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Si es usted de esa inmensa mayoría que decide abandonar el sedentarismo -y desechar la hibernación cuando el tiempo mejora-, preste atención a estas indicaciones basadas en la experiencia de observar los errores más comunes durante bastantes años. En realidad, se trata de meros ... principios del entrenamiento deportivo, simplificados y adaptados a casi cualquier persona. Se acabaron las excusas.
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La progresividad es, sin duda, el caballo de batalla de un plan de ejercicio físico eficaz. Quien quiere mejorar muy rápido, quitarse los estigmas o hipoteca sus ganas de hacer ejercicio a los resultados inmediatos está estadísticamente condenado a fracasar. En esos casos, el abandono es superior al 60%. El aumento de la intensidad, la duración y el número de días ha de ser progresivo sesión a sesión. No se permita incrementos de más de un 10% en ninguna de las variantes: ni en distancia, ni en frecuencia cardiaca sostenida… No prestar la atención suficiente a esta pauta suele acabar en desmotivación o en lesión.
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La actividad física requiere de tiempo y logística o, lo que es lo mismo, dedicación, que ha de ser planificada y respetada. Sin una buena organización, el entrenamiento no suele ser sostenible.
Cinco
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El objetivo de realizar -de modo fiel- más de cinco horas de actividad física semanal es el podio al que hemos de aspirar. Todo cuenta, hasta ir caminando al trabajo. Esas cinco horas suponen el tiempo de actividad mínimo que nos saca del club de los sedentarios, con todo lo que ello conlleva. Para muchas personas es un objetivo lejano. No sucede nada si necesita doce semanas para alcanzarlo, la alternativa es la enfermedad y la degeneración prematura, con lo que la apuesta siempre es ganar. Empiece por una o dos horas a la semana y aumente de forma progresiva en cada sesión. Para quienes se alejan de la cultura del esfuerzo, 8.000 pasos diarios pueden ser un magnifico reto.
La razón por la cual no se siguen estas pautas tiene su origen, probablemente, en pretender obtener mejoras muy evidentes lo antes posible. Incluso si se lleva una vida sedentaria desde la primera cena de empresa de fin de año.
Dos últimas advertencias. Para que su emoción esté algo más comedida, debe saber que una semana de sedentarismo necesita de tres de actividad física para revertirse. Haga sus cuentas y vuelva a leer el primer consejo. Progresividad. A diferencia de los osos, no salimos extremadamente delgados de la estación invernal, sino que normalmente lo hacemos con cierto grado de sobrepeso. Esto implica un hándicap adicional a la hora de realizar ejercicio, por llevar esa mochilita, que supone un esfuerzo extra no previsto inicialmente desde el punto de vista articular ni muscular. Por lo tanto, si tiene sobrepeso –más de 25 de índice de masa corporal- anótese a la vertiente más pausada de los consejos.
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