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«Después de esto podría retirarme ya. E irme orgulloso de todo lo que he hecho», declaró, muy emocionado, Tadej Pogacar nada más ganar el Tour de Flandes. ¿Jubilarse? Sólo tiene 24 años. «Nunca olvidaré este día. Aunque no gane el próximo Tour de Francia, ... ya será una gran temporada», agregó consciente del tamaño de su logro y de la manera de lograrlo. A su edad, tan joven, tiene dos victorias en el Tour y este es su cuarto 'monumento' tras los triunfos en la Lieja-Bastogne-Lieja y en dos ediciones del Giro de Lombardía. En Flandes, además, batió a dos rivales esculpidos para subir estos muros empedrados. Con diez kilos menos, Pogacar tumbó por K.O. a Van Der Poel, segundo al final, y a Van Aert, cuarto tras Pedersen. Al entrar solo en la meta, Pogacar se echó la manos a la cabeza. Como si no lo creyera. El ciclismo también se pellizca mientras sueña despierto con un campeón de época, capaz de romper cualquier carrera donde se lo propone.
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A 18 kilómetros de la meta, mientras descorría la cremallera de público que abarrotaba el Viejo Kwaremont y dejaba atrás a Van der Poel, Pogacar se abría paso entre las leyendas de este deporte. Sólo dos vencedores del Tour de Francia han levantado los brazos en Flandes: Louison Bobet y Eddy Merckx. El esloveno se coloca a su par. No deja de subir peldaños en el olimpo ciclista. Primero alcanzó a Hinault al vencer el mismo año en el Tour y el Giro de Lombardía. Luego dio otro salto y emuló a Merckx al adjudicarse en una temporada la Grande Boucle, el Giro de Lombardía y la Lieja-Bastogne-Lieja. Ahora se pega de nuevo a la estela de Merckx al unir el Tour y el Tour de Flandes. Y dice que ya se puede retirar.
Aún le quedan retos. Sólo tres ciclistas tienen en su palmarés los 'cinco monumentos' (Milán-San Remo, Flandes, París-Roubaix, Lieja-Bastogne-Lieja y Lombardía): Merckx (19 victorias), Roger De Vlaeminck (11) y Rik Van Looy (8). El 'Caníbal' es el único que las ha ganado todas en más de una ocasión. Y es el único que a los cinco 'monumentos' une el Mundial y las tres grandes vueltas. Cuando en 2021 Pogacar ganó su segundo Tour, Merckx declaró: «Llevo escuchando desde siempre que viene algún sucesor, pero creo que con Tadej esta vez es verdad». Palabra de Eddy. El viejo belga disfrutó con esta apasionante edición del Tour de Flandes, la gran carrera belga. Fiesta nacional. Templo ciclista.
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Josu García, Bruno Vergara y Lucas Irigoyen
En esas seis horas trepidantes se puede resumir lo mejor de este deporte. Corredores contra el clima, frío, ventoso, desapacible. Contra el piso, embarrado, estrecho, resbaladizo y tachonado de tramos adoquinados y muros con rampas del 20%. El Tour de Flandes de Pogacar lo tuvo todo. Viento y abanicos como el que cortó al principio a Van der Poel, el campeón en 2022. Caídas como la que provocó Majiejick por salirse a la cuneta y, tras perder el equilibrio, barrer de izquierda a derecha la parte alta del pelotón. Fue expulsado de la prueba. Hubo también estrés, por toneladas. Y, sobre todo, la clásica disfrutó de la alineación de tres planetas: Van Aert, Van der Poel y Pogacar. Tres ciclistas que afrontan cada kilómetro como si fuera el último. Un privilegio para la desbordante afición flamenca.
A 110 kilómetros del final, Pogacar se subió a un corte. Quería elevar el listón. Su equipo, el UAE, endureció todo lo que pudo la clásica. Y no dejó que cuajara una fuga de entidad, la que formaban Pedersen, Wright, Kung, Van Hooydonck, Asgreen, Jorgenson... Con ellos iba Trentin, gregario de Pogacar. El esloveno tenía un plan. Y pasaba por el Viejo Kwaremont. En esos dos kilómetros pavimentados tenía que marcar la diferencia. Aprovechó el segundo paso por ese muro para abrumar a Van der Poel y Van Aert, que no pudieron seguirle. Luego, eso sí, le atraparon. Pero ya llevaban dentro la cornada. La primera.
En otro muro, el Kruisberg, una arrancada de Van der Poel descartó al belga Van Aert. El neerlandés y Pogacar se largaron en busca de los fugados. Y llegó la segunda cornada. En el tercer y último paso por el Kwaremont. Entre el gentío. Pogacar se desató de nuevo. Sentado, casi patinando sobre la pátina de barro que barnizaba los adoquines. Surfeando sobre la cresta de las piedras. Ni un especialista como Van der Poel le resistió. El esloveno, apisonadora, le dejó atrás y trituró a todos los escapados, incluido Pedersen. De ahí a la meta fue un desfile en honor a Pogacar con los aficionados flamencos adorando al nuevo 'caníbal'.
Le faltan dos 'monumentos' por conquistar. «La clásica más difícil para mí es al Milán-San Remo. Y algún día iré a por la París-Roubaix», anunció. Le queda tarea antes de retirarse y tiene ambición de sobra.
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