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Si hay una etapa que angustia a los corredores es la contrarreloj por equipos. En silencio, en noches de vigilia, les atormenta el miedo a fallarle a los compañeros. Pues ese día es hoy, en la segunda etapa del Tour. Bruselas, que sigue con ... su homenaje capitular a Eddy Merckx, acoge una 'crono' urbana de 27,6 kilómetros. El líder, Mike Teunissen, corre en el Jumbo holandés, una de las escuadras favoritas, junto al Deceuninck, el Bora, el Education First, el Mitchelton y, claro, el Ineos de Geraint Thomas y Egan Bernal.
En el Ineos, que hasta mayo fue el Sky, corre el vizcaíno Jonathan Castroviejo, cinco veces campeón de España de contrarreloj. Está en su jardín. «Saldremos a distanciar a nuestros rivales», anuncia. Al Movistar de Landa y Quintana, al Groupama de Pinot, al Ag2R de Bardet, al Astana del herido Fuglsang... Eusebio Unzúe, mánager del Movistar, se fija como margen de pérdida «unos treinta segundos».
El Ineos es la referencia. «Tenemos dos líderes, Thomas, que es el ganador del año pasado, y Bernal, al que le va bien la montaña de este Tour, con puertos por encima de dos mil metros. Que gane el mejor», desea Castroviejo. Su labor es trabajar para el equipo. Y hoy será uno de los motores del Ineos para colocar en la clasificación general a Thomas y Bernal.
La contrarreloj es breve. Será intensa. Y al discurrir por tramos de ciudad rodará por un asfalto con restos de aceite. La velocidad y el peligro se sumarán en media hora de esfuerzo agónico por la ciudad que hace cincuenta años celebró masa el primero de los cinco triunfos de Eddy Merckx en la Grande Boucle.
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