Pogacar se familiariza con Jaizkibel
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Los ciclistas del UAE inspeccionan los tramos estratégicos de la segunda etapa. Hoy la mayoría de los equipos subirán El Vivero y Pike BideaIgor Barcia y Beñat Arnaiz
Jueves, 29 de junio 2023, 07:14
Tadej Pogacar sale de su hotel, el Palacio Urgoiti, ubicado muy cerca de Artebakarra. Son las 9.30 de la mañana. Se dispone, con el resto de compañeros, a recorrer el tramo guipuzcoano de la segunda etapa con salida en Vitoria y llegada a San ... Sebastián. ¿Objetivo? El alto de Jaizkibel, punto estratégico ese día. «Se sube, se baja y se llega a meta. Es importante», comenta un técnico del pelotón, que aporta una reflexión más: «Es bueno comprobar si algunos sprinters van a tener dificultades en el ascenso o si la subida es suficientemente dura como para romper la carrera».
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Los ocho corredores del conjunto emiratí completaron los últimos 110 kilómetros de una jornada que tendrá 208. Tras coger el autobús en su hotel, se subieron al sillín en Ordizia y comprobaron de primera mano, bajo el cielo gris de Gipuzkoa y a un ritmo tranquilo, lo que les esperará el domingo.
El autocar del UAE estuvo parte de la mañana estacionado en los aledaños del Reale Arena en San Sebastián esperando a que los corredores llegaran. Cuando lo hicieron, Tadej Pogacar posó de manera muy amable y sonriente ante las cámaras antes de meterse en una de las furgonetas del equipo. «Me encanta estar en el País Vasco», dijo.
«Me haría mucha ilusión ganar la primera etapa y lo intentaré, pero es difícil».
«Espero con ansias la etapa del sábado», confiesa el líder del Soudal.
«Me encanta estar en el País Vasco. La segunda etapa es dura, pero me ha gustado mucho».
Media docena de auxiliares del UAE, entre ellos el conductor del autobús, quien agradeció que este año el Grand Depart fuera en un territorio fronterizo con Francia y no en Dinamarca para ahorrarse la pechada de kilómetros que tuvo que hacer el año pasado, compraron bocadillos y se fueron al centro comercial Arcco para hacerse con un termómetro para líquidos, como los que se usan en las peceras, en una tienda de animales.
La explicación de esa misteriosa compra se descubrió cuando Pogacar salió de la furgoneta, desnudo de cintura para arriba y totalmente empapado tras meterse en una bañera que los miembros del staff del UAE habían llenado con garrafas de agua y hielos para hacer descender la temperatura hasta los diez grados. Ahí estaba el porqué del termómetro.
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Descalzo y temblando de frío, pero con la sonrisa intacta, Tadej Pogacar, ganador del Tour de Francia en 2020 y 2021 y de nueve etapas de la ronda gala hasta ahora, ofreció sus primeras palabras en público desde su llegada a Euskadi para expresar que «la segunda etapa, la de Jaizkibel, es dura, pero me ha gustado mucho». Con la satisfacción de saber por qué carreteras va a rodar el domingo y de haberle gustado el recorrido se esfumó el campeón tras la cortina de la puerta trasera del autobús. En este Tour, hasta que logre uno de los maillots de líder, vestirá los colores de Eslovenia en calidad de campeón de su país.
A Pogacar le acompañaron todos sus escuderos. Compartió la subida, a un ritmo muy tranquilo, con Adam Yates. En el primer grupo fueron Marc Soler, Matteo Trentin, Felix Grosschartner y Rafal Majka, que les atacó en el último kilómetro; y los rodadores Mikkel Berg y Vegard Laengen no tuvieron prisa en alcanzar la cima.
Todos los ciclistas de la escuadra emiratí fueron protegidos y vigilados por los directores Andrej Hauptman y Matxin, que a su llegada al autobús bromeaba estar en ese escenario, el de los aledaños del Reale Arena, siendo un gran seguidor del Athletic. El de Basauri valoró que «Jaizkibel no es duro, pero la entrada por todos los pueblos sí que será peligrosa porque son zonas muy estrechas. En la segunda etapa todos tienen fuerzas y los 180 van a querer entrar en estas zonas complicadas en la mejor posición posible. Ojalá se tranquilice todo al llegar a Jaizkibel».
Antes de poner rumbo a su hotel en Mungia, que comparten con el Bahrain, auguró que un grupo de no más de treinta corredores llegarán a la meta de la Zurriola el domingo, entre los que espera que esté su pupilo Pogacar, no como la última vez que el esloveno estuvo en Donostia. Fue en la Clásica de San Sebastián del año pasado. Llegaba de hacer un tremendo sobresfuerzo en el Tour para tratar de ganar a Vingegaard y, aunque en la línea de salida mostró su intención de luchar por la txapela, el corredor de 24 años que en esta edición de la ronda gala seguirá optando al maillot blanco se descolgó en Jaizkibel, subiendo desde Lezo, eso sí, ante el empuje del Soudal-Quick Step.
En las dos ediciones que ha disputado de la Itzulia no ha tenido la ocasión de competir en Jaizkibel y su primera vez en el puerto que une Pasai Donibane y Hondarribia fue en la Clásica de 2019, donde también abandonó y también ganó Evenepoel, que para su tranquilidad no estárá en este Tour.
Por lo tanto, lo poco que Pogacar conoce Jaizkibel choca con las veces que lo ha subido Vingegaard. El año pasado, después de la Itzulia y antes de ser campeón del Tour de Francia, se quedó unos días de vacaciones en Gipuzkoa y este abril también aprovechó tras ganar la ronda vasca para inspeccionar las tres primeras etapas de la ronda gala. Hoy, la jornada para el esloveno y sus compañeros del UAE será algo más relajada. Harán los últimos 47 kilómetros de la etapa inaugural subiendo El Vivero y la pared de Pike Bidea. Saldrán de su cuartel general de Mungia y se dirigirán a esta zona final, en la que el sábado puede pasar cualquier cosa.
No sólo el UAE testó ayer las etapas. El Soudal de Alaphilippe llegó a eso de las dos de la tarde a su lugar de concentración, el Occidental Bilbao, tras comprobar por dónde discurre la jornada inaugural. Un día marcado en rojo por su líder. «Ahora hay tres grandes mosqueteros: Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y Wout Van Aert. Pero espero con ansias la primera etapa el sábado», confesó en declaraciones al Tour.
En su mismo hotel dormirá el Jumbo que ayer, aún sin el danés Jonas Vingegaard -ganador de la última edición-, que llegó muy de noche, estiraron las piernas por Artxanda, El Vivero y Txorierri. Esta mañana, a primera hora, harán lo mismo, ya con su líder al frente.
Planes muy parecidos tienen los integrantes del Ineos de Egan Bernal y los vizcaínos Omar Fraile y Jonathan Castroviejo, que entrenaron ayer a su aire. Hoy, reconocerán los 87 kilómetros finales con los inevitables pasos por ambos puertos. Pike Bidea sigue siendo motivo de alguna pesadilla para determinados ciclistas. De hecho, está previsto que la mayoría de equipos, como el Lidl-Trek, se pasen por estos lugares claves de la primera etapa del Tour que arranca el sábado.
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