en el ámbito económico, en los beneficios que dejará en Bilbao.
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