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Pello Bilbao, durante un momento de la etapa de ayer. AFP
La voz de la experiencia

Un ídolo

Desde que conocí a Pello Bilbao en categoría sub'23, he sido fan y defensor a ultranza tanto de su trayectoria como ciclista como de la personal

Joseba Beloki

Miércoles, 12 de julio 2023, 00:02

Enseguida me llamó la atención su pedaleo 'tosco' aunque productivo. Un gesto poco armónico pero efectivo que descubría a un ciclista diferente en categoría sub'23. No necesité mucho tiempo para comprobar que aquel corredor espigado y poco musculado era un chico especial. Recuerdo una ... carrera en Soraluze donde al término de la prueba intercambié unas palabras con él. Tres frases contadas para darme cuenta que aquel chico lo tenía todo para ser ciclista. Universitario en Vitoria, compaginaba su deseo de ser ciclista con los estudios. Un joven tremendamente inteligente, de los de llamar la atención.

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Fan desde entonces y defensor a ultranza tanto de su trayectoria como ciclista como de la personal. Pese a su calidad nunca lo tuvo nada fácil. Ha esculpido con paciencia una carrera deportiva a golpe de cincel, material en ocasiones demasiado rocoso y difícil de moldear. Paso a paso, siempre a la sombra, sin prometer, sin alardes, sin falsas expectativas. Pocos ciclistas más regulares habitan bajo la faz de la tierra ciclista. Oficio y determinación, quizás esta sea ahora mismo su tarjeta de presentación.

Ayer Pello nos hizo felices una vez más. Pese a su ya extenso palmarés se merecía una victoria en el Tour. Sin desmerecer en absoluto todo lo ya conseguido, alzar los brazos en la Grande Boucle era algo que el ciclismo le debía.

100 etapas sin ganar un ciclista vasco en el Tour. Ha habido que esperar desde la última conseguida por Omar allá por 2018 en Mende. Todo ha merecido la pena. Un año especial para el de Gernika. Con un discurso empapado de sentimiento y notablemente emocionado recordaba a su compañero Gino Mader, tristemente fallecido hace unas semanas, así como a los de casa, a su hija Martina, familia y amigos. Un agradecimiento sincero de una persona íntegra.

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A mí me tocó contarlo en televisión. Llevaba 2 años sin aparecer por un estudio de Eitb y la vuelta mereció la pena. Desde que se consolidó la fuga las opciones de Pello de activar el 'sorpasso' no eran más que un hecho lógico ciclista. La dificultad e intensidad de los primeros kilómetros desgastaron muchísimo a los ciclistas, alguno incluso se acordó de la falta de intensidad del día de descanso. Dentro de esa vorágine se fraguó la fuga con gente de mucha calidad. El mas favorecido era Pello, pero no había que perder los papeles, podía haber un botín más suculento aparte de asaltar el top 5 de la general, y eso solo se podía lograr con oficio y determinación. Empresa difícil de gestionar. Con el paso del tiempo sus acciones ganaban enteros mientras mi nerviosismo crecía durante el directo. Siempre defenderé la neutralidad de colores, creo además que es lo más justo, sobre todo por nuestra cultura, pero es que soy muy de Pello y no lo puede disimular.

Negociaban los últimos kilómetros. O'Connor y Chaves a priori son los más peligrosos. Último kilómetro, mis manos sudan, Zimmermann coge la iniciativa. Cada metro que pasa le veo más ganador pero hay que rematarlo. 200 metros para la gloria, Brazos en alto. «Bai, bai, bai, bai…» repito en directo. No era momento para guardar los formalismos televisivos.

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Un pinchazo le privó de estar con los mejores en la llegada a Bilbo. Que bonito hubiese sido verle alzar los brazos y ser profeta en su casa. Pero en dos semanas no pienso perderme el recibimiento en Gernika de esa gran cuadrilla a su ídolo, que conste que también el mío. Sus amigos de siempre, los que nunca fallan. Esencia pura de un gran tipo. Zorionak Pello, zorionak familia.

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