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El director de La Vuelta, Javier Guillén; Marino Lejarreta, Igor Antón, Miguel Madariaga, Roberto Laiseka y Perico Delgado, en la presentación de la biografía 'Convirtiendo sueños en realidad'. Fotos: Luis Ángel Gómez

El ciclismo rinde homenaje a Madariaga

Corredores y personajes de este deporte arropan al creador de la Fundación Euskadi en la presentación de su biografía

Sábado, 17 de noviembre 2018, 14:12

El ciclismo es una cuestión de supervivencia. Hace mucho ya, un joven de Lemoiz que había sido marino y era taxista en Mungia madrugaba para estar a las seis de la mañana en la estación y recoger así clientes. En ese coche empezó a llevar ... a ciclistas a las carreras. Le podía la pasión por este deporte que, por tener que ganarse la vida, no pudo practicar. Miguel Madariaga no ha sido ciclista. Ha sido más: el constructor del equipo Euskadi que con el maillot naranja de Euskaltel coronó las cimas del Tour, el Giro, la Vuelta y los Juegos Olímpicos. De todo eso habla su biografía, 'Convirtiendo sueños en realidad', escrita por Yon Suinaga, que ha sido presentada este sábado en el antiguo edificio del Seminario de Derio. Hasta aquí se han acercado muchos de los corredores y amigos que vieron cómo Madariaga sostenía sobre sus hombros el proyecto de mayor tamaño que ha tenido el ciclismo vasco. «Tuvimos la suerte de que estaba la Fundación Euskadi», subraya Haimar Zubeldia. «Miguel ha sido el padre de todo esto. Siempre le estaré agradecido», añade.

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El acto de presentación del libro ha juntado a un pelotón de estrellas. Perico Delgado, Marino Lejarreta, Javier Guillén (director de la Vuelta a España), Laiseka, San Miguel, Eulalio García, Barcina, Elorriaga, Isasi, Andrinua, Azanza... Y también estaba Igor Antón, hijo de la Fundación Euskadi y que ha recibido un homenaje ahora que acaba de colgar la bicicleta. El ciclista de Galdakao recuerda bien el consejo que Miguel le repetía cuando corría en el Olarra, filial del Euskaltel-Euskadi. «El tren pasa sólo una vez y hay que cogerlo». De esperar en la estación sabe de sobra el viejo taxista, que ya tiene 74 años y no se jubila. Ahora que ha traspasado la presidencia de la Fundación Euskadi a Mikel Landa, se dedica al Aula Pedagógica, a enseñar a los niños a amar este deporte. Antón fue uno de esos chavales y así define a Madariaga: «El aldeano que fue capaz de conquistar el Tour».

Miguel, que no supo lo que era el pan «hasta los once años» porque estaba racionado, ha sembrado durante décadas el campo de la cantera para sacar cosechas de ciclistas. Con el primer dinero que ahorró de taxista compró otro coche, el que utilizó en su primer equipo, el Piensos Goimar juvenil. Era una chatarra. Los chavales lo lijaron y pintaron. Y adelante. La rueda rodaba. Y, ya se sabe, no puede parar. Si no, la bicicleta se cae. Madariaga no ha dejado de pedalear desde su despacho. En 1971 se casó y se fue de viaje de novios a Canarias. «Han sido mis únicas vacaciones», confiesa en el libro, tejido con los testimonios de sus corredores y amigos. Dice su hijo, Mikel, que Miguel «lo ha dado todo por el ciclismo, su salud, su vida, todo».

En Derio, atentos a la presentación de la biografía, han estado muchos de esos testigos. Como Roberto Laiseka, que tras ganar la Bira amateur en 1990 no encontraba un equipo profesional. Casi dejó el deporte. Y ahí también le echó una mano Madariaga. Le buscó trabajo de vigilante en los túneles de Malmasín. Afortunadamente, en 1994 nació la Fundación Euskadi y Laiseka pudo ganar etapas en la Vuelta y el Tour. En aquel primer Euskadi estaba José Luis Laka, director junto a Txomin Perurena. Recuerda bien cómo Miguel se buscaba la vida en carrera. Repartía puros entre los pilotos de moto de la Guardia Civil, que luego le dejaban pasar durante la competición. El aldeano ha sabido siempre manejarse bien.

Iñaki Zarate, uno de sus mejores colaboradores, resume así la figura de Miguel: «Sin saber idiomas se entiende con todo el mundo. Con todos los dirigentes en inglés, en francés, en italiano... Él es internacional». Y es el padre de un equipo, el de la Fundación Euskadi, que sigue vivo en la tercera división del ciclismo internacional y que pelea, ahora con Mikel Landa al frente, para volver a la cumbre donde tanto tiempo estuvo aupado por Miguel Madariaga, homenajeado en Derio por tantos de los que crecieron a su lado. De ese viaje trata 'Convirtiendo sueños en realidad', la biografía escrita por Yon Suinaga que mete en casi 300 páginas la historia de un marino que bajó a tierra para surcar con la camiseta de Euskadi el océano del mejor ciclismo mundial.

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La biografía ha sido presentada en el antiguo edificio del Seminario de Derio.
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