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En 2006, con motivo del centenario de su nacimiento, la música de Shostakovich inundó los programas de las orquestas de todo el mundo. En algunos lugares, como Euskadi, su obra se había visto hasta no mucho antes como ‘contemporánea’ con todo lo que ello supone ... respecto de una consideración distinta por parte de los programadores. Sin embargo, el centenario fue definitivo para elevar al compositor soviético a otra dimensión: la de ‘clásico’. De ahí que, en vez de suceder -como pasa en otros casos- que tras una efeméride la obra decae en cuanto a la frecuencia de su interpretación, haya ocurrido exactamente lo contrario: hoy Shostakovich se interpreta más en las salas sinfónicas que Beethoven y Mozart. La temporada de las dos orquestas vascas avala la afirmación: la Sinfónica de Euskadi programa las sinfonías Nos. 1 y 5 y el segundo concierto para violín, y la Sinfónica de Bilbao la Nº 15 y el primer concierto para violín. Cinco obras de gran envergadura que componen un miniciclo sobre un compositor que vivió sometido a una ducha escocesa: el Gobierno de Moscú lo distinguía unos años con los más altos galardones y otros lo amenazaba con un destino nada envidiable en Siberia. El clásico más contemporáneo.
Si un eje de la temporada es Rusia, o la URSS, -y ahí están también Prokofiev, Chaikovski, Stravinski y Rachmaninov, residentes o exiliados-, el otro es Francia. La programación de la BOS bucea en la conexión vasco-francesa, que no solo se hace visible en el concierto de cierre de temporada, con un monográfico de Ravel -el de Ciboure está tan en el ADN de la orquesta que no falta ningún año, ni debe faltar-; ahí están también Saint-Saëns, Poulenc, Pierné, Berlioz, Dukas y Lalo. Casi otro miniciclo de música francesa que se complementa con las obras de Debussy y Chausson que programa la OSE.
Los programadores de las dos sinfónicas han incluido en la temporada un notable número de obras y autores muy poco interpretados en los escenarios vascos, rompiendo así con una tendencia más conservadora de los años anteriores. Lutoslawski, Ligeti, Dean y Takemitsu, que abordará la OSE, son compositores que apenas suenan por aquí. En contraste con ello, en el ciclo de la Sinfónica de Euskadi hay poca música del siglo XIX, la que se lleva siempre la parte del león porque las orquestas fueron creadas precisamente para interpretar ese repertorio. La dosis de Beethoven es pequeña (las sinfonías Nos. 2 y 3), la de Mendelssohn, muy modesta (sinfonía Nº 4); como las de Brahms, Strauss y el primer Mahler. A cambio, se recupera a un Haydn desaparecido en años anteriores. De los vascos, ahí está Lazkano (‘Hondar’).
«Para su primera temporada como titular, Treviño quería un gran sonido sinfónico», explica Oriol Roch, director general de la OSE. De ahí que la mirada se centre sobre todo en Shostakovich y Britten que aportan esa gran densidad sonora con un grado de complejidad mayor.
La idea que articula el programa de la BOS es la de ofrecer un repertorio francés poco trillado. «Lo más curioso, probablemente, es la Sinfonía de Dukas, ya en la recta final de la temporada», asegura Borja Puyol, director técnico de la formación. Nielsen se ha reservado unos cuantos conciertos con gran presencia de la voz y unos solistas de los que se espera mucho: Hanna-Elisabeth Müller con obras de Berg, Mozart y Strauss en los primeros días de noviembre; Johannes Martin Kränzle, a comienzos de mayo en un programa Wagner-Mahler; y Alice Coote en el monográfico Ravel con el que la orquesta cerrará el ciclo.
