Las teorías de Ana Obregón dieron en la diana. La actriz descubrió a seis de los rostros que se escondían tras las máscaras y logró los Prismáticos de Oro destapando en el último minuto a Fernando Morientes. El futbolista se escondía tras Gorila y solo ella acertó. Sus compañeros apostaban por otros deportistas como Iker Casillas o Guti, mientras Mónica Naranjo se decantaba por Carlos Sáinz. Y Morientes se convirtió en campeón de esta edición de 'Mask Singer', pero no lo hizo solo. Ratita también levantó el trofeo. «Esto es histórico, hay un empate técnico», anunciaba Arturo Valls. Y la careta ocultaba a Ana Torroja.
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«He disfrutado muchísimo, aunque no sabía cómo hacer para que no me reconocieran la voz. Lo maravilloso ha sido intentar disimularla. Ha sido lo más divertido de todo», declaraba emocionada Torroja, cuya aparición sorprendió a los investigadores, ninguno la había reconocido. «Nos has engañado a todos», aplaudían Los Javis. La de Mecano agradecía el cariño y se mostraba orgullosa de compartir triunfo con Morientes. «Soy una persona muy tímida, la máscara tiene la culpa. Dentro, como nadie me conocía, me lanzaba. Ha sido un auténtico placer», manifestaba el delantero.
La final de esta edición fue trepidante y, sobre todo, sorprendente. Javier Ambrossi y Mónica Naranjo estaban convencidos de que Gallo era Santiago Segura. Por el contrario, Javier Calvo aseguraba que era Paz Padilla la tapada, mientras Obregón elegía a El Gran Wyoming. Ninguno atinó. El que salía del anonimato era Paco Tous. «Me he sentido muy arropado y muy querido. He disfrutado y he jugado», afirmaba entusiasmado el actor que explicaba por qué danzaba tanto en sus actuaciones. «Es que me acerqué a la interpretación porque quería ser bailarín», matizaba.
La cuarta famosa descubierta fue Sabrina Salerno. La cantante italiana ocultaba su rostro bajo Caballito de mar. «Estoy enamorada de Caballito de mar porque me ha enseñado mucho de mí», exponía la artista. «Ha sido una experiencia mágica. Pero no veía nada con la máscara puesta. No es tan fácil como creía, me gusta moverme en el escenario y con esto no podía. Tenía miedo de caerme», argumentaba la estrella internacional que cosechó piropos varios por parte de los expertos que no supieron quién era. Calvo y Naranjo tenían muy claro que allí estaba Elsa Pataky y Obregón y Ambrossi apostaban por Estefanía de Mónaco. De piedra se quedaron todos al descubrir a Sabrina, la cantante que se hizo famosa en los ochenta por un descuido en su estilismo.
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