Hace un par de meses escribí sobre el arquetipo piscinero del 'Pepito Piscinas'. Recibí muchos mensajes de «yo conozco a unos cuantos», «en mi piscina hay uno», «a mí también me ha pasado»... También alguno de señores que decían que no habían visto eso en ... su vida, que era una exageración, que no se podía generalizar... blablabla. Nada nuevo.
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Siempre que una mujer denuncia en voz alta 'cosas' que le pasan por ser mujer salen los negacionistas de debajo de las piedras a decirte que estás loca. Hasta hace unos años loca era una palabra que nos paralizaba, una etiqueta pesada y molesta.
Nadie quiere que le tachen de haber perdido la cabeza porque sabemos cuales son las consecuencias (véase Juana la Loca), pero de un tiempo a esta parte la palabra loca tiene su aquel. Le hemos dado la vuelta, por lo menos mis pensamientos y yo, me consta que no estoy sola en esta cruzada ysomos muchas las que nos ponemos la palabra loca de bandera.
Kathrine Switzer fue una loca en 1967 siendo la primera mujer en correr un maratón. Switzer sabía que las mujeres tenían prohibido participar en «la carrera más importante del mundo», se inscribió con su nombre disfrazado de señor: K. Switzer. Comenzó a correr, los 'señoros' cuerdos intentaron pararla pero ella y su locura abrieron la puerta a miles de mujeres a participar en pruebas hasta entonces vetadas para nosotras.
Me viene a la cabeza otro ejemplo con K, esta vez de la literatura, J. K. Rowling, autora de Harry Potter que escondió su género detrás de sus iniciales para que sus lectores pensaran que era un hombre. (siglo XX) La mismísima Serena Williams lo hizo el año pasado cuando un juez la castigó por protestar una falta. Williams no se calló y señaló el gesto machista del juez.
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No estamos locas cuando nos plantamos ante la prohibición de salir a las calles a reivindicar nuestros derechos el #8m, no somos una panda de irresponsables, somos mujeres que no se callan ante las injusticias y que ven claramente que aquí se ha manifestado hasta el Tato. No estamos locas, que sabemos lo que queremos.
Y quizá esta es la clave de todo. La mitad de la población no está preparada para que la otra mitad alce la voz y diga claro lo que quiere. Señores, vayan acostumbrándose de una vez por todas, porque esto no va a parar, al revés, cada vez más y más locas del planeta van a tomar las calles, los deportes, las oportunidades, el dinero y van a hacer lo que les de la real gana. Las locas les damos la bienvenida al siglo XXI.
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