Entre los infrecuentes, la lista es larga: Rautavaara en la apertura de temporada (con el chelista Truls Mork, a quien dedicó su segundo concierto); John Adams, Marhulets, Pärt, Moncayo, Lindberg, Oscher, Berwald, Mossi y Muffat (ambos en el programa barroco dirigido por Enrico Onofri). Incluso la obra de Bruch que se interpretará es su poco conocido -y, sin embargo, muy atractivo- concierto para dos pianos. Y si la OSE completa con algunos franceses la filosofía de la BOS, esta hace lo propio con aquella con no pocos rusos: los aficionados podrán escuchar, además de las ya citadas, obras de Stravinski, Rachmaninov y Chaikovski (la ‘Patética’ en un programa que se completa con el Concierto Nº 1 para violín de Shostakovich, una sobredosis emocional). La música vasca de hoy mismo está representada por Erkoreka y De Pablo.
Los invitados, tanto solistas como directores, tienen en ambos programas un peso indiscutible. Robert Treviño, que debutará como titular en el podio de la OSE, es uno de los grandes atractivos. Otro, sin duda alguna, es Joaquín Achúcarro, que tocará el Concierto para la mano izquierda de Ravel justo en los días en que cumplirá 85 años, todo un homenaje. Con la OSE estarán también el violinista Franz Peter Zimmermann, el chelista Ivan Monighetti y el pianista Nikolay Luganski, muy habitual en los auditorios vascos. El trompetista Hakan Hardenberger ejercerá también de director en un programa Haydn-Lutoslawsky.
En la BOS, además del chelista Mork estarán Christian Zacharias en su habitual doble faceta de pianista y director, los jovencísimos Benjamin Grosvenor (piano) y Edgar Moreau (chelo), el clarinetista David Krakauer, el trompetista Pacho Flores, los hermanos Del Valle y el Cuarteto Quiroga en funciones solistas, además del acordeonista Iñaki Alberdi, que tocará ‘Amicitia’ de Luis de Pablo, estreno absoluto. La mayor atracción en el podio será, sin duda, Alondra de la Parra, la directora mexicana que tiene una enorme popularidad en toda América Latina hasta el punto de ser también una estrella en el ámbito social y no solo en el musical.Hacía años que las programaciones no eran tan variadas y atractivas. Corren nuevos aires en las dos orquestas, y eso se va a notar, y mucho, en la temporada que comienza.
Orquesta Sinfónica de Euskadi
1
Ravel: Concierto para la mano izquierda; Shostakovich: Sinfonía Nº 11 ‘Año 1905’. Joaquín Achúcarro, piano. Robert Treviño, dirección. 30 de octubre y 3 de noviembre (San Sebastián), 31 de octubre (Pamplona), 2 de noviembre (Vitoria) y 4 de noviembre (Bilbao).
El mejor homenaje a Joaquín Achúcarro, que justo esos días cumple 85 años, es asistir a este concierto en el que interpretará a unos de sus autores favoritos: Ravel. En 2001 grabó con la OSE (dirigida por Gilbert Varga) un bellísimo CD con los dos conciertos.
2
Britten: Sinfonía da Requiem; Prokofiev: Concierto para violín Nº 1; Shostakovich: Sinfonía Nº 5. Frank Peter Zimmermann, violín. Robert Treviño, dirección. 15 y 16 de febrero de 2018 (San Sebastián), 19 (Vitoria); 20 (Pamplona) y 21 (Bilbao).
Una monumental obra de Britten; el primer concierto para violín de Prokofiev, justo anterior a la Revolución, y la sinfonía doliente que escribió Shostakovich después de recibir una clara advertencia del Kremlin para que abandonara la música de vanguardia. Y un violinista de primera.
3
Stravinski: ‘Canto fúnebre’ y ‘El beso del hada’; R. Strauss: ‘Don Quijote’. Ivan Monighetti, violonchelo. Andrey Boreyko, dirección. 16 de marzo (Vitoria), 19 y 22 (San Sebastián), 20 (Bilbao) y 21 (Pamplona).
Dos obras de tono muy diferente de Stravinski (empezando por el recientemente recuperado ‘Canto fúnebre’ que ya tocó la BOS la temporada pasada) junto a una de las grandes obras concertantes de Strauss, en la que el chelo asume el papel de Don Quijote y la viola, el de Sancho.
