Campeón de la Copa del Rey
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Campeón de la Copa del Rey
El Madrid impone su contundenciaEl Real Madrid, que gobierna España y Europa con el puño de hierro metido en su guante tan blanco, ganó este domingo la Copa después de someter tras el descanso al Barça a base de contundencia en las dos partes de la cancha. Su enemigo ... íntimo amenazaba con igualar el registro merengue de veintiocho títulos y acrecentar el complejo del archirrival después de derrotarlo en las cuatro finales anteriores entre ambos. Y expuso argumentos para ello durante una primera mitad de ritmo vivo y especulaciones tiradas por el sumidero.
Real Madrid
Campazzo (18), Musa (15), Deck (13), Yabusele (15) y Tavares (4) -quinteto inicial-, Poirier (17), Hezonja (12), Llull (2), Fernández y Rodríguez.
96
-
85
Barcelona
Satoransky (15), Kalinic (3), Da Silva, Parker (19) y Vesely (14) -quinteto inicial-, Laprovittola (6), Hernangómez (8), Jokubaitis (7), Brizuela (8), Abrines (2) y Parra (3).
Parciales. 19-19, 24-26, 23-18, 30-22.
Pegaba un equipo y el otro respondía inmediatamente. Consecuencias directas de la gran cantidad de talentos individuales repartidos en ambos bandos y predispuestos para una causa común. Resultado de los plantillones que gastan dos superpotencias en la geopolítica del baloncesto. Las que sojuzgaron severamente a Valencia y Tenerife en las semifinales respectivas para juntarse en el enésimo clásico.
La primera parte colmó el paladar de quienes degustan el deporte de la canasta. Calidad, ida y vuelta, diálogo rico, desafíos y réplicas, muchísimo equilibrio en el marcador y sensación de que la incertidumbre se extendería hasta el desenlace del partido. Veinte minutos en los que destacaron, por encima del resto, el madridista Hezonja -relegado en el banquillo tras el intermedio- y el blaugrana Parker. El elegante 'cuatro' estadounidense que destacó en Milwaukee Bucks (NBA) y devuelto a los parqués tras dos lesiones de rodilla alarmantes.
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Pero el conjunto de Chus Mateo no parecía conforme con el bello intercambio de canastas entre dos equipazos. Durante la breve entrevista televisiva del intermedio, el jefe de la Casa Blanca ya avisaba. Creía que sus hombres debían de subir el termostato defensivo en los emparejamientos individuales y, a partir de esa certeza, su bloque edificó la victoria.
Dicho y hecho. Deck, el indómito potro argentino para todo, ahogó la subida del balón a cargo de Satoransky mientras Campazzo colocaba grilletes imaginarios a su compatriota Laprovittola. Y conocido es que el verso libre austral decanta muchos compromisos a favor del Barça con sus recursos de prestidigitador sobre una pista. De este modo recio desniveló el Madrid la contienda en una reanudación impecable.
Esas vigilancias extremas resultaron determinantes. Como también la inteligente manera merengue de profanar el aro catalán. El primer ataque del último cuarto, espléndido por paciencia y generosidad, desveló las intenciones merengues. Santificando la teoría sacrosanta del extrapase, la pelota vuela de unas manos a otras por el perímetro para concluir en un pase tenso al cráter de la zona, donde el imperial Poirier dejó las huellas de sus manazas en al aro barcelonista. Y tres triples consecutivos (dos de Yabusele y otro de Deck) como producto de excelentes movimientos del cuero abrieron la puerta para la fuga del ganador (77-68, minuto 33).
Desde entonces, y pese al postrero acercamiento catalán (81-77), el equipo que lidera la ACB y la Euroliga volcó sobre el adversario toda su contundencia. Chus Mateo encomendó la demolición controlada al quinteto Campazzo-Musa-Deck-Yabusele-Poirier. El bosnio rompía con sus penetraciones a zurdas, los argentinos aplicaban el rigor del maestro insobornable y los franceses trabajaban a favor de obra.
Y es que la Casa Blanca alinea jugadores decisivos en el concierto internacional. A los diferenciales Campazzo -MVP del torneo por segunda vez en su carrera- y Tavares, el rascacielos que controla el tráfico aéreo europeo, se une el mejor Poirier de su trayectoria deportiva. El fornido pívot que saltó en el trampolín del Baskonia para viajar a la NBA y que ahora resuelve sin compasión en los dos lados del campo.
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