Isabel Preysler aprovecha 'El Hormiguero' para arrear a Vargas Llosa

De azul y derrochando elegancia, así acudía a 'El Hormiguero' Isabel Preysler. Su protagonismo era tal que Pablo Motos desveló que había pedido que alargaran el programa, que duró bastante más de lo habitual. La invitada arrancó hablando de su Nochebuena. «Cenamos un poquito de todo. Se trae pavo, lo hace el padre de Fernando (Verdasco) y lo hace buenísimo. Después se sirve carne para los que no toman pavo. Algún solomillo o así. Y después, Julio (su hijo), por ejemplo, no toma carne ni pavo, así que hay que hacer una pasta. Y para los niños también. Hay de todo», precisaba.

Presentador y entrevistada aprovechaban la charla para criticar la boda de Tamara Falcó. «Aquello era para muy entendidos», bromeaba Motos sobre el banquete. «Yo no estaba entre ellos», matizaba Preysler. El comunicador ponía un ejemplo del menú. «El momento de las tres quisquillas… todos esperando a que sirvieran algo más», ironizaba. «No lo entiendes y yo tampoco. Pero lo hicieron con todo el amor del mundo», zanjaba la madre de la novia que también comentaba la faceta de tertuliana de su hija. «Yo le he dicho que tiene que intervenir un poco más. Lo que pasa es que Nuria (Roca), Juan (Del Val) y Cristina (Pardo) tienen mucha más experiencia y ella va con mucha cautela», declaraba.

Preysler no dudó en definir en pocas palabras a cada uno de sus hijos. «Ana es la que hace muchas cosas y todas bien. Es una madre estupenda y una compañera ideal para Fernando. Me encanta ver a los cuatro viajando por todo el mundo y sin separarse ni un minuto», explicaba. Para Julio Iglesias Jr. también tenía palabras de afecto. «Es el más independiente. Tiene mucho sentido del humor. Yo me rio con él, pero él se ríe de mí», aseguraba. Tocaba dirigirse a Enrique Iglesias. «Es un padrazo. Desde que tiene sus niños no hay nada más importante para él que sus tres hijos. Y lo deja todo por ellos. Es un gran trabajador como lo era su padre. Y es un perfeccionista», manifestaba. Tamara Falcó no faltaba en la charla. «Lloramos de risa con ella. Es la más divertida de todos mis hijos. Es la que nos da alegría». Quedaba Chabeli Iglesias. «Es un amor. Es como la madre de todos, pero también de su padre Julio y la mía. Se preocupa por todos y nos cuida», ponderaba.

El momento más emotivo de la conversación era un recuerdo para Miguel Boyer. «La gente que no le conocía lo encontraba una persona muy dura, estricta y seria. Y, en cambio, en casa era todo lo contrario. Con mis niñas era amoroso, muy cariñoso, con mucho sentido del humor. Yo con él me divertía muchísimo. Pero comprendo que los de fuera lo vieran como el ministro serio», evocaba aludiendo a aquellos que cuestionaron la pareja. «No daban un duro por nuestra relación y estuvimos 26 años juntos», espetaba. Sus últimos días con Boyer fueron duros. «Cuando Miguel enfermó, fue cuando me di cuenta de lo fuerte que soy de verdad. Porque fue muy duro. Había mañanas que yo no me quería levantar de la cama. Que tu vida cambie 180 grados en unos segundos es tremendo. Que la persona que tú veías de una manera, ya es otra. Estuvo dos meses en la UCI y, después, dos años y ocho meses enfermo. Y le cuidamos muchísimo, fue el centro de toda la casa. Te tienes que hacer fuerte. No había otra. Y, además, yo tenía la suerte de que podía conseguir logopedas, fisios, psicólogos… Yo pensaba en la gente que tenía que pasar por eso sin tener esas ayudas», exponía.

Sin citar a Mario Vargas Llosa, Motos preguntó a su invitada por sus separaciones. «A estas alturas de mi vida, las rupturas duelen menos. Con los años, todo duele menos. Hombre, la última no me dolió nada», señaló con sorna antes de apuntar las cualidades que debe tener alguien para conquistarle. «Tengo que admirar a la persona y lo que más admiro es la inteligencia. Inmediatamente después viene el sentido del humor y, luego, la ternura», aclaraba. Con todo, ve complicado encontrar de nuevo el amor. «No descartó enamorarme ahora, pero lo veo difícil. Y perdidamente, casi imposible», observaba.

«Me espanta escucharme, parezco tontísima. No sé lo que es, pero es horrible. Escucho a esa persona hablando y pienso que es imbécil. Y yo no soy imbécil», apreciaba Preysler tras contemplar unas imágenes suyas en el documental que promocionaba. Y pasaba a hablar de su primer marido, Julio Iglesias. «Él tenía un amigo que me llamaba y me decía que Julio me quería conocer. Me había visto en una discoteca. Y no llegaba el momento. Meses después, Tomas Terry da una fiesta en la Casa de Campo. Y fui con un grupo de amigas. Yendo hacia allí, pasamos por el Paseo de Rosales y estaba Julio Iglesias. Y nos tocan la ventanilla y nos proponen que una fuera en el coche con ellos. Querían que fuera yo. Y me echan del coche y me encuentro con Julio. Y así nos conocimos. Fuimos a la fiesta y se quedó conmigo toda la noche. Y empezamos a salir. Tenía 'charme'. Un encanto brutal. Cantaba y las señoras se volvían locas, le metían papelitos con su teléfono en el bolsillo», recordaba.

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