4
Ligeti: Concert Romanesc; Britten: Les Illuminations; Mozart: Sinfonía Nº 41 ‘Júpiter’. Elena Sancho-Pereg, soprano. Clemens Schuldt, dirección. 28 de abril (Pamplona), 30 de abril y 4 de mayo (San Sebastián), 2 de mayo (Bilbao), 3 de mayo (Vitoria).
Un Ligeti que es fácil de escuchar, lejos de las sonoridades bruscas y las disonancias de otras obras mucho más experimentales, y una obra vocal de Britten acompañan a la ‘Júpiter’ de Mozart, una pieza solemne y afirmativa con la que cerró su ciclo sinfónico.
5
Verdi: Réquiem. Amanda Pabuan, Susan Resmark, Aquiles Machado y Rafael Siwek, solistas. Orfeón Donostiarra. Robert Treviño, dirección. 14 y 15 de junio (San Sebastián), 16 (Vitoria), 19 (Pamplona) y 20 (Bilbao).
La grandiosa misa de Réquiem de Verdi, criticada por algunos por tener un carácter casi operístico, es sin embargo una de las obras mayores del compositor y del género.
Orquesta Sinfónica de Bilbao
1
Beethoven: Egmont (obertura); Adams: Absolute fest, para cuarteto de cuerda y orquesta; Beethoven: Sinfonía Nº 7. Cuarteto Quiroga. Erik Nielsen, dirección. 16 y 17 de noviembre.
Dos obras de Beethoven que rebosan energía y carga melódica, en especial esa Séptima que reconocen incluso quienes jamás han ido a un concierto. Y un homenaje a John Adams con una curiosa obra escrita para cuarteto y orquesta, que cuenta con la participación del Quiroga, seguramente la mejor formación española hoy en su género.
2
Liszt/Dopler: Rapsodia húngara Nº 6; Marhulets: Concierto para clarinete klezmer; Bartók: Concierto para orquesta. David Krakauer, clarinete. John Axelrod, dirección. 14 y 15 de diciembre.
El ambiente centroeuropeo se cuela en este programa, con Liszt y su sentido del drama; el Concierto para Orquesta de Bartók, una de sus últimas obras y de las más célebres, y el concierto para clarinete klezmer de Marhulets, estrenado en 2008 y que tiene un aire inequívoco a la tradición judía de países como Polonia.
3
Erkoreka: Fuegos; Lalo: Concierto para violonchelo; Berlioz: Sinfonía Fantástica. Edgar Moreau, violonchelo. Pierre André Valade, dirección. 11 y 12 de enero.
Una obra del bilbaíno Erkoreka rodeado de franceses. Ahí están Berlioz y su gran sinfonía y el hermoso concierto de Lalo. Sobre el escenario, el jovencísimo chelista Edgar Moreau y el director Valade, ambos franceses igualmente.
4
Mocayo: Huapango; Lindberg: Akhbank Bunka, para trompeta y orquesta; Oscher: Concierto Mestizo; Bernstein: Danzas Sinfónicas de ‘West Side Story’. Pacho Flores, trompeta. Alondra de la Parra, dirección. 18 y 19 de enero.
El mayor atractivo de este concierto, más allá de su programa con fuerte aroma latino, es la presencia del trompetista venezolano Pancho Torres, que acaba de publicar un disco en el sello DG, junto a la directora mexicana Alondra de la Parra, gran figura cultural de su país.
5
Ravel: Shéhérezade (ouverture de fériee), Shérézade para soprano y orquesta, ‘Daphnis et Chloé’ (suite Nº 2) y ‘Bolero’. 7 y 8 de junio. Alice Coote, mezzosoprano. Erik Nielsen, director.
Un monográfico de Ravel, con dos obras sobre el mismo personaje (la obertura se recuperó tras la muerte del autor), acompañadas de dos de sus piezas más célebres: ‘Daphnis et Chloé’, que siempre ha sido una de las grandes especialidades de la BOS, y para terminar el subyugante ‘Bolero’, con el que cerrará temporada.
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