España se deshizo sin dificultad de Irán y entra relajada en la zona valle del Mundial. Letonia es muestra de la superioridad del baloncesto europeo. El hemisferio norte es muy superior al sur, la fatal pérdida de Argentina deja al torneo huérfano del baloncesto hispanoamericano ... y a Brasil, como su único representante. Ver a Montenegro, un país de 600.000 habitantes entre la elite de básquet, así como Letonia, con menos de 2.000.000, confirma la supremacía europea en la FIBA. EE UU, Puerto Rico y Canadá son el otro área del mundo de la canasta. La NBA seguirá siendo el motor de este deporte.
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Si quisiéramos hilar fino y buscar causas ajenas al valor real del baloncesto representativo de algunos países, habría que estudiar el escabroso tema de las nacionalizaciones. El éxito de Montenegro se sustenta en la de Perry, un base norteamericano que le da la consistencia necesaria. La misma situación que tuvimos nosotros en el Europeo con la presencia de Brown. La circunstancia está perfectamente aceptada; pues no hablemos más.
Sergio Scariolo ha mantenido en los tres encuentros disputados las mismas estrategias del Europeo. Sostiene el partido con la experiencia de los más expertos, acelera con Garuba y Núñez en esos momentos del tercer cuarto en los que los equipos grandes destruyen a los más bisoños y despistados y remata manteniendo el ritmo.
El estilo de juego del Mundial trae tendencias nuevas. Anotaciones más altas, los mejores entrenadores no quieren aflojar en la exigencia y el ritmo de los partidos se acelera. Cinco equipos anotan más de 100 puntos de media y el resto de los mejores pasan obligadamente de los 90. Sí es cierto que los desequilibrados encuentros contaminan los guarismos, pero incluso en los duelos cruzados entre los mejores siempre la anotación es superior a los 80.
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En el concierto europeo, Francia es la gran decepción. Tiene demasiada paciencia con su técnico. En un montón de años no ha conseguido dar con la tecla y además es raro que no se hable de conflictos de vestuario. Indudablemente tiene problemas con la segunda y tercera generación de afroeuropeos. Bienvenida sea Alemania, que poco a poco y desde su solidez económica coloca el baloncesto en el segundo puesto de los deportes de equipo en detrimento del balonmano. Quizás a partir del día de hoy se haga más necesario si cabe analizar los detalles técnicos que sean necesarios para envites mucho más exigentes.
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