Omar Fraile regala el triunfo a Ethan Hayter

El británico es uno de esos talentos surgidos de la pista y que pule con mimo el Ineos. A sus 23 años atesora un gran futuro con un destacado presente, ya que fue doble campeón del mundo en 2022 y plata en los Juegos de Tokio en la modalidad de madison. Eso en pista, porque en ruta la pasada temporada ganó el Tour de Polonia y dos etapas en Romandía. Para este 2023 las cosas se torcieron con su caída en la Cadel Evans Race, con una fractura de clavícula que le impidió estar en los Europeos de pista y alteró sus planes para la carretera. De hecho, no regresó hasta la reciente Volta a Catalunya y aunque se suponía que llegaba justo de forma a la Itzulia, el británico no ha desaprovechado una llegada que se adaptaba perfectamente a sus cualidades de llegador de fuerza. Y si encima tienes a tu disposición un lanzamiento como el de Omar Fraile, el resultado no puede ser otro que el primer maillot amarillo de la ronda vasca.

La apuesta del Ineos, ese trabajo final, ha sido lo más destacado de una etapa anodina, de tanteo, a la espera de futuras batallas en esta Itzulia tan incierta por la ausencia de etapas decisivas, donde los aspirantes deberán ir trabajando la general paso a paso. En problema añadido para los equipos continentales, donde la vida en las World Tour cada días es más complicada. Cada vez la lucha de los grandes deja menos espacio a los más pequeños, pero Txomin Justisti, Jon Barrenetxea y Cristian Rodríguez han dado visibilidad a Euskaltel, Caja Rural y Total Energies en esta primera etapa de la Itzulia.

Han sido ellos los primeros protagonistas de la jornada, con una fuga que ha durado hasta que el segundo sprint bonificado ha empezado a asomar en la lejanía. En los 35 kilómetros que han llevado al pelotón entre Labastida y Laguardia, los corredores del Ineos han borrado de golpe esos dos minutos y medio para afrontar juntos ese sprint que se ha preparado como si les fuera la vida en ello. Siete filas -EF, Movistar, Groupama, Ineos, UAE, Jumbo y Jayco- ocupaban la carretera con una tensión fruto del planteamiento de carrera que ha propuesto este año la Itzulia, Cada segundo cuenta, por lo tanto cada sprint bonificado es una oportunidad de tomar ventaja sobre los rivales.

En la subida hacia el casco amurallado de Laguardia, el lanzamiento no ha sido para velocistas, como en una llegada, sino a los aspirantes a la Itzulia. Un mano a mano agónico donde el defensor del título ha dejado claro que tiene intención de repetir. Daniel Felipe Martínez ha superado a Jonas Vingegaard, que no está dispuesto a perder tiempo con nadie, y a un Marc Soler que en ausencia de los líderes de UAE parece dispuesto a asumir galones. 3, 2 y 1 segundo para ellos, un margen mínimo pero que supone un avance de intenciones para lo que queda de Itzulia.

De ahí hasta el final de nuevo reagrupamiento, control y tensión, con un viento en contra en el giro de regreso a Labastida que ha complicado las cosas a quienes quisieran asumir el mando de las operaciones. Tampoco ayudaban las dudas, porque la Itzulia siempre ha sido un territorio complicado para los velocistas. Finales complicados, repechos, demasiado desnivel acumulado... Apostar por ellos en las carreteras vascas no suele ser lo habitual, y cuando se hace, hay que ser muy certero. como en esta llegada a Labastida que era a priori la única con perfil de llegada al sprint. Soudal, Groupama, Astana, Trek, Movistar... todos se han visto con opciones hasta que Omar Fraile ha puesto orden. Y Ethan Hayter ha agradecido el regalo.

Para mañana, las cosas se complican y ya se entra en un terreno clásico de la carrera vasca. Cinco puertos camino de Leitza y un final de esos complicados de controlar, con el alto de Arkiskil, 11 kilómetros de ascensión y la coma a cinco de meta. Terreno para estar atentos en esa bajada hacia Leitza y para que los favoritos se dejen ver en esa pelea por los segundos bonificados que parece que va a ser la tónica diaria de esta extraña Itzulia.