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Venció en varios duelos a rivales que se suponía eran más fuertes. Le costó convencerse a sí misma de que podía conseguirlo. Aplicó disciplina, tesón, maña y energía. No tiró la toalla en los peores momentos. Y todo eso unido motivó que Nahia se proclamara ganadora de la 17 edición de 'El conquistador del caribe'. «Espero que mi hija se de cuenta con esto de que las mujeres podemos con todo», reflexionaba la joven, ikurriña en mano, tras dedicar la victoria, en un gesto que le honra, a Lourdes, la primera 'conquistadora', ya fallecida.
Ni su hermana ni su marido pudieron llegar a la meta, pero la treintañera de Noain sí consiguió el reto. «Ha sido muy duro, casi no podía ni con la ikurriña», aseguraba la estilista agotada, pero satisfecha de haber dejado atrás a sus competidores. Lo hizo casi desde el primer momento. Beko, Aitor, Yanci y Binbi no fueron rivales dignos en la última aventura, una final de infarto (tanto por la emoción de contemplarla desde casa como por la exigencia que requería).
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La sorpresa de esta edición es que la final no se celebraba al día siguiente del último duelo. El quinteto regresaba a casa y se reencontraba seis meses después en las mismas playas, con mejores caretos. Una vez allí, tenían que construir una balsa, clave para una de las partes del desafío. La mañana siguiente, una vez fabricada la embarcación, los finalistas debían subirse a un helicóptero desde el que debían arrojarse al mar. Ante el temor inicial de sus compañeros, Nahia dio pistas de su arrojo. «¡Vamos, si salta la Pantoja no voy a saltar yo!», exclamaba. Guiño a 'Supervivientes'.
Una vez en el mar, había que nadar más de 200 metros hasta llegar a una red enorme que debían escalar hasta lograr el primer banderín. Binbi se lio en la malla y quedó en desventaja. El resto salieron más o menos empatados, pero una vez en las balsas comenzó la debacle. Beko perdió la brújula, esencial para encontrar el camino. Aitor y Yanci se perdieron y fueron incapaces de hallar la ruta correcta. Y Binbi se mareó. El joven acabó derrotado, vomitando y llorando de rabia al saber que no había superado ni el primer tramo. «He echado bilis», se lamentaba desorientado.
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Nahia, con un sacrificio inmenso, continuó sin descanso. Encontró las enseñas, llegó a la colosal tirolina casi vertical y, sin rendirse y recitando los nombres de sus seres queridos para que le dieran fuerza, logró completar el reto a la primera, con una ventaja tremenda ante todos sus contrincantes. Un triunfo sin ningún pero. «¡Arriba las mujeres!», proclamaba la navarra agitando la bandera. Los aplausos de sus compañeros, las lágrimas de sus compañeras, el abrazo intenso de su marido y las felicitaciones de los presentadores coronaron una edición intensa que finalizó por todo lo alto.
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